¡°Hay que pensar m¨¢s en el p¨²blico¡±
Jean-Luc Martinez, presidente-director del Museo del Louvre, es uno de los personajes m¨¢s importantes de la Rep¨²blica francesa
El 3 de abril de 2013 Jean-Luc Martinez se convirti¨®, a sus 49 a?os, en uno de los personajes m¨¢s importantes de la Rep¨²blica Francesa. Sin duda el cargo de presidente-director del Louvre confiere esa condici¨®n, habida cuenta de la ilimitada proyecci¨®n simb¨®lica y cultural, pero tambi¨¦n pol¨ªtica, diplom¨¢tica y econ¨®mica, del museo m¨¢s importante del mundo. Tataranieto de espa?oles ¡ªvalenciana y almeriense¡ª este arque¨®logo e historiador del arte, especialista en la escultura de la antigua Grecia, tan locuaz en su discurso como guardi¨¢n de sus formas hizo malas todas las quinielas y, para sorpresa de casi todos, sustituy¨® a Henri Loyrette como m¨¢ximo responsable del Louvre.
Aprovechando una reciente visita al Louvre-Lens al cumplirse el primer a?o de vida de la primera sucursal del Gran Louvre, situada en esta localidad de la regi¨®n del Norte-Paso de Calais (900.000 visitantes en un a?o), charlamos con Jean-Luc Martinez sobre cuestiones relativas a las incesantes metamorfosis experimentadas por el mundo de los museos.
No solo la(s) crisis econ¨®mica(s), sino tambi¨¦n la irremediable necesidad?/?obligaci¨®n de los directivos de los grandes centros de arte mundiales de no quedarse sentados contemplando las telara?as de su decadente esplendor, van conduciendo a cambios de modelo, de pensar el museo, de abrirse al p¨²blico m¨¢s y mejor, lo que no siempre fue el caso. ¡°El Louvre¡±, explica Martinez, ¡°es el s¨ªmbolo de una transformaci¨®n radical en el mundo de los museos. El museo, tal y como surgi¨® en la Europa del siglo XVIII, era un lugar destinado a la formaci¨®n de artistas, y eso supon¨ªa una presentaci¨®n sin demasiadas explicaciones cient¨ªficas o divulgativas, un conjunto de obras que se organizaba seg¨²n el gusto de la ¨¦poca. Todo eso ha cambiado radicalmente. Hoy, en los museos, subyace una tensi¨®n entre el aspecto m¨¢s de ¡°acontecimiento¡±, es decir, el factor temporal, y la dimensi¨®n de permanencia¡±.
Para Martinez hay un problema hist¨®rico cuya soluci¨®n han de acometer todos los grandes templos del arte: un alejamiento del p¨²blico. Y no esquiva un aire de autocr¨ªtica, que trae como consecuencia una decidida apuesta por un concepto popular, y antielitista, de las colecciones art¨ªsticas y su presentaci¨®n. ¡°Los tiempos cambian y ya es hora de pensar m¨¢s en el p¨²blico. El academicismo est¨¢ en el ADN, en la g¨¦nesis de los grandes museos europeos, claro que s¨ª, pero hoy, cuando nos preguntamos ¡°?por qu¨¦ la gente no va a los museos?¡±, entiendo que no vaya, porque se da cuenta perfectamente de que esos lugares fueron montados y en ocasiones siguen montados, ante todo, pensando en los artistas y en los historiadores de arte. Ese sentimiento de frustraci¨®n popular estuvo en el origen del nacimiento hace a?os, en Francia, pero tambi¨¦n en otros pa¨ªses como Canad¨¢, de centros como el Pompidou, la Ciudad de las Ciencias o la Ciudad de la M¨²sica, lugares que, f¨ªjese bien, no utilizan para nada la palabra museo, sitios en los que el p¨²blico est¨¢ en el meollo de todo y donde se le ofrecen muchas cosas: conciertos, bibliotecas, coloquios¡ y obras de arte. Bien, pues ese modelo est¨¢ llegando ahora a los grandes museos acad¨¦micos o museos de bellas artes tal y como los conocemos. Y a m¨ª me parece bien. Nuestro objetivo prioritario no son los artistas ni los historiadores, sino el gran p¨²blico¡±.
Un mastodonte de la cultura
El Louvre recibi¨® 9,5 millones de visitantes en 2013, un 70% de ellos extranjeros.
El museo recibe 800.000 escolares al a?o. En 2016 se abrir¨¢ un centro de formaci¨®n para profesores de colegio.
60 millones de euros ser¨¢n invertidos entre 2014 y 2016 en la remodelaci¨®n de los accesos del museo bajo la c¨¦lebre pir¨¢mide de cristal.
El Louvre-Lens (norte de Francia, a una hora en tren desde Par¨ªs), primera sucursal del Louvre, ha recibido en su primer a?o de vida 900.000 visitantes, 200.000 m¨¢s de los previstos.
El a?o pr¨®ximo se inaugurar¨¢ el Louvre-Abu Dahbi. El emirato pag¨®, solo por la 'marca Louvre'. Casi 500 millones de euros.
En 2017, 200.000 obras saldr¨¢n de los almacenes del Louvre de Par¨ªs rumbo a un nuevo edificio junto al Louvre-Lens. El motivo: el temor a que un d¨ªa las crecidas del Sena puedan inundar los actuales almacenes.
?Es f¨¢cil la pervivencia de los museos tal y como la entendemos? Nada m¨¢s discutible. Para que los fondos p¨²blicos de los Estados-naci¨®n en colaboraci¨®n con el capital de los mecenas privados sigan permitiendo a la gente asomarse al legado de los maestros en condiciones adecuadas (ya se sabe, alimento del alma, ese lujo seg¨²n algunos pol¨ªticos) es necesario un engranaje perfecto.
El caso franc¨¦s resulta, para Jean-Luc Martinez, paradigm¨¢tico: ¡°Todo esto no se consigue de la noche a la ma?ana, sino que es el producto de un trabajo intensivo y de una dedicaci¨®n incansable; tambi¨¦n de una especie de vocaci¨®n de preferencia cultural y de unas decisiones pol¨ªticas al m¨¢s alto nivel (desde luego es el caso del Louvre-Lens, un museo ultramoderno de arte cl¨¢sico en una de las regiones econ¨®micamente m¨¢s depauperadas de Francia). Mire usted, yo soy franc¨¦s y vivo en un pa¨ªs en el que la cultura es pol¨ªtica. Aqu¨ª creemos de verdad que la ense?anza de la literatura, de la lectura, de las artes, de la m¨²sica¡ son indispensables para un ciudadano. Cuando se es franc¨¦s se lleva eso en los genes¡±.
Sospecho que nuestro modelo no podr¨ªa reproducirse en Espa?a¡±
Y a?ade, mirando de reojo al pa¨ªs de sus antepasados: ¡°El caso franc¨¦s es particular, y sospecho que en Espa?a no funciona exactamente as¨ª y que nuestro modelo no podr¨ªa reproducirse en su pa¨ªs: esto puede sonar grandilocuente, pero las colecciones de arte del Louvre no pertenecen al Louvre, sino al pueblo franc¨¦s, a la naci¨®n francesa, y eso hace que podamos hacerlas circular sin ning¨²n problema. No s¨¦ si el Prado estar¨ªa dispuesto, por ejemplo, a instalar 200 obras de sus fondos en un museo de Alicante, pongamos por caso. Ser¨ªa problem¨¢tico. Son distintas concepciones, y distintas estructuras de Estado, tambi¨¦n¡±.
El Museo del Louvre tiene, seg¨²n su patr¨®n, ¡°vocaci¨®n francesa porque es un museo nacional¡±. Y dicho esto, se supone que tambi¨¦n debe de tener una profunda vocaci¨®n internacional. De pol¨ªtica y finanzas internacionales, enti¨¦ndase¡ si no, ?cu¨¢l es la raz¨®n de ser del futuro Louvre-Abu Dabi, que abrir¨¢ sus puertas en 2015? ?La cultura y nada m¨¢s que la cultura? ¡°Nuestro museo tiene tambi¨¦n una vocaci¨®n universal¡±, se apresura a explicar Martinez preguntado sobre la ¡°antena¡± ¨¢rabe del Louvre, ¡°y en esa vocaci¨®n se enmarca el proyecto del Louvre-Abu Dabi que ahora se est¨¢ construyendo: no es imperialismo cultural, ?eh?, y sin querer ser naif, tampoco la obtenci¨®n de ingresos econ¨®micos es nuestro primer objetivo. Pero llamemos a las cosas por su nombre: es cierto que hemos vendido una marca (los emires de Abu Dabi no dudaron en pagar cerca de 500 millones de euros solo por utilizar el nombre Louvre), aunque lo que perseguimos es el reconocimiento internacional de nuestro prestigio y nuestro buen hacer. Las exposiciones del Louvre en Estados Unidos o Jap¨®n tienen un ¨¦xito enorme. La exposici¨®n de pintura del siglo XIX que montamos en Tokio recibi¨® 1.600.000 visitantes, un r¨¦cord¡±.
Latinoam¨¦rica es ahora mismo una de nuestras prioridades¡±
?Y hablando de ¡°tir¨®n¡± internacional: el primer ¡°cliente¡± extranjero del Museo del Louvre es el p¨²blico estadounidense: 900.000 visitas en 2013. En segundo lugar, el p¨²blico chino, con 440.000 visitantes; el sorprendente tercer cliente for¨¢neo es Brasil, seguido de Italia, Alemania y Jap¨®n. Si se suman todos los visitantes latinoamericanos, el subcontinente aparece como el segundo cliente del Louvre. Y, por tanto, es una prioridad absoluta. ¡°S¨ª, una de nuestras prioridades ahora mismo es Latinoam¨¦rica. Espero que en un futuro cercano los brasile?os puedan conocer el Louvre en su idioma¡±. ?Una pista ante una hipot¨¦tica implantaci¨®n en Brasil? Jean-Luc Martinez no pasar¨¢ de ah¨ª. Silencio sepulcral.
En cualquier caso, el guardi¨¢n de la Gioconda (c¨¦lebre pinturita que Martinez no ha prestado a Italia, pese a los ruegos insistentes de la ciudad de Florencia) alber-ga sentimientos contradictorios acerca de la relaci¨®n entre los museos y el dinero. E insiste en alertar sobre un peligro sociocultural de los tiempos actuales: que los m¨¢s ricos de entre los pobres se conviertan en los clientes preferentes de los museos de los pa¨ªses ricos. ¡°Europa no deber¨ªa convertirse en la meca cultural de las potencias econ¨®micas infraeuropeas; y existe ese riesgo, una especie de museificaci¨®n del dinero¡±
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