La par¨¢bola de Pressler
La autora se conforma con un bienintencionado mensaje de tolerancia en 'Nat¨¢n y sus hijos'
A principios de los a?os ochenta la traducci¨®n de una serie de novelas alemanas transform¨® la concepci¨®n que hasta entonces se ten¨ªa en Espa?a de la literatura juvenil. Los j¨®venes que las protagonizaban no eran figuras idealizadas ni actuaban como figurantes al servicio de una historia. Por el contrario, resultaban pr¨®ximos al lector, a pesar incluso de que en ocasiones se trataba de seres marginales que viv¨ªan situaciones l¨ªmite. El complejo tratamiento psicol¨®gico que de ellos se hac¨ªa favorec¨ªa m¨¢s que la identificaci¨®n, la empat¨ªa. Por su parte, los conflictos narrados no eran de f¨¢cil resoluci¨®n y en vez de buscar transmitir una moraleja m¨¢s o menos expl¨ªcita, exig¨ªan un posicionamiento (o cuestionamiento) ¨¦tico. El lenguaje empleado carec¨ªa de florituras y amaneramientos, era directo, preciso y ¨¢gil. Los di¨¢logos eran certeros y las descripciones agudas. A pesar de abordar tem¨¢ticas realistas, ten¨ªan presencia el humor, la ternura e incluso la fantas¨ªa.
Detr¨¢s de esta tendencia hallamos los nombres de Gudrun Pausewang, Peter H?rtling, la austriaca Christine N?stlinger y Mirjam Pressler. Aunque no se puede hablar de una generaci¨®n literaria, sus infancias estuvieron marcadas por el nazismo y la Segunda Guerra Mundial, y su juventud por la posguerra en una vencida Alemania cuyo pasado reciente le cuesta asimilar. Antiautoritarios, comprometidos y militantes, no incurrieron en los desvar¨ªos de producir una literatura al servicio de la causa. Aun as¨ª, podemos valorar su dedicaci¨®n a la escritura de libros para ni?os y j¨®venes como una actitud pol¨ªtica.
El a?o de 1980 es un a?o especialmente conflictivo en el hasta entonces apacible remanso de la literatura infantil en Espa?a. El libro rojo del cole, de S?ren Hansen y Jesper Jensen, fue retirado por el Ministerio de Educaci¨®n de los colegios p¨²blicos mientras que el editor de L¨®guez, Lorenzo Rodr¨ªguez, fue demandado por la Fiscal¨ªa tras la publicaci¨®n del libro de educaci¨®n sexual ?A ver!, de Hill McBride. Ese mismo a?o Chocolate amargo, de Mirjam Pressler, es publicado en nuestro pa¨ªs y comienza a cautivar tanto a los j¨®venes como a aquellos maestros simpatizantes de los movimientos de renovaci¨®n pedag¨®gica.
Despu¨¦s de m¨¢s de tres d¨¦cadas, tanto El libro rojo del cole como ?A ver! siguen siendo obras pol¨¦micas capaces de atraer a sus destinatarios y escandalizar a los adultos. No sucede lo mismo con Chocolate amargo. Este retrato psicol¨®gico de una adolescente con trastornos alimentarios sigue estando muy bien escrito, pero, a diferencia de los otros dos, ha sido asimilado por el mercado de la prescripci¨®n escolar y convertido en objeto de transmisi¨®n de valores y de actividades de comprobaciones de lectura.
Nat¨¢n y sus hijos es, desde el punto de vista de su autora, una variaci¨®n de la obra teatral Nat¨¢n el sabio del fil¨®sofo ilustrado Gotthold Ephraim Lessing. Mirjam Pressler emplea una estructura coral que le permite prescindir de un narrador omnisciente y darle la palabra a cada uno de los personajes. Avanzamos por la novela participando de los distintos puntos de vista, reconstruyendo los acontecimientos como si se tratara de un puzle, al tiempo que revelamos los conflictos y tensiones. En este sentido, Pressler consigue asimilar el trasfondo filos¨®fico de Lessing y volcarlo en la estructura misma del relato. En otras palabras, asimila ¡°qu¨¦ se cuenta¡± en Lessing y lo transforma en un ¡°c¨®mo se cuenta¡±.
Otro aporte de Pressler es la incorporaci¨®n de nuevos personajes juveniles y el hacer que un personaje secundario en Lessing, como Recha, la hija de Nat¨¢n, adquiera un rol protagonista. La escritora alemana profundiza en sus dramas y vida ps¨ªquica, ahonda en las subtramas (desarrolla historias de amor, de traici¨®n, de intriga...) y a?ade referencias hist¨®ricas y culturales. Es en este ¨²ltimo punto donde hallamos algunos problemas: la necesidad de contextualizar al lector e introducir datos y explicaciones hacen que en m¨¢s de una ocasi¨®n la voz de los personajes-narradores pierda naturalidad e incluso verosimilitud.
Al igual que sucede con la pieza teatral de Lessing, el cl¨ªmax de Nat¨¢n y sus hijos acontece cuando el sult¨¢n Saladino pone a prueba a Nat¨¢n y le pregunta entre las tres religiones reveladas, cu¨¢l es la verdadera. El sabio jud¨ªo se vale de la llamada par¨¢bola de los tres anillos para darle respuesta. Mirjam Pressler demuestra sus grandes habilidades narrativas en esta escena y capta la atenci¨®n del lector, conozca este o no el contenido de la par¨¢bola. No obstante, al terminar la novela me asalta la sensaci¨®n de que fue escrita con la intenci¨®n de trasmitirle esa par¨¢bola al lector juvenil. Ello, en s¨ª, no tiene nada de malo. Como hemos visto, el libro tiene grandes m¨¦ritos literarios y sus personajes son s¨®lidos y vivos. Ahora bien, personalmente me resulta decepcionante pensar que la autora que otrora planteaba conflictos ¨¦ticos y rechazaba las moralejas, hoy se contenta con transmitir un bienintencionado mensaje de tolerancia, por mucho que lo comparta.
Nat¨¢n y sus hijos. Jerusal¨¦n 1192. Mirjam Pressler.Traducci¨®n de Alfonso Castell¨®.Siruela. Madrid, 2013.214 p¨¢ginas. 19,18 euros (electr¨®nico)
Babelia
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