Historiadores

Con un af¨¢n que bordeaba lo enfermizo me dedicaba continuamente en la adolescencia y en la primera juventud a hacer innumerables listas de las pel¨ªculas que m¨¢s me gustaban, los momentos del cine que me conmov¨ªan de forma especial, los actores y actrices que desprend¨ªan im¨¢n y credibilidad. En alg¨²n lugar de esa casa familiar que cerr¨¦ hace a?os deben de estar abandonados aquellos cuadernos dedicados a una de las cosas que m¨¢s he amado en la vida, a ese cine con el que jam¨¢s me sent¨ª solo, a esa catarata de sensaciones inolvidables.

A estas alturas de mi existencia creo conocer bastante bien la historia del cine. Y, por supuesto, cada espectador podr¨ªa escribir la suya sobre el cine que considera imprescindible y est¨¢ ser¨¢ forzosamente subjetiva, reflejar¨¢ los gustos de cada uno y, como todo lo personal, podr¨¢ ser discutible.

La distribuidora tiene el detalle de hacerme llegar en DVD una serie de 15 cap¨ªtulos y 900 minutos creada por el cr¨ªtico irland¨¦s Mark Cousins y titulada La historia del cine: una odisea. Hab¨ªa o¨ªdo hablar de ella. S¨¦ que la exhibi¨® Canal + y que tambi¨¦n se pod¨ªa encontrar en Filmin, una plataforma de cine en Internet.

La ha producido Channel Four con transparente lujo y ofreci¨¦ndole al director la posibilidad de patearse el mundo a lo largo de a?os buscando las ra¨ªces, los lugares y los creadores que inventaron las mejores pel¨ªculas. El lenguaje por parte del narrador es apasionado y sus convicciones pretenden ser rotundas. El despliegue visual que hace para demostrar sus teor¨ªas tambi¨¦n es poderoso. La actitud de este tipo durante un rato me cae bien, aunque afirma cosas tan ex¨®ticas como que el actor m¨¢s famoso que ha existido es un indio, que ¡°Casablanca es demasiado rom¨¢ntica para ser un cl¨¢sico¡±, o que el cine japon¨¦s es el mejor que se ha realizado.

Y puedo admitir que sus ¨ªdolos sean Godard, Antonioni, Leone, Dumont, Hou Hsiao-hsien, Tsai Ming-liang, el cine senegal¨¦s e iran¨ª, el cine de terror japon¨¦s, y as¨ª. Que los impostores, los modernos, los esnobs y los frikis se lo monten como quieran. Pero que en una historia del cine no le d¨¦ tanta relevancia a Wilder, Lubitsch, Ford, Mankiewicz, Lang, Eastwood, Rossellini y tantos otros es algo peor que un error o una estafa. Es una idiotez.