Junior Murvin, cantante de ¡®reggae¡¯ idolatrado por los m¨²sicos del punk
Su ¨¦xito 'Police and thieves' se convirti¨® en un himno en los revueltos a?os setenta, cuando un emerg¨ªa un nuevo movimiento
En el verano de 1976 lo que empez¨® como una celebraci¨®n de la cultura caribe?a en Londres acab¨® convertido en una batalla campal entre j¨®venes de origen jamaicano, polic¨ªas y punks de primera generaci¨®n. El detonante fue un presunto carterista contenido con brutalidad. Y su banda sonora, por unanimidad, fue la canci¨®n reggae Police and thieves de Junior Murvin, fallecido el lunes en Port Antonio (Jamaica) por complicaciones derivadas de la diabetes que padec¨ªa. Tal fue el impacto de la canci¨®n que le hizo famoso, inspirada inicialmente en las escenas que presenci¨® en su Jamaica natal, que acab¨® prohibida en las emisoras brit¨¢nicas ¨Cincitaba a la violencia, dec¨ªan¨C y hasta los Clash grabar¨ªan su versi¨®n del tema en su disco de debut el a?o siguiente: gracias a Murvin el reggae traspasaba barreras y se acercaba a p¨²blicos distantes, como los que abrazaron el punk.
Junior Murvin (nacido Murvin Junior Smith en1946) pas¨® gran parte de su infancia en Port Antonio, ciudad tur¨ªstica del este de Jamaica. De or¨ªgenes humildes, en la d¨¦cada de los sesenta comenz¨® a ganarse la vida como animador de salas de fiesta en la a¨²n m¨¢s tur¨ªstica Montego Bay. Su voz, ya desde entonces, se asemejaba a la de algunos de sus venerados cantantes de soul estadounidenses: Ben E. King, Sam Cooke y, sobre todo, a la de Curtis Mayfield. A este ¨²ltimo le un¨ªa adem¨¢s de su poderoso falsete una importante conciencia social y pol¨ªtica.
Primero bajo el sobrenombre de Junior Soul, despu¨¦s ya con su nombre, durante sus primeros a?os no pas¨® de ser un artista de ¨¦xitos menores y muy locales, sin conseguir adherirse a la n¨®mina de artistas del notable sello Studio One ¨Cfactor¨ªa de ¨¦xitos jamaicanos, una especie de Motown del g¨¦nero¨C, ni, claro, alcanzar niveles de fama universal como Bob Marley. Todo cambi¨® con la llegada de Lee Scratch Perry, productor y visionario capaz de reinventar un g¨¦nero con su ingenio casi como ¨²nica herramienta. Con ¨¦l grab¨® el sencillo Police and thieves en 1976 y el disco del mismo nombre en los estudios Black Ark, propiedad de Perry, donde ¨¦ste daba cuenta de sus procedimientos poco ortodoxos: llevando al l¨ªmite la filosof¨ªa animista, cre¨ªa en esp¨ªritus que pose¨ªan las m¨¢quinas del estudio, los instrumentos y a los cantantes. Murvin no volvi¨® a grabar m¨¢s con ¨¦l, una de las leyendas indiscutibles del g¨¦nero, que, pose¨ªdo, acab¨® prendiendo fuego a su estudio, templo del reggae, en un arrebato de locura en los ochenta.
Police and thieves, la canci¨®n, fue un ¨¦xito en Jamaica y tras los altercados raciales de Notting Hill de 1976, tambi¨¦n lo fue en Inglaterra. Al a?o siguiente, el de la explosi¨®n punk, un avispado hombre de negocios, Chris Blackwell, capt¨® el mensaje y licenci¨® el disco en su sello Island. El capo de la discogr¨¢fica sab¨ªa ver el fil¨®n comercial que ten¨ªan acontecimientos como ¨¦ste y conseguir que el g¨¦nero ¨Cy el negocio¨C llegara a todas partes.
Tras Police and thieves, Junior Murvin apenas tuvo m¨¢s ocasiones de repetir el ¨¦xito. Aunque se trate de un disco reverenciado por los devotos del g¨¦nero, no pudo darle continuaci¨®n. Tras la destrucci¨®n del estudio de Lee Scratch Perry, lo intent¨® con Bad man posse en 1982, con Mikey Dread como sustituto en los controles. Tampoco lo consigui¨® con el resto de discos en los ochenta y noventa, con sus giras por todo el mundo al frente de los Jah Postles en los noventa, ni con las revisiones en formato casi ac¨²stico que hac¨ªa de sus cl¨¢sicos en los ¨²ltimos tiempos. El impacto nunca fue el mismo que el que tuvo en el a?o en el que una revuelta en Londres lo convirti¨® en leyenda.
Babelia
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