¡°Si ese es su Al¨¢, yo lo maldigo¡±

"Mat¨¦". "Mat¨¦ a un hombre inocente". "Me enviaron a interrogarle". "Era un hombre honesto e inocente". "Uno de ellos cogi¨® una sart¨¦n y le golpe¨® en la cabeza con el canto". "Sangraba por la boca, por la nariz, incluso por los ojos". "Quiero maldecir a su dios". "?Dicen que creen en Dios, verdad?". "Si ese es su Dios, me meo en ¨¦l". 12 minutos 12 segundos de primer plano implacable. El de un militar sirio que durante un brutal interrogatorio decidi¨® matar, por piedad, al hombre inocente al que torturaban. Luego lo enterr¨® con sus propias manos, llor¨®, volvi¨® a su casa y se encerr¨® en el ba?o. Se llev¨® el fusil a la boca. "Las l¨¢grimas me ca¨ªan por la cara como si fueran de fuego. Me quemaban como lava ardiente". "Me estaba muriendo". "No s¨¦ por qu¨¦, pero fui incapaz de matarme". "No soy un hombre".

El estremecedor testimonio es una cuenta m¨¢s en el collar de realidades que trenza desde hace cuatro a?os el Colectivo Abounaddara, un equipo de documentalistas sirios que, de forma an¨®nima, est¨¢n filmando documentales para retratar, y denunciar, la situaci¨®n de su pa¨ªs. Su ¨²ltimo trabajo, Of God and dogs, se ha llevado el gran premio del jurado de Sundance al mejor cortometraje. "El premio de Sundance llega en un momento en el que estamos agotados e indignados por la pasividad del mundo ante la aniquilaci¨®n de nuestra sociedad orquestada por el r¨¦gimen de Bachar el Asad", aclara su vocal desde Sundance. "Es la primera vez que un festival de esa importancia apoya nuestro trabajo con tanta fuerza. Nos alegra. Y esperamos valernos de esa ayuda para avanzar en nuestro compromiso".

Abounaddara, literalmente el hombre de las gafas, arranc¨® su propuesta en Damasco, en 2010. Manteniendo el anonimato por seguridad, un equipo de cineastas se comprometi¨® a rodar documentales en circunstancias extremas para denunciar la situaci¨®n en que se encontraba su pa¨ªs. "Quer¨ªamos ayudar a nuestra sociedad a escapar del monopolio de la representaci¨®n ejercido por el r¨¦gimen y los medios internacionales dominantes que ven a los sirios a trav¨¦s del prisma geopol¨ªtico o religioso. Esa es la raz¨®n de que hayamos producido una serie de cortometrajes que representan a los sirios a mil leguas de la imaginer¨ªa del Oriente conflictivo".?

La realidad que quiere retratar el colectivo a veces dura instantes. En uno de sus v¨ªdeos de Vimeo, Starvation (Hambruna), se muestra un cad¨¢ver cubierto por una mortaja. Plano fijo durante 12 segundos. Y luego, en blanco sobre negro: "Reem Abed Rahim, muerto por hambruna el 15 de enero de 2014 en el campo de refugiados de Yarmuk, asediado por fuerzas de Assad".

Pero la p¨¢gina web de Abounaddara ofrece tambi¨¦n otro tipo de documentales que nada tienen que ver con la muerte o la guerra. Al menos no directamente. En El progreso del hijo pr¨®digo vemos a un maquetador de libros en su mundana cotidianeidad, buscando m¨²sica en Internet, descolgando y colgando cuadros, comprobando la maqueta de un texto en ¨¢rabe y su traducci¨®n al franc¨¦s. La misma cotidianeidad que muestra La ¨²ltima oferta del estampador de flores, una an¨¦cdota humor¨ªstica entre un grupo de mujeres y un artesano. La realidad sin fines narrativos, sino documentales en el sentido m¨¢s puro del t¨¦rmino.

A este cine le llama el colectivo "cine de urgencia", compar¨¢ndolo a una "medicina de urgencia", una necesidad acuciante de que el pueblo sirio retrate su realidad. ""Nos parec¨ªa que era preciso intervenir muy r¨¢pido para salvar la imagen de nuestra sociedad de las manos del r¨¦gimen y de algunos grandes medias que divid¨ªan a los sirios en musulmanes y cristianos, sunitas y alauitas, legitimistas y opositores, h¨¦roes y v¨ªctimas", subraya el portavoz del grupo. "As¨ª que hemos movilizado todos los instrumentos cinematogr¨¢ficos para hacer filmes semanales que representen a los sirios con mayor dignidad. Se trataba de trabajar tan r¨¢pido como fuese posible para responder a la marea de im¨¢genes sanguinolentas o ca¨®ticas que se vert¨ªan cotidianamente en Internet procedentes de Siria".

No hay sangre en Of God and dogs. Nada excepto la confesi¨®n del crimen y las emociones de un asesino. Un asesino por el que los realizadores sienten "cierta empat¨ªa", pues "se decidi¨® a confesar la muerte de un hombre que sab¨ªa inocente". Un asesino que llega a maldecir al Al¨¢ de la milicia y que describe a Dios, a pesar de confesarse ateo, as¨ª: "Dios es un hombre que ama los verdes huertos, no los r¨ªos de sangre".