Las mafias del f¨²tbol

A una actividad global, multitudinaria y con tantos intereses comerciales, econ¨®micos, sociales, culturales y hasta pol¨ªticos como es hoy en d¨ªa el f¨²tbol es f¨¢cil buscarle las cosquillas, los esquinazos, el lado oculto, amargo y pesadillesco que a veces, muchas veces, conlleva. Diamantes negros, tercer largometraje de Miguel Alcantud, se ha fijado en uno de ellos, y el resultado es una digna pel¨ªcula de cine social sobre un tema hasta ahora no abordado: el mercado negro alrededor de los ilusionados adolescentes africanos, a los que supuestos representantes que no son sino mafias traen hasta Europa con una promesa de triunfo que la mayor¨ªa de las veces degenera en una especie de trata de blancas con el bal¨®n, la falsedad y la pasta como hilos conductores.

Una d¨¦cada despu¨¦s de debutar con la radicalmente opuesta en estilo Impulsos, uno de aquellos infinitos thrillers nacidos en la ¨®rbita de Seven, Alcantud desarrolla el proceso siguiendo con pulcritud cada uno de los pasos seguidos por dos amigos desde su reclutamiento en Bamako, en Mal¨ª, y su posterior llegada a Espa?a para hacer presuntas pruebas por equipos de cierto nivel.

La puesta en escena de los partidos y entrenamientos, algo de lo que suele adolecer el cine futbol¨ªstico, est¨¢ muy por encima de la media en cuanto a credibilidad (tan f¨¢cil, pero tan poco habitual, como colocar a gente que sabe tocar un bal¨®n como protagonistas y como secundarios), y hasta casi la llegada del desenlace, cada estaci¨®n de triunfo o penitencia est¨¢ narrada con tanta sencillez como sutileza, quiz¨¢ sin brillo pero desde luego sin errores de bulto.

Eso s¨ª, en los ¨²ltimos minutos, una forzad¨ªsima elipsis que solo se quita de en medio un problema con el destino elegido para uno de los chicos, y una extra?¨ªsima referencia al Real Madrid en el devenir del segundo de los protagonistas dejan la sensaci¨®n de que, pese al notable esfuerzo, el ¨²ltimo remate, el del triunfo holgado, lo ha acabado escupiendo el poste.