¡°Frankestein est¨¢ en mi ADN¡±
El ciberartista catal¨¢n pluridisciplinar que com¨ªa higados crudos con la compa?¨ªa La Fura dels Baus
Pregunta. ?Qu¨¦ le sugiere el nombre de Frankenstein?
Respuesta. Frankenstein est¨¢ en mi ADN. Soy hijo de carniceros, cuando llegaban los cerdos recuerdo lo que me impresionaba su piel blanca, los pezones, las comisuras de los labios¡ Luego he confeccionado cabezas humanas con carne de cerdo, y a Joan, el mu?eco de tama?o natural capaz de moverse, con trozos cosidos de piel de puerco y cuero de vaca. La idea de Frankenstein se puede rastrear en muchas de mis obras, en lo de dar vida a un cuerpo inanimado o expectante que es el n¨²cleo de mi performance mecatr¨®nica Epizoo. D¨¦dalo, por ejemplo, que se dot¨® de alas, es para m¨ª el primer ciborg, y no puedo sino identificarme con ¨¦l como constructor de aquel simulacro de vaca para que la mujer del rey Minos se metiera dentro y diera satisfacci¨®n a su loca pasi¨®n por un toro, un ingenio que se puede ver como la primera m¨¢quina de follar.
P. Ha mencionado Epizoo, aquella notable instalaci¨®n en la que la gente activaba unos mecanismos neum¨¢ticos acoplados a su cuerpo que le obligaban a mover la nariz, las nalgas, la boca, los pectorales o las orejas. ?Es arte que le sacudan a uno las tetillas?
R. Epizoo tiene muchos estratos. En Alemania los espectadores se cortaban, mientras que en Italia hab¨ªa cola para sacudirme; es la tradici¨®n, yo era el ciberm¨¢rtir, el sansebasti¨¢n electr¨®nico.
Perfil
Con un aire de Taras Bulba cibern¨¦tico, Marcel.l¨ª Ant¨²nez (Moi¨¤, Barcelona, 1959), cofundador de La Fura dels Baus, es un artista puntero en el uso de las tecnolog¨ªas. El Arts Santa M¨°nica de Barcelona exhibe una apabullante muestra de su obra. ¡°Mi trabajo va desde una radicalidad muy cruda hasta la risa, pasado todo por el tamiz de lo fant¨¢stico. Muestro lo grotesco, lo sexual, lo violento pero en formato de cuento¡±.
Es algo biol¨®gico que nos interese y hasta excite la visi¨®n de lo distinto
P. ?Qu¨¦ se piensa en esa tesitura, sometido a las pulsiones s¨¢dicas del p¨²blico? Muchos le deben tener ganas al artista¡
R. Yo no dejaba de pensar que estaba redimiendo mi pasado en La Fura dels Baus, cuando persegu¨ªa a la gente blandiendo un hacha. Lo que duele m¨¢s es la nariz pero lo peor no es el dolor sino la incertidumbre sobre d¨®nde y cu¨¢ndo te lo causar¨¢n. Esa incertidumbre provoca un gran sentimiento de vulnerabilidad.
P. En su actual exposici¨®n en Barcelona incluye piezas que son mezcla de animales disecados y rob¨®tica. En realidad usted ha hecho cosas con bichos muertos antes que Damien Hirst. Pero ¨¦l ha ganado m¨¢s dinero.
R. En algunas cosas he sido pionero. El otro d¨ªa Mariscal me dijo que yo era de los que van a una casa con piscina y todos le preguntan qu¨¦ tal est¨¢ el agua porque se ha tirado antes que nadie. He vivido periodos muy convulsos.
P. En M¨¦xico El semanario de lo ins¨®lito, esa gran publicaci¨®n, bautiz¨® su obra como ¡°Arte macabro¡±. No me puedo quitar de la cabeza aquella vieja performance con el grupo Los Rinos en la que convert¨ªan una rata viva en un jugo sanguinolento con una batidora, y se lo beb¨ªan. ?Se lo beb¨ªan?
R. No hombre no, no nos lo beb¨ªamos de verdad.
P. Uh, un mito del arte contempor¨¢neo que cae.
R. ?Pero me he comido muchos h¨ªgados crudos en escena con La Fura! Esa cuota la he cumplido.
P. Algunas de las cosas que hace recuerdan al accionismo vien¨¦s y aquella tripleta atacante de Schwartzkogler-Brus-Witsch. El primero se suicid¨® lanz¨¢ndose por una ventana tras castrarse, como una ¨²ltima performance, y Brus fue condenado a seis meses de prisi¨®n por defecar mientras cantaba el himno nacional austriaco. ?Qu¨¦ artistas!
R. S¨ª, tambi¨¦n estaba Nitsch, que sigue destripando vacas. En ciertos aspectos hay una relaci¨®n, en el traspasar umbrales, mezclar lo interior y lo exterior, entender que la muerte y lo muerto pueden ser arte.
P. Artistas con intereses comunes con usted como Stelarc, que se implant¨® una oreja en el brazo, y Orlan, que se oper¨® para parecerse a iconos de la pintura, abogan por la transhumanidad y la antropometamorfosis, que ya son palabros.
R. A diferencia de ellos y contrariamente a lo que podr¨ªa parecer, yo tengo un gran respeto por mi cuerpo. Me parece que est¨¢ bien como est¨¢, a pesar de la calvicie, los kilos de m¨¢s y la rinitis cr¨®nica.
P. Lo monstruoso, lo teratol¨®gico, la sirenomelia, la cyclopia, han interesado siempre al arte y a la ciencia.
R. Es algo biol¨®gico que nos interese y hasta excite la visi¨®n de lo distinto, cuando los patrones cambian o se deforman.
P. ?Llegar¨¢ el orgasmatr¨®n?
R. Yo ya exhibo un poste que cuando lo acaricias emite gemidos. Sexo y rob¨®tica¡ la pulsi¨®n sexual es la misma a trav¨¦s de la historia y simplemente se adapta a los nuevos medios.
P. ?D¨®nde tiene sus cabezas?
R. En casa.
Babelia
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