Tutela
Es obvio que las autoridades europeas se pueden equivocar, pero el recurso a ellas ha logrado, por ejemplo, que la doctrina sobre los desahucios saliera maltrecha
Ahora que se acercan unas trascendentes elecciones europeas, donde por primera vez elegiremos al presidente de la Comisi¨®n con nuestros votos, conviene detenerse a reparar en la tutela que ejerce la Uni¨®n sobre los pa¨ªses miembros. A¨²n recibimos los varapalos de los tribunales europeos como una afrenta nacional, cuando en realidad son una bendita supervisi¨®n. La negaci¨®n de la doctrina Parot demostr¨® que nuestros agentes informativos m¨¢s eficientes no est¨¢n preparados para hacer pedagog¨ªa judicial, sino que prefieren apretar el sesgo emocional porque da mejores r¨¦ditos. Con el varapalo al c¨¦ntimo sanitario cargado en el combustible sucedi¨® lo contrario, casi nos impulsaban a salir a festejarlo a las plazas p¨²blicas y ba?arnos en gasoil. Nos olvid¨¢bamos de que en ese caso particular, incluso se pon¨ªa el acento en la mala fe con la que hab¨ªan actuado nuestros legisladores.
La reparaci¨®n parece improbable. Amparados en la pol¨ªtica recaudatoria de hechos consumados, nadie conf¨ªa en que los ciudadanos recuperen sus c¨¦ntimos. Como ya nadie conf¨ªa en que nuestro famoso rescate bancario sea saldado por las entidades socorridas cuando vuelvan a ser empresas privadas bien pujantes. Es obvio que las autoridades europeas se pueden equivocar, pero el recurso a ellas ha logrado, por ejemplo, que la doctrina sobre los desahucios, que en Espa?a resultaba intocable, saliera maltrecha y con posibilidades de enmienda hacia un trato m¨¢s humano a las personas con dificultades. Es posible que las preferentes, que han servido para enga?ar incluso a las asociaciones de v¨ªctimas del 11-M, tambi¨¦n encuentren en Europa m¨¢s amparo que en casa.
Por eso resulta alarmante que se siga insistiendo en el vaciado de funciones de la Comisi¨®n Nacional de la Competencia. La ¨²ltima de ellas sobre el mercado de telecomunicaciones, donde Industria quiere tener la ¨²ltima palabra. El organismo espa?ol est¨¢ avisado desde hace meses de los peligros que corre tras su reforma, donde la injerencia pol¨ªtica se ha hecho fuerte. De esa debilidad para legislar desde dentro acorde a criterios razonables y limpios nacer¨¢n los varapalos futuros desde fuera, esas sentencias que muchos querr¨¢n que veamos como humillaciones patri¨®ticas y que no son m¨¢s que evidencias de la mala gesti¨®n, la falta de transparencia y el empe?o enfermizo y espa?ol¨ªsimo de que la autoridad pol¨ªtica decida sobre todas las instituciones.
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