?Justicia?

Debido al opi¨¢ceo amodorramiento de la siesta en el sof¨¢ creo haber entendido mal la noticia que escucho en la televisi¨®n, pero alguien me confirma m¨¢s tarde que no he alucinado, que mi o¨ªdo estaba en perfectas condiciones. Cuentan que una profesional de la corrupci¨®n, de nombre Mar¨ªa Antonia Munar, y que entre sus muchas sacrificadas y heroicas labores sirviendo a la comunidad, ejerci¨® como presidenta del Parlamento de Baleares, ha propuesto entregar una parte del dinero que ufan¨® gansterilmente, si a cambio la liberan del trullo.

Imagino que si ha hecho proposici¨®n tan generosa es confiando en las racionales posibilidades de que se lo concedan. Si a los que depositaron sus fortunas en Suiza, las Caim¨¢n o en el jard¨ªn de su casa, el Gobierno les conced¨ªa el perd¨®n a cambio de que entregaran un c¨®mico 10% de la pasta que hab¨ªan escaqueado a la justicia.

Bueno, a la dama todav¨ªa le quedan otros dos procesos. O sea, que su ¨¢gil mente habr¨¢ calculado las futuras remesas de euros sucios que tendr¨¢ que ofrecer en el injusto caso de que la condenen. Y a lo mejor, todav¨ªa le queda un suculento pico para llevar una existencia feliz, sin tener que preocuparse por esa ordinariez denominada problemas econ¨®micos. Por lo cual, tampoco entiendes que alguien tan ilustrado como B¨¢rcenas permanezca en chirona, c¨®mo no ha llegado a un arreglito para poder dormir en su amada cama, a cambio de devolver unos pellizcos de ese past¨®n que le fue concedido por obra y gracia del Esp¨ªritu Santo.

Mi profunda ignorancia siempre hab¨ªa cre¨ªdo que la profesi¨®n de fiscal consist¨ªa en encarnar a la acusaci¨®n. Pero observando la ¨¦pica y concienciada defensa que hace un fiscal de la inocencia de una se?ora rubia y et¨¦rea que jam¨¢s se enter¨® de donde proced¨ªan los millones que nutr¨ªan a una sociedad que compart¨ªa con su apuesto y balonmanista esposo, deduzco que no me he enterado bien de la naturaleza y el funcionamiento de esa instituci¨®n tan cinematogr¨¢fica de la fiscal¨ªa. No est¨¢ solo en empe?o tan altruista. El ardoroso cruzado de los fetos, ministro de Justicia, o algo as¨ª, tampoco cree necesario que la calumniada acuda a pie para declarar en su imputaci¨®n, exponi¨¦ndose a las miradas o a los insultos del vengativo populacho. No pasa nada, lo de siempre.