Dos ¡®cowboys¡¯ gais cabalgan en el escenario del Teatro Real
La versi¨®n l¨ªrica del relato de Annie Proulx acent¨²a el lado m¨¢s oscuro y mortal de la historia, m¨¢s edulcorado en la la pel¨ªcula
Solo cuando la hoguera se consume definitivamente y el fr¨ªo de la monta?a hiela las venas a Ennis del Mar, el rudo vaquero que hasta ese momento hab¨ªa permanecido casi mudo, acepta meterse en la tienda de campa?a con Jack Twist. Como en la pel¨ªcula de Ang Lee y en el relato original de Annie Proulx, las sombras de ese encuentro son el punto de inflexi¨®n de esta versi¨®n oper¨ªstica de Brokeback mountain, cuyo estreno mundial se celebra en el Teatro Real el pr¨®ximo martes. Una historia de amor imposible que solo encuentra consuelo a su estrepitoso fracaso en la propia trascendencia. En la evocaci¨®n de una eternidad donde pueda suceder. O, hasta ese momento, en el elixir de amor proporcionado por el alcohol. Un di¨¢logo, buscado por Gerard Mortier en la programaci¨®n de esta temporada, con el Trist¨¢n e Isolda de Wagner que tambi¨¦n se representa estos d¨ªas en el Real.
Charles Wuorinen firma la partitura e Ivo van Hove la direcci¨®n esc¨¦nica
?Una ¨®pera de vaqueros gais? Bien mirado, la historia no es tan distinta a aquella noci¨®n tr¨¢gica oper¨ªstica de la mujer sola embarazada sufriendo en silencio su calvario. Pero tra¨ªda a nuestro tiempo. As¨ª lo percibi¨® el compositor Charles Wuorinen al ver la versi¨®n de Brokeback mountain de Ang Lee y acudir luego al relato original de Annie Proulx en busca de los elementos que constituir¨ªan su nueva partitura. Habl¨® con la escritora, logr¨® su benepl¨¢cito ¡ªsolo a cambio de que ella misma se encargase del libreto¡ª y puso en marcha un proyecto que pronto lleg¨® a o¨ªdos del entonces reci¨¦n nombrado director art¨ªstico de la ?pera de Nueva York, Gerard Mortier (que se la traer¨ªa finalmente a Madrid). As¨ª, en 2008 empez¨® a componer una compleja pieza que liquid¨® en febrero de 2012 y que ahora dirigir¨¢ Titus Engel (ya se puso al frente de La p¨¢gina en blanco de Pilar Jurado en 2011).
Autor de un amplio repertorio musical ¡ªaunque solo con otra ¨®pera a sus espaldas¡ª, Wuorinen es un compositor dif¨ªcil de clasificar. En una suerte de dodecafonismo modernizado, con influencias m¨¢s pr¨®ximas a Sch?nberg, Stravinski o Elliott Carter que al sonido de sus colegas neoyorquinos contempor¨¢neos, la partitura construye un discurso en sinton¨ªa con la idea que ¨¦l y Proulx quer¨ªan subrayar en esta nueva versi¨®n. La novedad es esa sensaci¨®n de amenaza, peligro y crueldad que recorre los dos actos ¡ªsin interrupci¨®n¡ª en los que Wuorinen, premio Pulitzer como Proulx, resuelve esta tragedia.
El montaje, como? en ¡®Trist¨¢n e Isolda¡¯, se sirve de una gran pantalla de v¨ªdeo
Libretista y compositor coinciden en que el filme de Ang Lee ofrec¨ªa una visi¨®n edulcorada de la naturaleza. ¡°Dir¨ªamos que la pel¨ªcula es m¨¢s Puccini. Ah¨ª el paisaje es muy bonito y acogedor. No te da ese sentido de amenaza, de peligrosidad. Pero las monta?as reales de Wyoming, paisaje en el que ella se inspir¨®, son muy peligrosas. La gente muere, tambi¨¦n los animales, el tiempo se vuelve violento de golpe. Pero al mismo tiempo la monta?a representa la libertad para estos personajes, el lugar donde pueden desarrollarse. Tiene un doble sentido¡±, explica Wuorinen, que para entenderlo viaj¨® a Wyoming durante el proceso posterior a la escritura del libreto. Precisamente, el estilo conciso de Proulx, sin experiencia previa en este tipo de trabajos, ayud¨® mucho para ese trabajo. Wuorinen solo intervino sugiriendo el cambio de algunas palabras que pod¨ªan funcionar peor convertidas en canto.
El montaje esc¨¦nico, del belga Ivo van Hove, est¨¢ dividido en tres partes. Todas ellas, explica ¨¦l, inspiradas en el trazo esquem¨¢tico y sugerente de la obra de Edward Hopper. La primera presenta el encuentro de los dos vaqueros en la monta?a, fijado por una enorme pantalla donde transcurren las im¨¢genes en v¨ªdeo de la naturaleza que el propio director de escena y su equipo fueron a grabar a Wyoming. Van Hove recuerda que se trata de dos hombres obligados a aceptar un trabajo dur¨ªsimo que nadie quiere hacer: subir a unas monta?as donde hiela por la noche, no hay comida y solo reciben la visita de los coyotes. No ver¨¢n en la gran pantalla del escenario im¨¢genes po¨¦ticas de esa naturaleza.
En la segunda parte, se exponen las vidas dom¨¦sticas de los dos amantes, instalados en la ficci¨®n de sus insatisfactorias relaciones. Ambas rutinas aparecen esquematizadas en paralelo, con un cierto aire a aquella Dogville de Lars von Trier, mostrando el interior de sus casas y lugares de trabajo. Es ah¨ª donde Proulx, seg¨²n el director de escena, ha desarrollado m¨¢s el libreto y aporta nuevos detalles a la historia. La tercera parte, simplemente representa el vac¨ªo de un Ennis del Mar desolado por el terrible desenlace de su par¨¢lisis emocional. Solo ah¨ª, el bajo bar¨ªtono deja de masticar las palabras y empieza a cantar y a expresar sus emociones hacia Jack Twist (interpretado por el tenor Tom Randle).
La ¨®pera ha despertado una expectaci¨®n medi¨¢tica r¨¦cord en el Teatro Real y va camino de convertirse, como lo fue la pel¨ªcula, en un s¨ªmbolo de esa lucha silenciosa contra la discriminaci¨®n. Ninguno de sus creadores, sin embargo, quiere definirla como una historia de amor gay. Pero van Hove se alegra de que la atenci¨®n que ha generado pueda servir para poner el foco en lugares en los que todav¨ªa se persigue la diferencia. ¡°Estoy muy contento de que haya tanta prensa. La ¨®pera va de una sociedad muy conservadora que no quiere aceptar la diferencia. Y eso sigue pasando, sobre todo con los gais, en lugares como India, Rusia¡ El mundo se est¨¢ volviendo complicado para la gente que no pertenece a un lugar o a una determinada comunidad¡±. Incluso como un patio de butacas, donde ma?ana se emitir¨¢ el veredicto.
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