Traje de Su¨¢rez
Durante el luto conmovido por la muerte de Adolfo Su¨¢rez hemos asistido a la habilidad de muchos pol¨ªticos para ponerse el traje de Su¨¢rez
Casi todos los superh¨¦roes traen un traje caracter¨ªstico. Los ni?os suelen pon¨¦rselo para llegar a convencerse de que vuelan o vencen al mal. Durante el luto conmovido por la muerte de Su¨¢rez hemos asistido a la habilidad de muchos pol¨ªticos para ponerse el traje de Su¨¢rez. As¨ª lo mismo serv¨ªa para la independencia catalana como para la resistencia a la independencia catalana, para el pragmatismo y para la firmeza, para Batman o para Superman. Pero la poblaci¨®n, masivamente volcada con su recuerdo embellecedor, ha afeado a los pol¨ªticos actuales su falta de talla. Han corrido a decirles que les viene grande el traje de Su¨¢rez.
Pero hay un ejercicio que los espa?oles no est¨¢n dispuestos a hacer ni tan siquiera en el duelo. Que es mirarse hacia ellos mismos. Ver¨ªan c¨®mo les resulta complicado ponerse el traje de sus padres y abuelos, porque en los tiempos del pactismo, los ciudadanos atenuaron sus dogmatismos. Y los que no lo hicieron, en esta hora del recuerdo, est¨¢n convencidos de que fue un error, que exageraron sus cr¨ªticas, su repudio, su animadversi¨®n. Resulta que Su¨¢rez fue un pol¨ªtico sin igual cuando dej¨® de ser pol¨ªtico y de esta asincron¨ªa con el gusto popular no queremos aprender nada.
Lloraremos a alg¨²n pol¨ªtico m¨¢s, estoy seguro, cuando enferme o se marche a la otra vida. El cielo est¨¢ lleno de grandes estadistas; la tierra, en cambio, de mediocres oportunistas. Mostramos una enorme falta de generosidad para entender la dificultad de la tarea pol¨ªtica en un pa¨ªs enervado porque se siente entregado a los intereses del negocio m¨¢s desatinado. Es cierto que falta ese golpe de autoridad que les haga entender que la econom¨ªa solo es una rama de las ciencias sociales, que ha de estar al servicio de las personas y no al contrario. Pero tambi¨¦n conviene medirse en el traje de los que acompa?aron a Su¨¢rez en su corto pero intenso periplo reformista, el traje del pa¨ªs mismo, con sus miserias, su pragmatismo, pero tambi¨¦n su implicaci¨®n y su empe?o. La historia es la realidad despu¨¦s de pasar por un arreglo de sastrer¨ªa. No se lo pierdan, tambi¨¦n lloraremos a otros pol¨ªticos cuando se nos vayan. No a todos, obviamente, una cosa es ser generoso y otra sadomasoquista.
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