Santiago Segura Mungu¨ªa, magisterio de latinista
Era catedr¨¢tico em¨¦rito de Lat¨ªin de la Universidad de Deusto
Santiago Segura Mungu¨ªa, catedr¨¢tico em¨¦rito de Lat¨ªn de la Universidad de Deusto, falleci¨® el pasado martes a los 91 a?os. Con ¨¦l muere una idea de la educaci¨®n ajeno a las actuales fronteras psicopatapedag¨®gicas entre el ense?ar y el aprender.
En su valiente figura tom¨® cuerpo un magisterio de vida. Si uno se acerca a sus inn¨²meros manuales, enseguida comprende que tras ellos est¨¢ la persona real que encuentra su raz¨®n de ser estimulando en sus alumnas y alumnos la curiosidad por el saber. Ese saber total que muy pocos son capaces de explicar a trav¨¦s de las palabras, esa escasa disciplina que para el maestro Borges era la etimolog¨ªa.
Solo en una ocasi¨®n disfrut¨¦ de la charla con este peque?o gran hombre, sabio y divertido a partes iguales. ¡°?Por fin he puesto cara!¡±, le dije, ¡°al ¡®Segura Mungu¨ªa¡±, el m¨¦todo de lat¨ªn para bachilleres espa?oles de la editorial Anaya. Para entonces, en la Facultad de Letras de Vitoria, uno ya ten¨ªa bien interiorizados los paradigmas y las conjugaciones latinas, y conoc¨ªa que san Isidoro en sus Etimolog¨ªas hab¨ªa compendiado todo el saber medieval abarcando desde la creaci¨®n del mundo hasta las partes de una modesta silla de montar a caballo. Conoc¨ªa tambi¨¦n que Nebrija era un lexic¨®grafo humanista con varios diccionarios especializados en lenguas cl¨¢sicas, en medicina, en los sistemas de pesos y medidas, en derecho civil.
Siglos despu¨¦s, uno ten¨ªa ante sus ojos ¡ªahora en persona y siempre en libros¡ª a quien hab¨ªa escrito varios manuales de lat¨ªn, un diccionario etimol¨®gico latino-espa?ol (incorporando el eusquera), y muchos otros libros sobre jardines, dichos memorables, sobre el ocio, sobre medicina y numerosas ediciones de textos cl¨¢sicos estudiados, traducidos y anotados.
Todo un canon de autores de iniciaci¨®n al aprendizaje de las lenguas cl¨¢sicas y la filolog¨ªa. Solo entonces se llegaba a comprender la diferencia entre ser un profesor de lat¨ªn (entre cientos) y un maestro ejemplar que hace vida y fuego con las astillas de los ablativos absolutos y los rescoldos del Imperio Romano. Esa peque?a, pero sustancial, diferencia entre ser un molesto estorbo en la vida de tus estudiantes, o servirles mod¨¦licamente con tu vocaci¨®n y estudios.
Solo en aquel momento tuve ocasi¨®n de conocer a la persona, pero siempre tengo entre manos el Segura Mungu¨ªa, su ¡°tantas veces profanado libro¡±, como le cantaba don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo a su ajado libro de Horacio. De Segura Mungu¨ªa puede decirse ¡ªseguro que era un hacha explicando la l¨ªtotes y aun la hip¨¦rbole, en la que ya no se encontrar¨ªa tan a gusto¡ª que durante al menos toda la segunda mitad del siglo XX, y gracias a sus libros, la antig¨¹edad se alz¨® a nuestros ojos. Sus 50 a?os de ense?anza nos quedan ahora depositados y organizados en sus muchos y asediados libros, resultado de esa reconocida grafoman¨ªa suya donde unas palabras explican a otras palabras que explican a otras, etc¨¦tera. A la manera de nuestros eminentes fil¨®logos, de Isidoro de Sevilla, pasando por Antonio de Nebrija, hasta Santiago de Bilbao.
Felipe Gonz¨¢lez Vega es profesor de Filolog¨ªa Latina en la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV / EHU).
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