Tras las huellas de los pioneros
Eisenstein, Chaplin y Murnau, grandes artistas que abrieron nuevos caminos en el lenguaje cinematogr¨¢fico
Sergei Mij¨¢ilovich Eisenstein, Friedrich Wilhelm Murnau y Charles Chaplin fueron tres grandes pioneros del cine; grandes artistas que abrieron nuevos caminos en el lenguaje cinematogr¨¢fico y que contribuyeron a que el invento de los hermanos Lumi¨¨re se convirtiera en el arte por excelencia del siglo XX. TCM dedica todos los viernes de este mes a las obra maestras de estos pioneros sin los que el cine no habr¨ªa sido tal y como ahora es.
Chaplin cre¨® un personaje inmortal, el de un entra?able vagabundo vestido con unos pantalones holgados; unas botas grandes; un chaleco ra¨ªdo, un peque?o bomb¨ªn y un delgado bastoncillo. Un antih¨¦roe que tan pronto hac¨ªa re¨ªr como pon¨ªa un nudo de amargura en las gargantas de los espectadores. En 1921 dirigi¨® El Chico, el primero de sus largometrajes. Un film en el que un¨ªa de forma magistral el drama con la comedia. Algunas escenas de esta pel¨ªcula han inspirado a lo largo de los a?os a cineastas como Giuseppe Tornatore en La leyenda del pianista en el oc¨¦ano o Robert Benton en Kramer contra Kramer.
Murnau fue un gran creador de atm¨®sferas, un innovador de la puesta en escena, un director que sab¨ªa mostrar tan solo con un primer plano la angustia o la felicidad que habitaba en un alma humana. En Nosferatu, estrenada en 1922, lo irreal y el horror se mezclan a partes iguales. Fue una de las primeras pel¨ªculas de terror de toda la historia del cine. Una adaptaci¨®n de la novela Dr¨¢cula, de Bram Stoker, de la que han bebido infinidad de directores a lo largo de los a?os, entre ellos el mism¨ªsimo Francis Ford Coppola.
Para Eisenstein el montaje era un proceso fundamental en la elaboraci¨®n de un film. Era all¨ª donde de verdad se creaba la pel¨ªcula con la adecuada combinaci¨®n de primeros planos, planos generales y travellings. El montaje, adem¨¢s, permit¨ªa dilatar el tiempo, ensancharlo, mostrar las diferentes reacciones que se dan ante un mismo hecho. El acorazado Potemkin, con su famosa escena de la escalinata del puerto de Odessa homenajeada por Brian de Palma en Los intocables de Eliot Ness, resume perfectamente sus ideas sobre la edici¨®n de im¨¢genes en movimiento.
El 6 de Octubre de 1927 se estren¨® El cantor de Jazz, la primera pel¨ªcula sonora de la historia. En un momento del film el protagonista, Al Jolson, se dirig¨ªa a la c¨¢mara y pronunciaba el primer di¨¢logo que se pod¨ªa percibir desde las pantallas: ¡°?Esperen un minuto: a¨²n no han o¨ªdo nada!¡±, dec¨ªa el actor. Era cierto, pero desde entonces se han escuchado cientos de miles de palabras, se han visto millones de planos y han aparecido innumerables personajes. Y todo ello gracias a pioneros como Chaplin, Murnau o Eisenstein, que fueron adentr¨¢ndose en territorios cinematogr¨¢ficos a¨²n por explorar y cuyos trabajos se pueden ver todos los viernes de enero en TCM.
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