Un hijo de su tiempo
Alberto Morais dirige 'Los chicos del puerto', una exacta descripci¨®n de la vida de los ni?os del extrarradio
"Hay un desmantelamiento general de las estructuras p¨²blicas". As¨ª arranca una charla con Alberto Morais (Valladolid, 1976), director de Un lugar en el cine, ganador del festival de Mosc¨² con Los olas, y presente en la edici¨®n que se celebra estos d¨ªas del certamen de cine europeo de Sevilla con Los chicos del puerto. "Quiero reivindicar que lo p¨²blico importa, que debemos que ser los propios cineastas, todo el sector, proteger el ICAA y la diversidad cultural. Estamos obligados, y m¨¢s cuando hemos recibido en alg¨²n caso ayudas, a apostar por lo p¨²blico. Durante a?os han hecho gran trabajo, damos por sentado que est¨¢n ah¨ª, y de repente ya no est¨¢n. Pues eso, no demos nada por sentado, y si no, fij¨¦mosnos en Canal 9".
Morais, bajo su apariencia tranquila, esconde una estupenda coherencia y contundencia verbal. Sabe lo que dice, lo justifica con suficientes datos y ejemplos como para convencer al interlocutor. Por ejemplo, cree en lo p¨²blico, pero no le convencen algunos pol¨ªticos, los que lo son por profesi¨®n, y por eso apostilla: "Es cierto, el ICAA deber¨ªa de ser un organismo p¨²blico independiente, como el CNC franc¨¦s, y no depender de vaivenes del Ministerio de Hacienda, queda vendido a organismos completamente alejados de la naturaleza del cine".
Es una pel¨ªcula muy ligada al barrio en que se desarrolla, ejemplo de esa marginaci¨®n"
Todo viene a colaci¨®n por la tan manida Marca Espa?a. "Yo no s¨¦ lo que es. En cambio, s¨ª s¨¦ que el cine espa?ol no para ir de festival en festival ganando premios", y ah¨ª est¨¢ ¨¦l mismo como ejemplo. Su Los chicos del puerto a¨²n no ha logrado saltar la banca como s¨ª hizo Las olas. Y es, sin embargo, una pel¨ªcula m¨¢s f¨¢cil para el p¨²blico. Sus protagonistas son tres preadolescentes que viven en el barrio valenciano de Nazaret, desolado p¨¢ramo del extrarradio de la ciudad, del que salen para cumplir la promesa hecha al abuelo impedido de uno de ellos. Es una odisea, una aventura al estilo Huckleberry Finn, eso s¨ª, a ritmo infantil, un tiempo m¨¢s parsimonioso que el adulto. "En Toronto, que estuve con Los chicos del puerto, me llam¨® la aceptaci¨®n en un mercado tan grande del cine espa?ol", prosigue el director. "Muchas de estas pel¨ªculas son fruto de su tiempo, como la m¨ªa. Nace como una aproximaci¨®n a la infancia y al abandonado social y familiar. Es una pel¨ªcula muy ligada al barrio en que se desarrolla, ejemplo de esa marginaci¨®n". Los chicos van en busca de aventuras, "aunque no al estilo Stand by me, porque no hay grandes explosiones ni dramas, es un viaje ni hom¨¦rico ni inici¨¢tico". Como dice Morais, no importa el objetivo, "sino la creaci¨®n de esa otra familia".
Morais ha limpiado la historia de adultos, se ha centrado en los ni?os, y ha dado un sentido hist¨®rico al encargo, "que da al espectador otro poso de lo vivido". Y eso, dentro del tiempo infantil, "que transcurre de manera muy distinta a la del resto, como bien recordamos de nuestros veranos infantiles". Porque los ni?os viven, se plantean un futuro sin grandes disquisiciones "m¨¢s all¨¢ de dormir y comer", y eso est¨¢ en el filme: "Me gusta que se vea eso, y que se vea en qu¨¦ a?o est¨¢ rodada, que el espectador sepa cu¨¢ndo y d¨®nde contamos la historia". Por eso sus actores salen de ese barrio (los encontr¨® haciendo pruebas en los colegios, y vieron a 650 ni?os), por eso hay una sencillez acorde a su relato. "He buscado algo parecido a lo que hace Kore-eda o Kiarostami".
Los chicos del puerto, que se estrena hoy, es tambi¨¦n el reconocimiento de Morais de que los ni?os han podido con ¨¦l. "Ellos me han escogido a m¨ª. Tienen una inteligencia flipante. Ensayamos mucho porque ten¨ªamos poco tiempo para rodar. Me dan dado miradas, tristeza, dureza... Ha sido revelador".
Babelia
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