Bienvenidos a la era de la Juventud Juch¨¦
La banda afincada en Madrid desprende rabia y angustia en los 12 fogonazos punk que componen su debut: 'Quemadero'
Dos publicistas en paro y un inform¨¢tico con ruidosas inquietudes se encuentran en Madrid para hacer m¨²sica juntos, y antes de estrenarse sobre un escenario ya tienen un EP en la calle. Es 2012 y Juventud Juch¨¦ no necesita m¨¢s que seis minutos para facturar otros tantos temas en su primer lanzamiento hom¨®nimo. "En ese momento solo ten¨ªamos siete u ocho canciones y grabamos seis casi como de prueba gracias a que Luis ¡ª[Fern¨¢ndez], bajista del grupo¡ª colaboraba con el sello Sonido Muchacho", recuerda ahora Arturo Hern¨¢ndez, bater¨ªa de la formaci¨®n, a escasos d¨ªas de que Quemadero (Gramaciones Grabof¨®nicas/Sonido Muchacho), su puesta de largo, vea la luz el 21 de diciembre.
Puede que la etiqueta de promesa se haya visto alimentada por su facilidad para asimilar una serie de influencias punk de ese que lleva prefijo (en este caso, post y art, seg¨²n ellos mismos se posicionan); o quiz¨¢s sea su atronadora base r¨ªtmica, que deja en evidencia a tantas otras bandas que han querido jugar en la liga del noise para camuflar su amateurismo. "Siempre hemos tenido presente a grupos como Gang of Four, Wire, Birthday Party o PIL", explica su cantante y guitarrista, Javier Molina, que sin embargo no encuentra la misma facilidad para enumerar referentes patrios. "Puede que Fabuloso Combo Espectro sea lo m¨¢s parecido, pero no hemos tenido la ocasi¨®n de compartir escenario con muchos grupos con los que nos hayamos sentido identificados". Lo cierto es que la calidad de sus composiciones y el destilado sonido de sus grabaciones ha comenzado a generar un murmullo entre la prensa musical que hace que el lanzamiento de Quemadero sea uno de los m¨¢s esperados dentro del panorama nacional en lo poco que resta de 2013.
La rabia condensada en pildorazos punk que apenas superaban los 60 segundos fue su carta de presentaci¨®n. En Quemadero las revoluciones bajan un poco y las 12 canciones que lo componen alargan el minutaje considerablemente, pero la sensaci¨®n de urgencia est¨¢ m¨¢s a flor de piel. Del primer EP solo han rescatado 'Dispara', que con sus 71 segundos divide el ¨¢lbum por la mitad sin desentonar en el conjunto. "Las nuevas canciones requer¨ªan un mayor desarrollo y se hac¨ªa dif¨ªcil mantener esa intensidad. Es muy complicado mantener la atenci¨®n en un disco con 20 canciones de minuto y medio", relata Molina.
Las influencias de Quemadero comienzan a intuirse en la ilustraci¨®n de una portada que recuerda a las car¨¢tulas de Big Black y Black Flag ¡ªuna mano sujeta una cerilla a punto de prender¡ª y que sintetiza el contenido de un disco de mecha corta, combusti¨®n r¨¢pida y aroma que persiste en el ambiente una vez se hace el silencio. Dentro del LP, a los antes citados se suman ecos a The Ex o Minutemen completando un c¨®ctel de referencias que en ning¨²n momento diluye la identidad propia labrada por el grupo afincado en Madrid pero con ra¨ªces en Almer¨ªa.
Los alaridos de Molina en cortes como 'Defensa', 'Restos de un incendio' o 'Lacras' sobresalen entre una nebulosa de guitarras contenidas por un ritmo marcial marcado por la caja de la bater¨ªa y unas l¨ªneas de bajo que, por lo mel¨®dico y repetitivo, son quiz¨¢s lo que m¨¢s contrasta en la mezcla final. Eso era precisamente lo que pretend¨ªa Molina. ¡°Yo ven¨ªa de proyectos de m¨¢s ruido y quer¨ªa tocar en un grupo normal", cometa divertido, conocedor de que su nueva empresa no es mucho m¨¢s digerible para los o¨ªdos sensibles. ¡°Somos conscientes de que el mercado siempre va a ir a por cosas m¨¢s amables, pero cuando hemos tocado con grupos de pop al uso la gente ha respondido bien y nos est¨¢n haciendo m¨¢s caso del que esper¨¢bamos".
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