Aut¨¦nticas falsedades
No me negar¨¢n que escuchar a un alcalde utilizar la expresi¨®n ¡°aut¨¦nticas falsedades¡± delata su subconsciente. Puede que las verdaderas mentiras fueran las que quer¨ªa colarle a los vecinos del barrio burgal¨¦s
Horas antes de que diera marcha atr¨¢s y paralizara las obras en el barrio de Gamonal, escuch¨¢bamos al alcalde de Burgos en Onda Cero afirmar que la protesta vecinal se sustentaba en ¡°aut¨¦nticas falsedades¡±. Este lapsus ling¨¹¨ªstico lo puede cometer cualquiera, porque usamos ¡°aut¨¦ntico¡± como sin¨®nimo de ¡°enorme¡±, en lugar de ¡°verdadero¡±. As¨ª decimos habitualmente aut¨¦nticas burradas o aut¨¦nticos disparates. Pero no me negar¨¢n que escuchar a un alcalde utilizar la expresi¨®n ¡°aut¨¦nticas falsedades¡± delata su subconsciente. Puede que las verdaderas mentiras fueran las que quer¨ªa colarle a los vecinos del barrio burgal¨¦s como mejoras, porque todo huele al habitual empe?o de nuestros gobernantes por exprimir a las clases humildes en beneficio de los pelotazos urbanos.
Pero m¨¢s all¨¢ de los lapsus del subconsciente queda, a trav¨¦s de la pol¨¦mica, un elemento mucho m¨¢s preocupante. Las autoridades del Ministerio del Interior se apresuraron a apuntar hacia elementos antisistema y profesionales del sabotaje venidos de otras provincias. Hasta el sindicato policial tuvo que aclarar que todos los detenidos estaban empadronados en Burgos para no participar de una mentira que resultaba c¨®moda. La mentira es siempre un sof¨¢ confortable donde la verdad duerme la siesta. Es curioso que suceda esto d¨ªas despu¨¦s de que la c¨²pula de Interior sacrificara a su departamento de comunicaci¨®n porque hab¨ªa filtrado unas detenciones a la prensa antes de que se produjeran, con el consiguiente peligro para la operaci¨®n policial y la obtenci¨®n de pruebas. Es habitual sacrificar al mensajero cuando en realidad cumple una estrategia general de precipitaci¨®n, intoxicaci¨®n y extremado deseo de rentabilizar pol¨ªticamente la acci¨®n de los servidores del Estado.
Que todo un secretario de Estado de Seguridad pretenda colar como violencia seudoterrorista lo que hasta el mismo alcalde de la ciudad termina por reconocer como descontento vecinal es preocupante. Pese a la gozosa mayor¨ªa absoluta es urgente hacer pedagog¨ªa con la responsabilidad institucional. Detentar la voz del Estado obliga a prudencia y rigor informativo. El partido pol¨ªtico tiene espacio de sobra en los medios para hacer calar su interpretaci¨®n sesgada de los hechos. La credibilidad de las instituciones sale perjudicada cuando expandes ¡°aut¨¦nticas falsedades¡± con el sello de autoridad que concede el cargo p¨²blico. Y eso no es un lapsus, sino una enfermiza manera de hacer.
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