Berl¨ªn abre un museo p¨²blico sobre la vida cotidiana en la RDA
La nueva instituci¨®n tiene un enfoque m¨¢s pol¨ªtico que el DDR, un centro privado que recibe al a?o medio mill¨®n de visitantes
La Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), el pa¨ªs que naci¨® el 7 de octubre de 1949 gracias a una interesada iniciativa de Mosc¨², tuvo desde un punto de vista hist¨®rico, una vida ef¨ªmera. Cuando desapareci¨® del mapa pol¨ªtico mundial el 3 de octubre de 1990, los alemanes se abrazaron, bebieron champ¨¢n y enterraron en el s¨®tano de su historia la existencia del pa¨ªs de la hoz y el martillo.
Pero la RDA se resisti¨® a morir en la memoria colectiva de la naci¨®n. El s¨¢bado pasado, el pa¨ªs que invent¨® el Muro de Berl¨ªn volvi¨® a renacer, pero esta vez convertido en un ambicioso museo, que tiene la dif¨ªcil misi¨®n de recordar c¨®mo era la vida cotidiana en el pa¨ªs, donde deb¨ªa nacer el hombre nuevo, pero que termin¨® convirti¨¦ndose en una despiadada dictadura comunista.
El nuevo museo p¨²blico, que se ha abierto en el centro cultural Kultur Brauerei, tiene tambi¨¦n otro desaf¨ªo. Aunque la entrada es gratuita, deber¨¢ competir con la iniciativa privada. Hace nueve a?os, un visionario emprendedor tuvo la idea de crear el llamado Museo de la RDA (DDR), que ofrece una exposici¨®n menos pol¨ªtica y que se convirti¨® en un im¨¢n tur¨ªstico de Berl¨ªn. M¨¢s de medio mill¨®n de personas al a?o visitan este museo, que est¨¢ ubicado a un costado de la famosa isla de los Museos
¡°Queremos mostrar c¨®mo era la vida diaria de 17 millones de personas en una dictadura. Hab¨ªa cosas bonitas y amables, pero la realidad muestra una cara diferente. Todo estaba regulado por el r¨¦gimen¡±, dijo Mike Lukash, el director del nuevo museo. ¡°23 a?os despu¨¦s de desaparecer como pa¨ªs, mucha gente sigue diciendo que no todo era tan malo¡±, a?adi¨®.
Gracias a una iniciativa de la federaci¨®n, la fundaci¨®n Haus der Geschichte (Casa de la Historia) que tiene su sede en Bonn, recibi¨® la dif¨ªcil misi¨®n de ofrecer una visi¨®n interesada de lo que fue la vida cotidiana en el pa¨ªs inventado por Mosc¨² en los albores de la guerra fr¨ªa. El trabajo demor¨® seis a?os y el resultado se puede apreciar ahora en un edificio centenario y que fue construido a mediados del siglo XIX para albergar una f¨¢brica de cerveza.
La muestra es ambiciosa y est¨¢ confrontada a un desaf¨ªo no exento de cr¨ªticas. ?Se puede mostrar en una superficie de 600 metros cuadrados la vida cotidiana de 17 millones de personas sin caer en la tentaci¨®n de convertir la exposici¨®n es un tard¨ªo ajuste de cuentas con el viejo enemigo socialista?.
¡°Aprender de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, significa aprender a vencer¡±, reza una frase que acompa?a una galer¨ªa de bustos que muestran a los pr¨®ceres del socialismo. Marx, Lenin, Stalin y Honecker entre otros y que dan la bienvenida al visitante, que tiene la posibilidad de revivir el pasado observando cosas tan triviales como la r¨¦plica de una cocina, una sala de estar, un Trabi con una tienda de campa?a y vitrinas que tratan de ilustrar la falta de bienes de consumo y el r¨ªgido control de la prensa que imper¨® en los 41 a?os de vida de la RDA.
Para ilustrar la censura de prensa, los organizadores construyeron un quiosco donde se exhiben peri¨®dicos fechados un 1 de mayo y en cuyas portadas sobresale un solo nombre, el de Erich Honecker.
La muestra est¨¢ dividida en cuatro temas: ¡°dominaci¨®n y vida cotidiana¡±, ¡°el colectivo y el individuo¡±, ¡°consumo y carencias¡± y ¡°repliegue y resurgimiento¡± y en todos ellos predomina una idea recurrente: la vida cotidiana en la RDA estuvo marcada por la dominaci¨®n del Partido Socialista Unificado alem¨¢n (SED) que dio vida, despu¨¦s del fin de la segunda guerra mundial, a una dictadura copiada del modelo sovi¨¦tico.
¡°¡±Es cierto. En la RDA no hab¨ªa mucha libertad, tampoco pod¨ªamos comprar pl¨¢tanos, ni vaqueros importados, pero todo el mundo ten¨ªa trabajo¡±, admiti¨® Helga Huber, una mujer de 70 a?os despu¨¦s de contemplar la muestra. ¡°Ahora hay libertad para viajar a Mallorca, pero no todo el mundo tiene el dinero para pagar el viaje¡±.
La muestra no se explaya en mostrar la ¡°vida cotidiana¡± de la nomenclatura, tampoco hay im¨¢genes de Wandlitz donde los jerarcas del r¨¦gimen viv¨ªan aislados del socialismo real, ni tampoco ofrece nuevos detalles sobre el trabajo de la temida STASI. ¡°No hay im¨¢genes de Wandlitz porque hemos preferido mostrar la influencia de los altos funcionarios en la vida cotidiana, como en los `planes econ¨®micos y en el abastecimiento. Tampoco dedicamos una secci¨®n especial a la STASI, porque estaba presente en cada minuto de la vida cotidiana¡±, dijo Mike Lukash, durante una conversaci¨®n con El Pa¨ªs.
Por ejemplo, la muestra pone ¨¦nfasis en mostrar la vida enmarcada en la sociedad colectiva, donde la educaci¨®n, el trabajo y la diversi¨®n estaban condicionadas por las organizaciones de masa. La exposici¨®n tambi¨¦n revela que la promesa del partido ¨²nico de ofrecer una vida mejor nunca prosper¨® y que la famosa econom¨ªa planificada nunca fue capaz de solucionar la falta de viviendas, ni asegurar el abastecimiento de alimentos, como frutas o legumbres.
¡°La nueva exposici¨®n est¨¢ dirigida a todos los que est¨¢n interesados en conocer nuestra historia reciente. Queremos ofrecer informaci¨®n pero tambi¨¦n promover la discusi¨®n¡±, dijo Hans-Walter H¨¹tter, director de la fundaci¨®n Haus der Geschichte, el d¨ªa de la inauguraci¨®n del nuevo museo.
Babelia
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