La Muerte cuentacuentos

Adaptaci¨®n ¨Calgo suavizada, seg¨²n sus lectores- de la novela hom¨®nima del australiano Markus Zusak, La ladrona de libros conserva de su referente literario la arriesgada decisi¨®n de tomar la voz de la Muerte ¨Cuna Muerte ben¨¦vola y compresiva- para contar una historia de supervivencia y auto-afirmaci¨®n en plena Alemania nazi. Una Muerte que, pese a contemplar a los bondadosos personajes que pueblan esta historia con afecto, no deja de confesar que la coyuntura hist¨®rica la mantiene endiabladamente sobreocupada. M¨¢s cargada de encanto y buenas intenciones que de aut¨¦ntica verdad, La ladrona de libros tambi¨¦n opta por otra decisi¨®n narrativa embellecedora y, cabe suponer, tremendamente eficaz a los ojos del lector de best-sellers con toque de distinci¨®n y coartada pseudo-cultural: la educaci¨®n furtiva de su joven protagonista, capaz de rescatar libros de las piras o de sustraer lujosos vol¨²menes de la biblioteca de un prohombre nazi, como campana de pureza en plena barbarie.

Dirigida con gusto y cierta contenci¨®n frente a la sensibler¨ªa por Brian Perceval ¨Creci¨¦n desembarcado de una serie como Downton Abbey-, La ladrona de libros no es una pel¨ªcula despreciable: contiene, por lo menos, las m¨¢s s¨®lidas y solventes que, en este caso, memorables interpretaciones de Geoffrey Rush y Emily Watson como padres adoptivos de contrastados temperamentos y surtidas modulaciones de un mismo coraz¨®n de oro. El resto es un ejercicio de caligraf¨ªa acad¨¦mica, donde la representaci¨®n de los rituales de la infamia ¨Cla noche de los cristales rotos, la quema de libros, el mitin, las agresiones al comerciante jud¨ªo- sigue al pie de la letra ¨Caunque con contundente empaque de producci¨®n- los modelos m¨¢s gastados por el uso y, por tanto, menos problem¨¢ticos. No es culpa de La ladrona de libros que le toque coincidir en cartelera con un trabajo como El ¨²ltimo de los injustos: es, simplemente, una cuesti¨®n de mal timing que, si acaso, subraya con m¨¢s fuerza el car¨¢cter esencialmente prescindible de una pel¨ªcula que, probablemente, ni siquiera se ha preguntado por los pros y los contras de darle voz a la Muerte y hacer de ella un personaje tan desconcertantemente amable y comprensivo.