Agarrar humo

La tramitaci¨®n del anteproyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual trae algo muy positivo, que tiene que ver con el diagn¨®stico de la sociedad actual. Despu¨¦s de trampas y espejismos, la realidad virtual es analizable, no como una promesa de futuro, sino como una causa fundamental que explica por qu¨¦ el presente es como es. Las empresas tecnol¨®gicas han crecido hasta convertirse en l¨ªderes universales, pero para ello han necesitado fagocitar y regurgitar en beneficio propio unos contenidos a los que han despreciado, vaciado de valor y da?ado industrialmente. Si en el mundo del f¨²tbol un equipo alineara a los mejores jugadores de otros clubes sin pagar por ellos nos escandalizar¨ªa. Por desgracia, el contenido intelectual carece de esa presencia, no tiene cuerpo ni dos piernas ¨¢giles, es solo humo. De ah¨ª la necesidad de la ley, pero tambi¨¦n el miedo a que el humo escape entre sus normas.

La prensa, ¨²ltima v¨ªctima de un vaciado que sufri¨® ya la m¨²sica y el audiovisual, y que padecer¨¢ la edici¨®n de libros en breve, asiste al hecho de que las fotograf¨ªas y textos que costea nunca han tenido mayor difusi¨®n y sin embargo no le rinden para pagar la n¨®mina a los profesionales y mucho menos sus seguros laborales y sociales. Si era intolerable que se gravara con unos c¨¦ntimos a los soportes tecnol¨®gicos que se destinaban a la copia de m¨²sica, ahora un id¨¦ntico gravamen compensatorio se vende como la mejor receta para salvar a los editores de noticias, propiedad intelectual mucho m¨¢s difusa. El canon que deb¨ªan pagar los industriales e importadores, y que pagaba el consumidor como sucede siempre, se sustituy¨® por una compensaci¨®n estatal, algo que da?a las arcas p¨²blicas. Pero era populismo urgente y nadie se detuvo a pensar con cabeza propia.

En esa deriva hacia la estatalizaci¨®n, y que pague el Estado los desaguisados del mercado mientras se predican las bondades de la liberalizaci¨®n, se promete crear una oficina todopoderosa que fijar¨¢ tarifas compensatorias. Se llama Secci¨®n Primera de la Comisi¨®n de la Propiedad Intelectual y ya desde su nombre promete burocracia, presiones empresariales, conflictos competenciales. Lo positivo es que empezamos a darnos cuenta del problema. Lo negativo es que no tenemos ni idea de c¨®mo solucionarlo.