Cartier-Bresson, el retrato de un siglo
El Pompidou rescata en una retrospectiva el compromiso y la poes¨ªa del gran fot¨®grafo franc¨¦s
Vivi¨® 96 a?os, entre 1908 y 2004, recorri¨® varias veces el mundo con su Leica y combati¨® en primera l¨ªnea por el surrealismo, el comunismo y el reporterismo. Adem¨¢s de fot¨®grafo, Henri Cartier-Bresson fue pintor y dibujante, cineasta y actor ocasional, reportero de hielo y militante de fuego, poeta, antrop¨®logo y emprendedor. Antes y despu¨¦s de cofundar la Agencia Magnum en 1947, retrat¨® a los miserables y a los olvidados, a sus mujeres y sus amigos, guerras y revoluciones, el inconsciente y el fugaz instante decisivo. Sin palabrer¨ªa ni adornos, a base de instinto, generosidad y pulso de cirujano, dio la espalda a los poderosos y puso el objetivo en los vencidos y la naturalidad.
China, Cuba, M¨¦xico, Costa de Marfil, India, Indonesia, Estados Unidos, Espa?a, Italia, Francia... Nada parec¨ªa quedarle lejos. Equipado con su genio para la composici¨®n y su gusto por los matices, se movi¨® con igual facilidad en lo ¨ªntimo y lo colectivo, del primer plano al paisaje bald¨ªo, en la sensualidad de una cama vac¨ªa y el estallido de una rebeli¨®n. Trabaj¨® apenas cuatro d¨¦cadas, pero siguiendo su lema ver es un todo narr¨® como nadie, en su blanco y negro n¨ªtido de grises y sombras, los dramas y las ilusiones ¡ªcasi todas perdidas¡ª del siglo XX.
Sin palabrer¨ªa ni adornos, dio la espalda a los poderosos y puso el objetivo en los vencidos?
El Centro Pompidou ha reunido 500 fotograf¨ªas, pinturas, dibujos y documentales de Cartier- Bresson en una retrospectiva cronol¨®gica que estar¨¢ abierta hasta el 9 de junio y que divide su obra en siete etapas. La exposici¨®n, que se podr¨¢ ver en la Fundaci¨®n Mapfre de Madrid desde el 28 de junio hasta el 8 de septiembre, pone el foco en sus fotos menos conocidas, sin olvidar algunos de sus cl¨¢sicos.
Una de las sorpresas es la sala dedicada a su trabajo como cineasta, muy vinculado a su militancia comunista entre 1935 a 1945 y a su amigo Jean Renoir, de quien fue ayudante de direcci¨®n y figurante en tres pel¨ªculas. Ah¨ª se puede ver su documental propagand¨ªstico sobre la guerra civil, encargado por el Centro Sanitario Internacional y titulado La victoria de la vida. Las im¨¢genes, de excepcional calidad e inspiradas en el expresionismo sovi¨¦tico que hab¨ªa aprendido en Nueva York, ense?an varios hospitales del bando republicano, el trabajo de los m¨¦dicos y enfermeras, el trasiego de camillas y heridos, el dolor, el miedo y la esperanza de los soldados espa?oles y extranjeros. Al final, una voz en off pide: ¡°Escuchen las llamadas que vienen de la Espa?a martirizada¡±.
De joven, Cartier-Bresson quiso dedicarse al arte. En los a?os veinte se inscribi¨® en una academia de pintura, aprendi¨® geometr¨ªa y composici¨®n, y experiment¨® con ceras y l¨¢pices antes de comprarse su primera Leica. Era el momento de la Nueva Visi¨®n, escuela fotogr¨¢fica heredera del constructivismo ruso. En 1926 se hizo amigo de Breton y los surrealistas, sin llegar a formar parte formal del club. Seg¨²n cuenta el comisario de la exposici¨®n, Cl¨¦ment Ch¨¦roux, ¡°le marc¨® sobre todo la actitud surrealista: el esp¨ªritu subversivo, el gusto por el juego, el lugar prestado al inconsciente, el placer de la deambulaci¨®n urbana, la fulguraci¨®n¡±.
Su acercamiento al comunismo fue posterior; recorri¨® Espa?a en 1933 y 1934 y transmiti¨® a su forma el sue?o de la II Rep¨²blica: ni?os en una barriada de Sevilla, un gran terreno en obras y el barrio chino de Barcelona, un primer plano del portero de toriles de Valencia...
Mientras firmaba sus primeros reportajes de prensa en el semanario del Partido Comunista Franc¨¦s Regards, dirigido por Aragon, iba afinando su punto de vista: retrataba a la italiana Leonor Fini desnuda en un r¨ªo, al poeta Charles Henri Ford subi¨¦ndose la bragueta en un urinario p¨²blico de Par¨ªs, a clochards y gitanos durmiendo en la calle, a un grupo de obreros cobrando sus primeras vacaciones pagadas. El d¨ªa de la coronaci¨®n de Jorge VI, en mayo de 1937, da la espalda al rey y fotograf¨ªa al pueblo que mira.
Con la llegada de la II Guerra Mundial, fue movilizado por el ej¨¦rcito en la secci¨®n Pel¨ªcula y Fotograf¨ªa, aunque no pudo trabajar mucho: pas¨® tres a?os preso antes de evadirse y de unirse a un grupo de comunistas. En 1944 y 1945, film¨® y fotografi¨® las ruinas del pueblo arrasado de Oradour-sur-Glane, la liberaci¨®n de Par¨ªs y el regreso de los presos en Alemania: su serie sobre los ajustes de cuentas a los colaboracionistas en Dachau sigue siendo escalofriante.
Tras el conflicto y la retrospectiva que le dedic¨® el MOMA en 1947, nace Magnum y con ella tres d¨¦cadas del mejor fotoperiodismo de la historia: las multitudes en los funerales de Gandhi, la fiebre del oro en Shangh¨¢i, la muerte de Stalin, la Cuba que despide a Benny Mor¨¦ en 1963, Mayo del 68... Y, en sus ratos libres, los geniales retratos por encargo a Matisse, Giacometti, Capote o Sartre; y sus reportajes de investigaci¨®n: los Seis d¨ªas ciclistas de Par¨ªs; los cuerpos en Tokio, Indonesia, Israel o Kosovo, la sociedad de consumo...
Con la llegada de la publicidad y del color, Cartier-Bresson se aleja de Magnum en los a?os setenta. Se dedica a la vida contemplativa y a montar exposiciones y libros. Sigue disparando de vez en cuando, y vuelve a la poes¨ªa de sus primeras fotos. Tras la vor¨¢gine, elige la lentitud y el silencio. Como si ya estuviera todo dicho.
Babelia
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