Roberto Saviano: ¡°Me he arruinado la vida¡±
El escritor italiano, autor del aclamado libro sobre la mafia 'Gomorra', regresa con 'CeroCeroCero', un viaje por el negocio de la coca¨ªna a uno y otro lado del Atl¨¢ntico
El sue?o de cualquier joven periodista de raza debe de parecerse bastante al perfil de Roberto Saviano: una mirada limpia y buen olfato para descubrir las historias, habilidad y simpat¨ªa para tratar con las fuentes, valent¨ªa para meterse en la boca del lobo y una pluma capaz de convertir cualquier reportaje en buena literatura. Si, adem¨¢s, con 26 a?os se logra escribir un libro como Gomorra, del que ya se han vendido m¨¢s de 10 millones de ejemplares en todo el mundo, el sue?o parece redondo. Hasta que se lee la dedicatoria de su nueva obra, CeroCeroCero, un viaje de casi 500 p¨¢ginas por el negocio de la coca¨ªna a uno y otro lado del Atl¨¢ntico que en Espa?a publicar¨¢ la pr¨®xima semana la editorial Anagrama: ¡°Dedico este libro a todos los carabineros de mi escolta. A las 38.000 horas pasadas juntos. Y a las que todav¨ªa hemos de pasar. Dondequiera que sea¡±. Esta conversaci¨®n con Roberto Saviano (N¨¢poles, 1979) tuvo lugar en el s¨®tano de un hotel de Roma. Por supuesto, bajo la atenta mirada de sus guardaespaldas.
Pregunta. Despu¨¦s de que la mafia napolitana lo condenara a muerte, oblig¨¢ndole a enterrarse en vida, ?por qu¨¦ ha seguido escribiendo sobre los mismos asuntos?
Respuesta. Me gustar¨ªa responder a la pregunta con una frase heroica del tipo: continuo escribiendo porque creo en la verdad, porque no han conseguido amedrentarme, pero me sentir¨ªa un poco rid¨ªculo porque dentro de m¨ª no es la verdad. O mejor, porque la verdadera respuesta es: estoy obsesionado. Estoy obsesionado porque una vez que me encontr¨¦ de frente con la historia de las mafias ya no pude, f¨ªsicamente incluso, resistirme a seguirla. Sab¨ªa que si continuaba escribiendo me ir¨ªa peor en la vida. No solo por la cuesti¨®n de las amenazas, sino porque la mayor¨ªa de las personas citadas en el libro intentar¨ªan denunciarme por difamaci¨®n. Pero es m¨¢s fuerte que yo. Es una especie de adicci¨®n. Una man¨ªa. No es el pensamiento puro de: es justo luchar por la verdad. Porque estoy totalmente convencido de...
P. ?De que fue un error?
R. Dig¨¢moslo todo: yo no creo que sea noble haber destruido mi propia vida y la vida de las personas a mi alrededor por buscar la verdad. Desde lejos puede parecer noble: ah, qu¨¦ cosa m¨¢s bella. Pero yo, que lo he hecho, no siento que sea noble. Es m¨¢s, me digo: tal vez podr¨ªa haber hecho lo mismo, con el mismo compromiso, con el mismo coraje, pero con prudencia, sin destruirlo todo. Pero he sido impetuoso, ambicioso, y me he arruinado la vida.
P. ?Hasta ese punto?
R. Hay que tener en cuenta que no puedo disponer de mi vida sin pedir autorizaci¨®n. Ni salir cuando quiero, ni entrar cuando quiero, ni frecuentar a las personas que quiero sin tener que esconderlas para que no sufran represalias. Yo a veces me pregunto si no terminar¨¦ en un hospital psiqui¨¢trico. En serio, ?eh? Yo ahora tengo necesidad de psicof¨¢rmacos para seguir adelante y jam¨¢s antes los hab¨ªa necesitado. No abuso de ellos, pero de vez en cuando tengo necesidad. Y este asunto no me gusta nada. Por eso espero que esto termine alg¨²n d¨ªa.
P. ?Ha valido entonces la pena pagar un precio tan alto?
R. No. Y s¨¦ que cuando lo digo alguien puede pensar: qu¨¦ cobarde. Vale la pena buscar la verdad y vale la pena llenar hasta el fondo, pero protegi¨¦ndote. Mi drama interno es: podr¨ªa haber hecho todo esto pero sin poner en riesgo todo. Porque, ?cu¨¢l es el problema aqu¨ª? Si tu antepones un objetivo, la verdad, la denuncia, a cualquier otra cosa de tu vida, te conviertes en un monstruo. Un monstruo. Porque todas tus relaciones humanas y profesionales est¨¢n enfocadas a obtener la verdad. Tal vez el fin sea noble, una cosa generosa, pero tu vida no se convierte en generosa. Las relaciones se convierten en terribles.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque has decidido sacrificar todo sobre el altar de la verdad. Cuando he empezado a hacer esto no me he dado cuenta. Y en libro lo digo: no vale en ning¨²n caso la pena renunciar a la propia felicidad por un objetivo que consideras superior. Vale la pena hacer lo que se debe pero buscando defenderse.
P. ?Se ha planteado volver atr¨¢s? ?Escribir de otros asuntos?
R. Es dif¨ªcil. Tal vez lo intentar¨¦. Pero el problema verdadero es que cuando has llegado a este punto de notoriedad, si vuelves atr¨¢s te arriesgas a tirar por la borda todo lo que has hecho. Y aqu¨ª surge la voz de la ambici¨®n: ?c¨®mo voy a tirar al mar todo este trabajo, todo lo que he conseguido? Y luego surge otro debate: todo esto me aprisiona, pero a la vez da sentido a mi vida. Aunque tambi¨¦n tengo ante m¨ª el reto de que no solo soy un escritor de crimen. Quiero hacer literatura.
P. En CeroCeroCero lo ha conseguido.
R. S¨ª, creo que s¨ª, mi objetivo es escribir de cosas reales con estilo literario. Ha sido dif¨ªcil, porque cuando se habla de Latinoam¨¦rica desde aqu¨ª se tiende a ver solo la parte sangrienta, de la masacre, como si todo fuera un gran caos. Yo en cambio he intentado demostrar el orden mexicano, no el desorden mexicano. Lo cient¨ªfico del asunto. No ha sido f¨¢cil.
P. ?Qu¨¦ similitudes hay entre el crimen organizado en M¨¦xico y en Italia?
R. Much¨ªsimas. M¨¢s que entre Colombia e Italia. Porque la estructura, la gesti¨®n del territorio, es muy parecida. Por eso he empezado el libro con una lecci¨®n que da el capo italiano a los latinos de Nueva York. Sustancialmente, les advierte: si vosotros quer¨¦is el poder ten¨¦is que saber que alg¨²n d¨ªa lo pagar¨¦is. Si alguna vez hab¨¦is pensado que pod¨¦is ostentar el poder y luego salir libres, est¨¢is equivocados. Esta es la filosof¨ªa de la infelicidad que est¨¢ en la base de todas las organizaciones.
P. Con motivo del libro ha regresado a N¨¢poles despu¨¦s de muchos a?os. ?Qu¨¦ sensaci¨®n ha tenido?
R. Al principio ten¨ªa miedo. He intentado inventarme cualquier caso para irme. Me preocupaba molestar a la ciudad, a la gente, que dijeran basta. Y en cambio me encontr¨¦ con miles de j¨®venes felices de saludarme,personas que quer¨ªan tocarme y acariciarme, que me cog¨ªan las manos y me dec¨ªan: ¡°Tranquilo, est¨¢s aqu¨ª¡±. Fue emocionante. Antes solo hab¨ªa vuelto para ir a los tribunales.
P. ?C¨®mo se ha encontrado su ciudad?
R. Peor. La crisis la ha golpeado todav¨ªa m¨¢s. El sue?o del napolitano sigue siendo sobrevivir y emigrar.
Todas las palabras de Saviano, aun las m¨¢s dram¨¢ticas sobre su vida, fueron pronunciadas con una sonrisa en los labios.
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