Cloacas
Las series se llenan de antih¨¦roes, como el magn¨¦tico criminal de 'The blacklist'. La ficci¨®n nos convence de que es mejor que ignoremos lo que se hace en la sombra por nuestra seguridad
El fil¨®sofo Slavoj Zizec sostiene que hay mensajes reaccionarios ocultos en pel¨ªculas y series. Que desde el agente 007 con licencia para matar hasta el ¨²ltimo Batman nos han convencido de que es correcto que en las cloacas del Estado se hagan cosas que es mejor que no conozcamos. De que necesitamos a alguien salt¨¢ndose las leyes por nuestro bien. Todo esto forma parte, dice el pensador esloveno, de la manipulaci¨®n de nuestros miedos.
?Zizec destripa con sarcasmo, en el documental Gu¨ªa ideol¨®gica para pervertidos (en Canal+ Xtra), los valores que transmite Hollywood. Quiz¨¢s exagera sugiriendo manos negras: en la ficci¨®n, de siempre lo oscuro fue m¨¢s atractivo. Pero es cierto que tras el 11-S cundi¨® la tolerancia de los abusos en nombre de la seguridad.
En la l¨ªnea de Homeland, una de las nuevas producciones que retratan esas cloacas es The blacklist (en C+ Series). En ella el FBI pacta con un antiguo agente, ahora un reputado y buscad¨ªsimo criminal, que se entrega para ayudar a atrapar in fraganti a sus colegas, los malos m¨¢s peligrosos del planeta. A cambio, esa prodigiosa mente vive como un pach¨¢ en hoteles de lujo, viaja a sus anchas y mantiene el control de sus negocios sucios.
El actor James Spader destaca en el magn¨¦tico papel de Raymond Reddington, quien establece una relaci¨®n con una investigadora novata (Megan Boone) al estilo de El silencio de los corderos. La polic¨ªa no solo cumple las exigencias de su sopl¨®n, sino que mira hacia otro lado si deja alg¨²n cad¨¢ver por el camino. Queda claro que los de la CIA son los m¨¢s duros, que se atreven a hacer lo que el FBI no puede. Hay cloacas peores.
Reddington funciona ¡ªqueda la duda de si resistir¨¢ varias temporadas¡ª gracias a la ambig¨¹edad de quien se mueve en el filo entre el bien y el mal. Un poco como esos confidentes de las cloacas de hoy, como Assange y Manning, ni h¨¦roes ni villanos, o como Snowden, un d¨ªa fugitivo y otro invitado al Parlamento Europeo. Gente que vale por lo que dice y por lo que calla.
En estos tiempos c¨ªnicos, las series se nos han llenado de antih¨¦roes, desde el narco de Breaking bad hasta los mafiosos de Boardwalk Empire, de los pol¨ªticos corruptos de House of cards a los esp¨ªas despiadados de The Americans. Ser¨¢ que es dif¨ªcil creer en nada. Ser¨¢ que ya no sabemos qui¨¦nes son los buenos.
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