¡®En la orilla¡¯, de Chirbes, libro del a?o, y su autor homenajea a Gald¨®s, su maestro
'En la orilla', del autor valenciano ha sido elegido el mejor libro del a?o. Rafael Chirbes cuenta c¨®mo la cuarta serie de los 'Episodios nacionales', de Gald¨®s, le sirvi¨® de inspiraci¨®n
Qu¨¦ vale m¨¢s, comer o ser comido? Hay que optar entre estos dos papeles: o el del cocinero o el del pobre animal que cae en la cazuela¡±. Es el dilema que se le plantea al protagonista de Las tormentas del 48, un joven revolucionario que est¨¢ a punto de dejar de serlo. Acaba de descubrir el valor del dinero ¡ª¡°tan necesario (¡) en los d¨ªas f¨²nebres como en los alegres d¨ªas¡ª y, para conseguirlo, se decide a casarse con una mujer a la que no quiere. ¡°Mercantilismo matrimonial¡±, llama ¨¦l mismo a su acto. ¡°Esto (es) venderse, no casarse¡±.En cualquier caso, mejor estar arriba que abajo; mejor comer que ser comido. Nos encontramos al inicio de la cuarta serie de los Episodios nacionales. Volv¨ª a leerla mientras escrib¨ªa En la orilla.Gald¨®s como maestro, modelo para cualquier novelista que, adem¨¢s de saberse s¨ªntoma de su tiempo, quiera ser testigo.
En ese tramo de los Episodios,un Gald¨®s sesent¨®n y desenga?ado vuelve la mirada hacia la Espa?a de sus a?os juveniles. El reinado de Isabel II. Un momento de oportunidades. Los bienes desamortizados sirven para enriquecer a los especuladores inmobiliarios; los usureros y los burgueses de nuevo cu?o adquieren t¨ªtulos de nobleza mientras la vieja aristocracia que no ha sabido adaptarse se arruina, la Iglesia mueve sus hilos entre las sombras, el nepotismo y la corrupci¨®n minan la Administraci¨®n del Estado, los militares se pelean por el poder y manejan la desesperaci¨®n de los de abajo, que son quienes aportan la raci¨®n de sangre en el tiovivo de una Espa?a intrascendente y tr¨¢gica.
Gald¨®s captura el fulgor de la historia tejiendo una telara?a invisible en la que, a la vez, queda apresado el propio lector que cree estar a solas con la verdad, sin intermediaci¨®n literaria. Es justo lo contrario. Para su prop¨®sito, se sirve de todas las t¨¦cnicas: narrador omnisciente, dialogismo, flujo de conciencia, epistolario, cuaderno de memorias¡, discute y se pelea con sus criaturas de ficci¨®n (al modo en que pasado el tiempo lo har¨¢n Unamuno o Pirandello), y compone cap¨ªtulos enteros como peque?as obras de teatro, siguiendo el modelo de La Celestina. El lector se mueve de un lugar a otro, entra en cualquier parte, visita los cuartuchos malolientes del Rastro madrile?o; los comedores, cocinas y dormitorios donde discurre la vida de la clase media; los vestidores, los despachos, los salones aristocr¨¢ticos en los que se celebra una fiesta; los caf¨¦s: el aire cargado de humo y su vibrante agitaci¨®n. Recorre de la mano del narrador los encinares y los campos de olivos y encinares de Toledo y de C¨®rdoba, ve desplegarse desde la ventanilla de un tren los campos ¡°trasquilados y amarillos¡± de Castilla, las tierras yermas, las borrosas im¨¢genes de los campesinos pobres, un paisaje que es cristalizaci¨®n de una historia de injusticia.
Leyendo a Gald¨®s o¨ªmos las voces de un pa¨ªs, nos enfrentamos al reto de discernir entre una pluralidad de puntos de vista: escuchamos las conversaciones de unos y otros, y se nos obliga a descifrar las diversas hablas de los personajes: la ret¨®rica de los pol¨ªticos, el lenguaje castrense, los estilemas de periodistas y literatos, las tiradas verbales de los folletinistas, las divagaciones escatol¨®gicas del clero, los parlamentos de los arist¨®cratas, la jerga forense, el argot de las clases bajas madrile?as o el de los campesinos del delta del Ebro. Todo se le convierte a Gald¨®s en pasta narrativa al servicio de su gran proyecto: levantar un pa¨ªs literario trasunto del pa¨ªs real; descubrir, mediante el peque?o artefacto de la novela, los mecanismos que mueven ese gran artefacto que es Espa?a: la novela como modelo que permite aprender el engranaje social.
Llevo m¨¢s de medio siglo leyendo a Gald¨®s y cada d¨ªa aumenta mi admiraci¨®n por su maestr¨ªa a la hora de construir un universo narrativo desde esa aparente falta de estilo que es dominio de todos los estilos. Admiraci¨®n tambi¨¦n por su modestia. Porque su despliegue de recursos literarios lo lleva a cabo con un pudor exquisito, sin que el lector se d¨¦ apenas cuenta; sin que note la tramoya, ni advierta sus deslizamientos, sus travestismos, su trabajo en filigrana, siempre atrapado en la invisible telara?a novelesca. Gald¨®s no es un narrador tradicional, sino un narrador total, un maestro que ¡ªeso s¨ª¡ª se sit¨²a en el polo opuesto de los escritores que convierten su trabajo en espect¨¢culo. En las novelas de Gald¨®s las cosas fluyen sin dar nunca la impresi¨®n de que son fruto de un gran esfuerzo. Se dir¨ªa que el escritor no existe, que todo nace inocentemente, con extrema facilidad. Hasta ah¨ª llegan su respeto por el lector y su elegancia.
20 libros de 2013
1. En la orilla. Rafael Chirbes. Anagrama.
2. Lim¨®nov. Emmanuel Carr¨¨re. Traducci¨®n de Jaime Zulaika. Anagrama.
3. Obra completa (1935-1977). Blas Otero. Edici¨®n de Sabina de la Cruz con la colaboraci¨®n de Mario Hern¨¢ndez. Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores.
4. Todo lo que era s¨®lido. Antonio Mu?oz Molina. Seix Barral.
5. Canad¨¢. Richard Ford. Traducci¨®n de Jes¨²s Zulaika. Anagrama.
6. Mi vida querida. Alice Munro. Traducci¨®n de Eugenia V¨¢zquez Nacarino. Lumen.
7. 14. Jean Echenoz. Traducci¨®n de Javier Albi?ana. Anagrama.
8. Sociofobia. El cambio pol¨ªtico en la era de la utop¨ªa digital. C¨¦sar Rendueles. Capit¨¢n Swing.
9. Intemperie. Jes¨²s Carrasco. Seix Barral.
10. Las historias de Espa?a. Visiones del pasado y construcci¨®n de identidad. Jos¨¦ ?lvarez Junco (coordinador). Cr¨ªtica / Marc¨ªal Pons.
11. Lecci¨®n de anatom¨ªa. Danilo Ki?. Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek. Acantilado.
12. Las reputaciones. Juan Gabriel V¨¢squez. Alfaguara.
13. T¨¦cnicas de iluminaci¨®n. Eloy Tiz¨®n. P¨¢ginas de Espuma.
14. El h¨¦roe discreto. Mario Vargas Llosa. Alfaguara.
15. La transmigraci¨®n de los cuerpos. Yuri Herrera. Perif¨¦rica.
16. Daniela Astor y la caja negra. Marta Sanz. Anagrama.
17. El zorro rojo. Biograf¨ªa de Carrillo.Paul Preston. Traducci¨®n de Efr¨¦n del Valle. Debate.
18. Libros prof¨¦ticos I. William Blake. Traducci¨®n de Bernardo Santano. Atalanta.
19. 1914. De la paz a la guerra. Margaret MacMillan. Traducci¨®n de Jos¨¦ Adrian Vitier. Turner.
20. Necesario pero imposible. Javier Gom¨¢ Lanz¨®n. Taurus.
Babelia
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