Tras las huellas de la m¨²sica con m¨¢s ¨¢ngel
El fot¨®grafo Jordi Oliver y la realizadora Eva Vila dibujan el mapa invisible de la memoria viva gitana
¡°Las distancias no son tan grandes porque la m¨²sica viaja m¨¢s r¨¢pido de lo que pensamos¡±. El fot¨®grafo Jordi Oliver (Barcelona 1966) lo dice sin titubeos y con conocimiento de causa: ¨¦l hizo miles de kil¨®metros desde Jerez de la Frontera hasta el estado de Rajast¨¢n en La India tras las huellas de la cultura gitana y de sus manifestaciones musicales. Las 65 fotograf¨ªas que publica en su libro Gypsy Soul (alma gitana), editado por Linkgua en un proyecto de crowdfunding, nos llevan por un mapa que se comenz¨® a trazar hacia el siglo X, con los primeros movimientos migratorios de la etnia hacia el oeste y en el que las fronteras se hacen difusas por los profundos lazos de las tradiciones que se heredan y pasan de padres a hijos. La cineasta y m¨²sica Eva Vila (Barcelona 1975) ha reconstruido a su vez una ciudad que es invisible a muchos ojos. Bajar¨ª. Historias de la Barcelona gitana une texto e im¨¢genes para que sobresalgan de entre las rutas de la capital catalana los barrios y las familias marcados por una mujer de la que se cumplieron en 2013 los cincuenta a?os de su muerte y el centenario de su nacimiento. La escuela y el arte de la bailaora Carmen Amaya perduran en gestos, en pasos, y en voces.
Oliver quiso ponerse en la piel de los retratados antes de presionar el disparador para emprender un viaje inspirado en otro que llev¨® a cabo el franc¨¦s de ra¨ªces argelinas y gitanas Tony Gatlif, quien en el documental Latcho Drom de 1993 sigui¨® la historia del pueblo desde el noroeste de la India hasta Espa?a. El fot¨®grafo a¨²n siente un poco la crudeza del fr¨ªo de Los Balcanes, esos d¨ªas en Bosnia y Macedonia en los que apenas hizo fotograf¨ªas porque la experiencia vital se le pon¨ªa muchas veces por delante. ?Un recuerdo? Tampoco se lo piensa y rememora ¡°los barrios gitanos en Sarajevo, totalmente separados de la ciudad y que son pr¨¢cticamente guetos¡ casas destruidas por la guerra¡±. El terrible fr¨ªo, y aquellos caf¨¦s y sopas que comparti¨® en espacios reducidos en los que habitan casi una veintena de personas van en su mochila.
La separaci¨®n entre unos y otros tambi¨¦n es obsesi¨®n en el trabajo de Vila, por ese profundo abismo entre el flamenco, politizado ¡°como folclore espa?olista¡± durante la dictadura de Franco, y el resto de la sociedad. ¡°No tiene el lugar que le corresponde, ni siquiera en el sur, lo cual es una p¨¦rdida para nuestra cultura. Ha quedado con frecuencia relegado al turismo y a los tablaos¡±, explica esta realizadora que concibi¨® asimismo la historia de Bajar¨ª, el nombre con el que algunos gitanos llamaron a Barcelona, como documental del mismo t¨ªtulo y un espect¨¢culo de 2011. La idea surgi¨® hace cuatro a?os. La sobrina nieta de Carmen Amaya, Karime, hab¨ªa aterrizado con 26 a?os desde M¨¦xico en Barcelona con la intenci¨®n de quedarse y de buscar la herencia de su t¨ªa por las calles, encarnada en ¡°boca de todos, en j¨®venes talentos que la siguen¡±. Y el poder de la sangre y del genio, como describe la catalana, dieron el resto del hilo a la narraci¨®n.
Jordi Oliver, un fot¨®grafo que ha buceado en su recorrido profesional en las historias de pobreza y superaci¨®n, se enamor¨® del flamenco a los 16 a?os. Para contar las de Gypsy Soul sus grandes aliados fueron las redes sociales y los propios m¨²sicos, que le fueron abriendo puertas hacia otros pa¨ªses y las m¨¢s de 1.500 im¨¢genes que tom¨® por el camino. De c¨®mo se re¨²nen los de distintas procedencias y en un instante son capaces de tocar m¨²sica juntos como si lo hubieran hecho durante toda su vida va el t¨ªtulo de su libro. ¡°?This is gipsy!¡±, exclamaban con j¨²bilo al reconocerse mutuamente en esas notas no aprendidas en la escuela. Oliver habla con especial cari?o de la ayuda de Esmeralda Romanez, amiga ¨ªntima del propio Gatlif, y abanderada de los derechos de los gitanos en una Europa que los sigue apartando y maltratando. ¡°Ella me apadrin¨® como un gadjo dilo [extranjero loco en roman¨ª]. Me han cuidado como a uno m¨¢s de su cultura¡±. Una cultura, dice, cuyos miembros ¡°mejor cantan y mejor m¨²sica sacan, cuanto m¨¢s jodidos est¨¢n¡±.
Bajar¨ª. Historias de la Barcelona gitana, editado por La F¨¢brica de Madrid y el Ayuntamiento de Barcelona, es el resultado de muchas horas y conversaciones por esos lugares como San Roque, la Mina, la calle de la Cera, Gracia, Hostafrancs¡ en que la memoria se ha transmitido a trav¨¦s del arte. Los testimonios cuentan de este ¡°como forma de vida¡± y las fotograf¨ªas, realizadas por Joan Tom¨¢s, tratan de captar c¨®mo unas generaciones se reconocen en las siguientes, y no precisamente por los rasgos f¨ªsicos. Son esos gestos como la forma de rasgar una guitarra, asegura Vila, los que constituyen la herencia.
Jordi Oliver afirma que estos viajes para su libro han cambiado su historia personal, y que ahora se deshace sin complicaciones de cerrazones y ataduras. Es esa libertad, prosigue, la que atacan los Gobiernos de derecha europeos ¡°que tratan de impedir que nadie se despendole¡±. Eva Vila es concluyente: ¡°Los medios de comunicaci¨®n han hecho un mal trabajo al destacar los t¨®picos. Es hora de hablar de otras cosas, del tesoro del arte¡±.
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