¡®L¡¯elisir d'amore¡¯, la playa y la droga
La ¨®pera c¨®mica de Donizetti cierra 2013 en el Teatro Real con un montaje que trata de revelar nuevos matices de los personajes
Una playa del Mediterr¨¢neo, con un chiringuito de rabiosos colores regentado por una mujer que todos conocen y que adem¨¢s se dejar ver llamada Adina. Un trabajador de humilde perfil que intenta conseguir unos ahorros y que no pierde de vista a su adorada Adina, por la que es rechazado. Su nombre es Nemorino. El charlat¨¢n Dulcamara que aterriza entre los veraneantes con una escena de anuncio publicitario y que les trata de colocar brebajes pero que, en un aspecto mucho m¨¢s sombr¨ªo de su personalidad, se dedica al tr¨¢fico de drogas. Un grupo de marineros que buscan diversi¨®n y mujeres y cuya cabeza visible es un tal Belcore, apuesto y desenvuelto, el prototipo del chulo playero. La ¨®pera c¨®mica L¡¯elisir d¡¯amore de Gaetano Donizetti (1797-1848) se traslada de la campi?a vasca a un escenario de verano y sus personajes principales se visten de nuevos matices y rostros en su puesta en escena en el Teatro Real, desde el 2 de diciembre hasta el 20 de ese mismo mes. Es la tercera vez que esta ¨®pera compuesta en el plazo de dos semanas por el autor de Lucia di Lammermoor o de Anna Bolena llega al coliseo madrile?o desde su reapertura en 1997. Ahora cierra 2013 junto con el cuento musical El sastrecillo valiente.
Pero que la acci¨®n de L¡¯elisir d¡¯amore se mude a este contexto veraniego no es precisamente una novedad. La music¨®loga Eva Sandoval D¨ªez pone ejemplos de c¨®mo se ha ambientado en las m¨¢s variopintas escenas: la Italia rural de los a?os veinte, un entorno urbano cinematogr¨¢fico que evoca las pel¨ªculas de Fellini o un contexto campestre dominado por una mujer desnuda de ocho metros de altura. La ¨®pera de Donizetti se reinventa y se repite y su ¨¦xito no parece haber llegado al tope. Esta atemporalidad tiene la siguiente clave, afirma Sandoval D¨ªez, quien destaca asimismo la representaci¨®n de los t¨®picos universales de hombres y mujeres: ¡°El verdadero elixir que pone las cosas en su sitio son los celos, la cara m¨¢s ego¨ªsta de la pasi¨®n amorosa. Un tema tan universal como este y la cualidad giocosa del libreto hacen que el motivo del filtro del amor pueda separarse f¨¢cilmente de la localizaci¨®n espacio-temporal original. No hay nada que ligue este argumento a una zona o ¨¦poca determinadas¡±.
As¨ª lo reconoce el director de escena Damiano Michieletto, quien con esta ¨®pera debuta en el Real. ¡°La idea de ambientarla en la playa no fue por buscar algo totalmente original, sino poner la escenograf¨ªa al servicio de los personajes. Se trata de potenciar su humanidad y sus caracter¨ªsticas¡±, explica. Adina es una terrateniente en el libreto original; Nemorino, el ingenuo joven del pueblo; Dulcamara se hace pasar por doctor y el elixir que le vende a Nemorino como poci¨®n m¨¢gica que le har¨¢ ganar el amor de Adina es en realidad vino de Burdeos, sin bien nada tiene que ver con las sustancias estupefacientes; Belcore es un sargento. Michieletto ha querido convertir al embaucador Dulcamara ¡°en un personaje m¨¢s complicado¡±, mientras asegura que es dif¨ªcil decidir cu¨¢l es el esp¨ªritu de una obra o de un personaje. ¡°Vemos que es c¨ªnico. Si fuese una tragedia, ser¨ªa violento, sin escr¨²pulos, con aspectos hasta autodestructivos¡±, se?ala.
Michieletto ha querido lograr en este L¡¯elisir d¡¯amore que est¨¢ coproducido entre el Teatro Real y el Palau de les Arts de Valencia donde se estren¨® en marzo de 2011, para despu¨¦s visitar Graz y Palermo, ¡°una comicidad que no fuera previsible o caricaturesca¡±. Adem¨¢s de los cambios en los personajes, hay otro elemento que gana protagonismo: un elixir ¡°que va m¨¢s all¨¢ de la sugesti¨®n¡±. ¡°Nemorino lo bebe, se siente un poco borracho¡ Esa es la base de las drogas: cambiar la situaci¨®n psicof¨ªsica para tratar de buscar una percepci¨®n distinta de la que tenemos a diario¡±.
Marc Piollet est¨¢ al frente de la direcci¨®n musical. En el coliseo de la capital ha dirigido Don Quichotte y C(h)?urs. Vicente Alberola compartir¨¢ la batuta con el director franc¨¦s los d¨ªas 7 y 8 de diciembre, y hay tres repartos distintos para los papeles protagonistas: los espa?oles Celso Albelo e Ismael Jordi, junto al italiano Antonio Poli (Nemorino) y las sopranos Nino Machaidze, Camilla Tilling y Eleonora Buratto (Adina). Piollet recoge el peso de la responsabilidad de una de las ¨®peras m¨¢s queridas para el p¨²blico del Teatro Real desde el siglo XIX. L¡¯elisir d¡¯amore se estren¨® por primera vez en 1851, un a?o despu¨¦s de que fuera inaugurado por la reina Isabel II. Desde entonces la ¨®pera se ha representado en 67 ocasiones. Stephen Lawless y un Mario Gas que opt¨® por situar una historia que habla de las inhibiciones que nos ponen trabas por el camino en la ¨¦poca de Mussolini fueron los responsables de los otros dos montajes de la segunda etapa del coliseo.
¡°L¡¯elisir d¡¯amore tiene la mezcla justa entre los elementos serios y bufos. Deseaba encontrar la expresi¨®n adecuada de esta yuxtaposici¨®n¡±, relata Piollet de su direcci¨®n musical. ¡°Era muy importante que se sintiera la ligereza, la vivacidad y el color de la partitura. La sonoridad de la orquesta del tiempo de Donizetti es muy distinta a la de ahora¡±. Al compositor lombardo lleg¨® un encargo urgente de una nueva ¨®pera para la temporada de primavera de 1832 por parte del empresario del Teatro della Cannobiana de Mil¨¢n, y aquel exigi¨® la colaboraci¨®n del libretista m¨¢s cotizado del momento, Felice Romani (1788-1865). El resultado ha sido esta ¨®pera llena de posibilidades y de encarnaciones.
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