La memoria jud¨ªa se expone en iPad

En tiempos inciertos conviene no hacer mudanza. Desafiando el c¨®digo popular, la Casa del Lector ha elegido los experimentos en tiempos de mudanza de lo f¨ªsico a lo digital, una de las pocas certezas recientes. La Villa de los Papiros, celebrada como una de las mejores exposiciones de 2013, ya incluy¨® dosis de atrevimiento tecnol¨®gico. Ayer fueron un poco m¨¢s lejos, con la presentaci¨®n de su primera muestra virtual (y solo virtual), que se adentra en las colecciones de la Biblioteca Nacional de Israel a trav¨¦s de un dispositivo m¨®vil.

Si alguien quiere leer las predicciones apocal¨ªpticas de Newton ¡ªa partir del Libro de Daniel calcul¨® que el fin del mundo ser¨¢ en 2066 (se ver¨¢, se ver¨¢)¡ª o la carta de suicidio escrita en 1942 por Stefan Zweig antes de envenenarse (¡°Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su felicidad m¨¢s pura y su libertad personal, su m¨¢s preciada posesi¨®n en esta tierra¡±), tiene que desplazarse f¨ªsicamente a la sede madrile?a de la instituci¨®n en Matadero. Una vez all¨ª, con su tableta o su m¨®vil ¡ªo una de las 30 tabletas en pr¨¦stamo gratuito que proporciona el centro¡ª podr¨¢ acceder mediante c¨®digos QR al lugar virtual donde se aloja la muestra, hasta el 21 de septiembre.

Poco hay que ver f¨ªsicamente. La espina central del espacio acoge elementos decorativos relacionados con la exposici¨®n pero los documentos, los mapas, los v¨ªdeos, las fotograf¨ªas y las informaciones est¨¢n en la nube. ¡°Esta exposici¨®n es la primera piedra de la Biblioteca Digital con la que esta instituci¨®n quiere imaginar la biblioteca del futuro¡±, avanz¨® el director de Casa del Lector, C¨¦sar Antonio Molina. Otras grandes bibliotecas ser¨¢n invitadas despu¨¦s de la israel¨ª para mostrar sus fondos y sus procesos de adaptaci¨®n a la revoluci¨®n tecnol¨®gica. ¡°El reto para nosotros era doble: en contenidos y en formato¡±, indic¨® Milka Levy-Rubin, comisaria de La Biblioteca Nacional de Israel: dep¨®sito de memoria. ¡°La invitaci¨®n significaba arriesgarse por territorios desconocidos¡±, a?adi¨®.

La muestra (biling¨¹e: espa?ol e ingl¨¦s) est¨¢ estructurada como un ¨¢rbol de neuronas, que permite a cada visitante dise?ar su propio itinerario. Se puede picotear en mapas de Jerusal¨¦n y Tierra Santa ¡ªla BNI posee la colecci¨®n m¨¢s completa del mundo¡ª, trazados con visiones jud¨ªas, cat¨®licas, protestantes y ortodoxas. Indagar en la historia de la familia Basch, deportada a Auschwitz, de la que solo sobrevivi¨® una de los ocho hijos y un diario del padre sobre sus ¨²ltimos d¨ªas. Conocer el periplo de un rollo de la Tor¨¢ que sali¨® en el siglo XIV de Espa?a y permaneci¨® oculto en una sinagoga 400 a?os. Detenerse en el documental Isaac Newton rechaza la Trinidad que arranca con la subasta de manuscritos del cient¨ªfico en la que pujaron el economista John Maynard Keynes y el profesor A. S. Yahuda (los adquiridos por el primero acabaron en Cambridge y los del segundo, los teol¨®gicos, en la BNI).

La memoria jud¨ªa (antigua y contempor¨¢nea) ocupa un lugar preeminente en coherencia con la vocaci¨®n de la instituci¨®n de Jerusal¨¦n, que reuni¨® material disperso por Europa, Asia y Am¨¦rica durante dos milenios. Una de esas joyas es el manuscrito original del comentario sobre la Mishn¨¢, texto can¨®nico de la ley jud¨ªa, realizado por el m¨¦dico y fil¨®sofo cordob¨¦s Maim¨®nides. Fruto de ¨¦pocas pasadas de interacciones ling¨¹¨ªsticas y vecindades menos problem¨¢ticas que las actuales, a la BNI tambi¨¦n ha llegado una valiosa colecci¨®n isl¨¢mica.

Por vez primera, adem¨¢s, se puede leer la carta del 30 de octubre de 1940 del comisario jefe de Figueres (Girona) en la que detalla las ¨²ltimas horas de Walter Benjamin (¡°Como puede usted ver por lo del certificado m¨¦dico, no se trata de suicidio, sino de muerte natural¡±) y sus ¨²ltimas pertenencias: ¡°una cartera de piel de las usadas por hombres de negocios, un reloj usado de caballero, una pipa, seis fotograf¨ªas, una radiograf¨ªa, unos lentes, varias cartas... como tambi¨¦n alguna cantidad de dinero, de la que deducidos los gastos ocasionados, quedan actualmente 273 pesetas¡±.

La BNI conserva parte de los archivos de Benjamin, Kafka y Stefan Zweig, como la misiva enviada desde Londres en 1933 donde el escritor austriaco ya atisba el fin de su mundo, digitalizada para la ocasi¨®n: ¡°No puedo quedarme en Salzburgo, una peque?a ciudad de lo m¨¢s antisemita, cerca de la frontera alemana, sin estar fuertemente condicionado. Y as¨ª, estoy perdiendo mi hogar, mis libros, mis colecciones y tengo que comenzar una vida completamente nueva a pesar de mi cansancio¡±.