Ir de tiendas
Como saben, especialmente las mujeres, no es lo mismo ¡°ir de compras¡± que ¡°ir de tiendas¡±. Los hombres, por su parte, aceptaron con obvia facilidad la necesidad de ir de compras pero a muchos les ha parecido detestable o, claramente afeminado, ¡°ir de tiendas¡±. Y, sin embargo, el dilema hoy se sublima en el sentido general de la experiencia est¨¦tica en el recinto urbano.
Todos las prescripciones sobre los h¨¢bitos saludables incluyen hoy la recomendaci¨®n de andar diariamente alrededor de una hora. Pero no es lo mismo ¡°andar¡± que ¡°pasear¡±. Baudelaire, que ni hac¨ªa mucho ejercicio ni se cuidaba en nada la salud, invitaba, sin embargo, a deambular por la nueva ciudad. La ciudad moderna y sus pasajes, sus escaparates o sus comercios, emergidos hace cien a?os cuando su atractivo ser¨ªa la cent¨¦sima parte de lo que ahora se ve.
Baudelaire, que ni hac¨ªa mucho ejercicio ni se cuidaba, invitaba a deambular por la ciudad
Contra el mandato de ¡°ir de compras¡± se halla el placer de ¡°ir de tiendas¡± y frente a la medicina del caminar se halla la est¨¦tica del fl?neur. Ahora estoy en Par¨ªs y por eso hablo as¨ª, afrancesadamente. Pero, cursiler¨ªas aparte, la cuesti¨®n radica en que ¡°caminar¡± o ¡°andar¡± mucho borran con su destino cl¨ªnico la experiencia est¨¦tica de pasear la ciudad.
Es cierto que estamos en crisis y determinadas ciudades no se hallan en su m¨¢ximo esplendor pero tambi¨¦n es verdad que bajo el imperativo de hacerse deseables, las tiendas han ido ganando mucho en seducci¨®n.
El arte de tradici¨®n ya hab¨ªa incluido el gusto de salir un s¨¢bado de galer¨ªas. Pero ya el arte de nuestro tiempo incluye el est¨¦tico recreo de ir de tiendas. Es f¨¢cil, desde luego, decir esto en Par¨ªs pero no retiro la afirmaci¨®n para muchas capitales espa?olas y, desde luego, para todas esas metr¨®polis desde Nueva York a Sidney que han promovido la creaci¨®n y la inventiva comercial.
Cualquier viajero dispone, para su gozo, no ya la arquitectura, la naturaleza o la gastronom¨ªa local. Hay un arte, fuera de las galer¨ªas o los museos, que no siendo el street art, se halla tambi¨¦n por las avenidas y es la importante aportaci¨®n de numerosos establecimientos a la degustaci¨®n de la mirada. Baudelaire quedar¨ªa maravillado de esta ciudad posmoderna que ha superado en mucho a la modernidad. Una ciudad que, por resumir en las l¨ªneas que me quedan, se halla representada en un comercio como Merci en Par¨ªs a doscientos metros de la Bastilla.
Lo que aquellos desarrapados revolucionarios violentaron en provecho de la Humanidad, lo hace Merci, dando las gracias a los curiosos de su almac¨¦n donde se expenden caf¨¦s y rissotos, se prestan libros y se vive, en general, arriba o abajo, seg¨²n los meses, un despliegue en torno al cine o, actualmente, el viaje en avi¨®n. Paneles con la informaci¨®n de los vuelos, cintas transportadoras de rodillos como las del control policial, mochilas, sacos de dormir, maletas y mil enseres, muebles y ropas, que componen ahora su teatro interior.
Hay m¨¢s ejemplos a tiro porque la misma empresa se ha desplegado en la ropa de ni?os, en la peluquer¨ªa y hasta en la caricatura del fotomat¨®n. Pero es mejor que se lo crean y se recreen donde quiera que est¨¦n. La ciudad no se compone solo de graves monumentos sino de importantes y livianas oportunidades que yendo de tienda en tienda, de calle en calle, ofrecen el arte de vivir, urbanamente, (?c¨®mo no?) l?¨¦cume des jours.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.