Traves¨ªa del desierto
Segundo largometraje de ficci¨®n de Alberto Morais, Los chicos del puerto establece una clara l¨ªnea de continuidad con la precedente Las olas (2011): el viaje sirve, en ambos relatos, para ajustar cuentas con la memoria hist¨®rica de nuestro pa¨ªs, entendida por el cineasta como una herida mal cicatrizada tras los espejismos de la Transici¨®n. El desenlace de este segundo largometraje parece sugerir la posibilidad de una herencia, de una transferencia de responsabilidades ¨¦ticas entre generaciones, con una generaci¨®n intermedia que funciona como metaf¨®rico obst¨¢culo.
Un adolescente, en compa?¨ªa de dos amigos, recorre una Valencia desamparada, donde las construcciones de Calatrava semejan huesos de ballena, para cumplir con el deseo de su abuelo postrado en la cama: entregar una guerrera (del Ej¨¦rcito republicano) como ofrenda funeraria a un compa?ero muerto.
LOS CHICOS DEL PUERTO
Direcci¨®n: Alberto Morais.
Int¨¦rpretes: Ibrahim Bardisi, Blanca Bautista, Sergio Caballero, Jos¨¦ Luis de Madariaga.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2013.
Duraci¨®n: 78 minutos.
El debut de Morais fue el documental Un lugar en el cine (2008), donde el cineasta indagaba en la herencia del neorrealismo a trav¨¦s de las reflexiones de Theo Angelopoulos, Tonino Guerra, Ninetto Davoli y V¨ªctor Erice, entre otros. Cabe, pues, considerar esa ¨®pera prima como el testimonio de una filiaci¨®n deseada: Morais se inscribe en esa herencia neorrealista, a trav¨¦s de una estrategia narrativa y formal visiblemente sofisticada, pero que, posiblemente, funciona mejor en la teor¨ªa que en la pr¨¢ctica.
Tanto en Los chicos del puerto como en Las olas, el cineasta toma la decisi¨®n de aproximarse al tema rector de los da?os colaterales de la historia colectiva de manera oblicua, conteniendo todo peligro discursivo mediante la apuesta por la subjetividad ¡ªalgo ensimismada¡ª de sus personajes.
En Los chicos del puerto uno tiene la sensaci¨®n de que el tr¨ªo protagonista ha salido m¨¢s bressoniano que levantino, condicionado por una estolidez interpretativa que distorsiona la aparente voluntad de realismo.
Quiz¨¢ en la dramaturgia ba?ada en formol que plantea Alberto Morais se obtengan hallazgos que este cr¨ªtico no acert¨® a detectar.
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