Cuando el autor es el ilustrador
Bosques de cemento, lobos vestidos de cuero y Caperucitas vagando por las ciudades El ilustrador italiano Roberto Innocenti defiende en su obra el compromiso con la realidad
Podemos saludar la obra del ilustrador italiano Roberto Innocenti como el comienzo de un nuevo tipo de ¨¢lbum en el que el autor es el ilustrador.
Un concepto habitual es considerar los ¨¢lbumes ilustrados como libros para mirar, d¨¢ndole a las im¨¢genes un valor principalmente de acompa?amiento a un texto que es portador de la narraci¨®n.
Pero Innocenti, que ha logrado ser un gran dibujante, minucioso, con la perfecci¨®n y el gusto por el detalle de un miniaturista, quiere comunicar a trav¨¦s de la ilustraci¨®n una visi¨®n de la vida, un compromiso con la realidad, quiere contar historias y esta particularidad es la que le da a su obra una nueva dimensi¨®n.
Es una suerte conocer a un autor que despierta admiraci¨®n e indagar sobre sus secretos de taller. El encuentro fue posible a finales de la primavera pasada aprovechando una presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro La ni?a vestida de rojo. Innocenti es un hombre afable, risue?o, al que deseo sorprender y mostrar mi admiraci¨®n llevando la primera edici¨®n de su primer ¨¢lbum ilustrado, una imaginativa recreaci¨®n de la Cenicienta de Perrault. Un encargo que asumi¨® como un reto y que le llev¨® casi dos a?os de trabajo.
Era casi un ni?o y la memoria de la guerra estaba muy viva. A su alrededor o¨ªa hablar del fascismo y el holocausto
Asegura que fue el ilustrador ?tienne Delessert, que ya conoc¨ªa alg¨²n dibujo suyo, quien le habl¨® de un proyecto ambicioso que se estaba iniciando en Estados Unidos, una gran colecci¨®n de cuentos cl¨¢sicos ilustrados con una visi¨®n m¨¢s creativa y transgresora de los personajes. Los ilustradores seleccionados por Delessert eran de primer¨ªsima fila y de un nivel tan alto que sinti¨® que ten¨ªa que esforzarse al m¨¢ximo y estar a la altura. Pens¨® en hacer una Cenicienta totalmente distinta y situ¨® los personajes en el Londres de los a?os veinte. Hizo un gran acopio de material para documentarse y crear una atm¨®sfera de ¨¦poca mediante los trajes, los objetos o el mobiliario. Esto ser¨ªa ya una de sus se?as de identidad: el cambio espacial y temporal en las historias y una cuidada ambientaci¨®n como un personaje m¨¢s. El resultado fue un libro deslumbrante, publicado en 1983 por Creative Education y en el que se permiti¨® alguna que otra libertad extra como la presencia de la reina Victoria de Inglaterra entre los invitados a la boda.
Innocenti se siente con un gran margen de libertad al enfrentarse a un cuento tradicional porque estos aportan pocos datos concretos y, respetando la trama, pueden ser contados de mil maneras.
El ¨¦xito alcanzado con Cenicienta y su vinculaci¨®n a partir de ese momento con una editorial internacional tan poderosa como Creative Education cambiar¨ªa sus perspectivas laborales. ¡°Vi que era posible vivir de la ilustraci¨®n y dedicar a cada libro el tiempo que necesitara¡±.
Innocenti no se recuerda a s¨ª mismo de ni?o leyendo, pues en su casa, asegura, no hab¨ªa libros. S¨ª se recuerda, en cambio, dibujando. Abandon¨® la escuela a los 13 a?os y entr¨® a trabajar en una f¨¢brica de muebles. Su formaci¨®n, poco acad¨¦mica, se desarroll¨® en trabajos diversos que fue ampliando en estudios de animaci¨®n y dise?o, en la ilustraci¨®n de carteles o revistas.
Fueron duros los a?os de su ni?ez. Naci¨® en 1940 en un peque?o pueblo, Bagno a Ripoli, cercano a Florencia. Era casi un ni?o y la memoria de la guerra estaba muy viva. A su alrededor o¨ªa hablar del fascismo, del nazismo y del holocausto. Cuando a?os despu¨¦s se plante¨® hacer un libro para ni?os, pens¨® en Rosa Blanca, una historia situada en aquellos tiempos, pero ning¨²n editor italiano se atrevi¨® a publicarlo. ?l pensaba en un libro para las escuelas p¨²blicas, quer¨ªa que los ni?os conocieran la historia reciente. El libro se publicar¨ªa finalmente en otros pa¨ªses. Fue un verdadero acontecimiento editorial y obtuvo importantes premios: Manzana de Oro de la Bienal de Bratislava, 1985; Menci¨®n Especial del Jurado del Premio Gr¨¢fico de la Feria de Bolonia, 1986, entre otros muchos.
Rosa Blanca es la historia de la generosidad de una ni?a alemana y del horror del descubrimiento de los campos de concentraci¨®n nazis. Es una historia dram¨¢tica, pero la acogida que tuvo el libro en tantos pa¨ªses demostr¨® que Innocenti est¨¢ en lo cierto cuando defiende que los ni?os tienen la mente m¨¢s libre que un adulto.
Lo primero que me viene es la idea, despu¨¦s llegan las im¨¢genes que van siguiendo una historia interna¡±
El sentido de la historia cruza toda su obra y un buen ejemplo es el ¨¢lbum La casa. A Innocenti le gusta hacer libros muy diferentes, cambiar de estilo con libertad, porque no quiere repetir f¨®rmulas. La casa, un libro prodigioso, es una muestra de su versatilidad. Paginas dobles, sin m¨¢rgenes, el campo rural italiano y una narrativa gr¨¢fica del devenir hist¨®rico de la Italia del siglo?XX. No trata de la gran historia, aunque aparecen los acontecimientos fundamentales de ese tiempo, sino que le interesa m¨¢s describir la transformaci¨®n de un paisaje y la evoluci¨®n de una sociedad. Con un protagonismo coral, la presencia de ni?os de diferentes edades, ya sea jugando en solitario o en grupo, es habitual. Solo en los cuadros de Peter Brueghel puede encontrarse esta celebraci¨®n gozosa de la infancia.
?C¨®mo inicia un libro? ¡°Lo primero que me viene es la idea, despu¨¦s llegan las im¨¢genes que van siguiendo una historia interna, y en cuanto tengo terminadas todas las ilustraciones, paso el trabajo a un escritor que pone las palabras¡±. Siempre es as¨ª, tambi¨¦n en su versi¨®n de Caperucita, donde Aaron Frisch ha elaborado unos breves textos que siguen los pasos de la ni?a por la ciudad.
La ni?a de rojo es la Caperucita de Perrault, pero es tambi¨¦n la Caperucita de Innocenti en tiempo moderno. Ya no existe el bosque medieval, espeso y amenazante, sino ¡°un bosque de cemento y ladrillo¡± no menos peligroso: este espacio metaf¨®rico es hoy la gran ciudad globalizada. Innocenti se deja seducir sobre ese mito de Caperucita, que ha tenido tantas interpretaciones desde el psicoan¨¢lisis, el feminismo o la literatura, como aquella Caperucita en Manhattan de Carmen Mart¨ªn Gaite, que tambi¨¦n trajo el personaje a nuestros d¨ªas y lo situ¨® en una ciudad que utilizaba como tel¨®n de fondo de las aventuras de una ni?a valiente que est¨¢ aprendiendo a vivir.
Innocenti tiene una gran habilidad para captar el esp¨ªritu de nuestro tiempo: una ciudad cosmopolita como s¨ªmbolo de la sociedad de consumo. Ha creado unas im¨¢genes de gran poder¨ªo para reflejar el bullicio de las calles, las compras apresuradas, carteles de todo tipo que cubren las fachadas, en uno vemos el rostro de Berlusconi, pero este no es el ¨²nico gui?o de humor. La otra cara de la moneda es el contraste brutal entre el centro de la ciudad y el abandono de los barrios perif¨¦ricos, sucios, solitarios y peligrosos.
Termina el libro jugando con la ambig¨¹edad de un doble final, que me parece un ir¨®nico homenaje a los hermanos Grimm que dieron a su Caperucita un final feliz. Es un ¡°Happy End¡± espectacular con la polic¨ªa y el ej¨¦rcito deteniendo a un lobo vestido de cuero negro y un enjambre de periodistas y fot¨®grafos que filman el encuentro de Caperucita con su madre y su abuela vestida como un personaje de ¨¦poca.
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