¡°Bono invierte sus energ¨ªas en sostener la ideolog¨ªa de los poderosos¡±

Harry Browne (Italia, 1963) nunca ha ido a un concierto de la banda irlandesa U2 pero ha seguido de cerca la participaci¨®n filantr¨®pica de su vocalista Paul David Hewson, conocido como Bono. De hecho, Browne est¨¢ convencido de que las acciones humanitarias de Bono est¨¢n muy lejos de cumplir con sus objetivos de acabar con la pobreza y la desigualdad en el mundo, y que el ¨ªdolo de masas est¨¢ m¨¢s cerca del diablo que de dios. Lo ha plasmado en Bono: en el nombre del poder (Sexto Piso) y lo sostiene en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en donde promociona su libro como un texto lleno de datos ¡°justos y cr¨ªticos¡±.

La casa editorial de Browne le encarg¨® la redacci¨®n del libro, pero ¨¦l ten¨ªa claro desde mucho tiempo antes lo que quer¨ªa demostrar y que a¨²n no se hab¨ªa dicho sobre Bono: ¡°?l es parte de una ideolog¨ªa que dice que si quieres ayudar a los pobres, hay que dejar que los ricos se hagan cargo. Que los poderosos como Bill Gates, Tony Blair, George Bush, Bill Clinton lo har¨¢n porque son inteligentes y les importa¡±, comenta en entrevista con EL PA?S. El periodista reconoce que su decisi¨®n de exponer a Bono fue principalmente pol¨ªtica y con la intenci¨®n de mostrarle a la gente que admira a Bono que detr¨¢s de su imagen de moralidad e integridad hay una persona alineada con los intereses de tendencia neoliberal.

Browne descarta que exista una agenda oculta en la publicaci¨®n de su libro o que la mano de Bruce Springsteen tenga algo que ver. ¡°No soy su representante¡±, aclara ante las cr¨ªticas que ha desatado su libro sobre Bono y su amistad con el cr¨ªtico musical Dave Marsh, cercano a Springsteen, y que ha atacado sin reparo alguno al l¨ªder de U2. De hecho, Browne no se declara en contra de que las celebridades utilicen su popularidad y capital de influencia para intervenir en causas humanitarias, sino de que sus acciones dependan de los grandes capitales que se empe?an en perpetuar la pobreza.

¡°Siempre pens¨¦ que hay algo que no est¨¢ bien con Bono y quer¨ªa dar algunos hechos para conectar esa idea con preguntas pol¨ªticas. Tal vez el problema no son su gafas, ni que es tonto, el problema es estos intereses que representa p¨²blicamente¡±, argumenta Browne. Porque la ayuda humanitaria que consigue de los poderosos llega a varios rincones de ?frica, por ejemplo, e impacta en la vida de quienes lo necesitan, pero no resuelve el problema de ra¨ªz, razona.

En Bono: en el nombre del poder, el autor indaga la situaci¨®n fiscal de Bono y cuestiona su decisi¨®n de trasladar sus negocios a Holanda cuando Irlanda elimin¨® la exenci¨®n de impuestos a los artistas. Browne est¨¢ convencido de que lo que los pa¨ªses pobres (y otros no tanto) necesitan es que los grandes capitales cumplan con sus obligaciones fiscales en lugar de enviar a una celebridad con la mochila cargada de ayuda patrocinada por ellos, as¨ª, el Gobierno podr¨ªa hacerse cargo de resolver directamente los problemas de desigualdad. ¡°Uno de los problemas con la filantrop¨ªa es que act¨²a como un sustituto del Estado, no solo en una forma ideol¨®gica sino en la realidad. Muchas de las fundaciones filantr¨®picas est¨¢n para que esta gente rica ponga su dinero en alg¨²n sitio donde no les van a cobrar impuestos¡±, sentencia.

Browne no esconde su preferencia por las ideas de izquierda y califica las acciones de Bono como ¡°centristas y neoliberales¡±. Le parece agradable la m¨²sica de U2 y alguna vez escuch¨® un concierto de la banda irlandesa afuera de un estadio. El autor imagina que Bono cree que est¨¢ haciendo un bien a todos esos pueblos a los que ayuda con grandes conciertos caritativos o de las donaciones de medicamentos que ha recibido a trav¨¦s de pol¨ªticos como George Bush, y que tal vez ignore que los caminos de la filantrop¨ªa a veces son utilizados por grandes compa?¨ªas para evadir obligaciones, pero que no puede esconder que los resultados de su ayuda han sido muy pocos.