El nuevo Museo Arqueol¨®gico se presenta
El MAN abre sus puertas a la prensa a una semana de su inauguraci¨®n El museo est¨¢ cerrado desde 2011, debido a unas obras que costaron un a?o y 10 millones m¨¢s de lo previsto
Al principio fue la Prehistoria. Pero, antes todav¨ªa, est¨¢n las instalaciones audiovisuales. El orden, obviamente, no es cronol¨®gico. Cuesta imaginar a un hom¨ªnido grabando, c¨¢mara en mano. Se trata m¨¢s bien del comienzo del nuevo recorrido que presenta el Museo Arqueol¨®gico Nacional (MAN), que ayer dej¨® acceder a la prensa, a la espera de abrir las puertas al p¨²blico en Madrid, el pr¨®ximo 1 de abril, tras seis a?os de obras, casi tres de ellos con el museo cerrado. Hasta el 21 la entrada ser¨¢ gratuita y luego pasar¨¢ a costar tres euros.
Dos enormes paneles con im¨¢genes sobre la evoluci¨®n del ser humano y de la arqueolog¨ªa dan la primera bienvenida al visitante e inauguran la exposici¨®n. A partir de ah¨ª, el usuario ¡ªel t¨¦rmino m¨¢s apropiado seg¨²n el director del MAN, Andr¨¦s Carretero¡ª comienza un viaje por 40 salas y por la historia de Espa?a desde los eslabones perdidos entre monos y humanos hasta rozar la ¨¦poca contempor¨¢nea.
As¨ª, la planta baja muestra una reconstrucci¨®n del esqueleto de Lucy, un hom¨ªnido de hace entre 4 y 2,9 millones de a?os, y otra de una mujer de Neandertal, lanza en mano y pelirroja. Fernando Fontes, conservador del museo, explica que este gen era el dominante en la raza y que por eso es muy posible que luciera cabellos color del fuego. Alrededor, hay gr¨¢ficos, mapas y objetos que permiten entender c¨®mo viv¨ªan nuestros tata ¡ªy unos cuantos ta m¨¢s¡ª rabuelos.
M¨¢s en general, toda la exposici¨®n est¨¢ repleta de ayudas para contextualizar y entender el pasado. Carretero subraya que los textos explicativos ahora son sencillos y concisos. En una frase, ¡°accesibles a cualquiera¡±. Y los v¨ªdeos son otra de las principales novedades. Cada m¨®dulo cuenta al principio con una pantalla que resume el periodo hist¨®rico en cuatro minutos de im¨¢genes y animaciones sugerentes. Y adem¨¢s, decenas de v¨ªdeos esparcidos por la muestra permiten una inmersi¨®n intuitiva en lo que fue.
¡°Hemos tra¨ªdo una instituci¨®n del siglo XIX al XXI¡±, presum¨ªa en una rueda de prensa Carretero, que conf¨ªa en pasar de los 200.000 visitantes precierre a 400.000. "Es un museo nuevo, el mejor paseo imaginable por la historia de Espa?a", a?ad¨ªa el ministro de Cultura, Educaci¨®n y Deporte, Jos¨¦ Ignacio Wert, que esta semana ha visitado el centro por primera vez desde que asumi¨® el cargo a finales de 2011.
El ministro esquiv¨® la pregunta de si ¨¦l, en estos tiempos, hubiese puesto en marcha tama?a remodelaci¨®n. Tambi¨¦n prometi¨® que el impacto de la reapertura del MAN sobre los otros museos estatales ser¨¢ "m¨ªnimo", aunque reconoci¨® que el Museo de Am¨¦rica ha tenido que reducir sus horarios. La duda es leg¨ªtima ya que el presupuesto de la subdirecci¨®n general de Bellas Artes destinado a los 16 museos estatales, y entre ellos el MAN, cuenta en 2014 con un museo m¨¢s en funcionamiento y 3,1 millones menos: de 42,47 a 39,36. Qu¨¦ porcentaje de este dinero ir¨¢ destinado al Arqueol¨®gico es imposible saberlo: el ministerio de Cultura sostiene que la gesti¨®n conjunta y directa de los 16 centros ¡°dificulta hablar en t¨¦rminos de asignaci¨®n a cada museo¡±.
Sea como fuere, la remodelaci¨®n, que ha costado 65 millones ¡ªunos 10 m¨¢s de lo previsto¡ª, ha ampliado el espacio expositivo, que ahora cuenta con 10.000 metros cuadrados. Y ha tra¨ªdo consigo mejoras en la tienda, una cafeter¨ªa, un auditorio, una sala de actividades, una de conferencias y otra para las muestras temporales. Las obras tambi¨¦n han rescatado los dos patios cubiertos del MAN, regalando una marea de luz al edificio, y mejorado la accesibilidad del museo. El nuevo museo cuenta as¨ª con un recorrido para invidentes con estaciones t¨¢ctiles donde se puede tocar literalmente con mano la evoluci¨®n. Eso s¨ª, retrasos tanto en la obra civil como en el proyecto museogr¨¢fico, llevados a cabo por el arquitecto Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade, junto con las empresas Acciona y Empty, han arrastrado el museo a abrir un a?o m¨¢s tarde de lo prometido.
En la primera planta del MAN, aparecen la protohistoria, la ¨¦poca romana y tambi¨¦n la medieval. Hay una galer¨ªa de grandes cabezas de grandes hombres de Roma. Hay, tambi¨¦n, una sala dedicada a los mosaicos. Pero, sobre todo, el MAN despliega aqu¨ª su batall¨®n de obras maestras. Se puede descubrir la reconstrucci¨®n de una casa arg¨¢rica, incluidos los esqueletos enterrados bajo el suelo, pasear por debajo de una maqueta de la mezquita de C¨®rdoba y pararse a intentar leer una tabla de la ley romana procedente de M¨¢laga.
Mientras avanza hacia su cita con la dama de Elche, la estrella de la arqueolog¨ªa, el usuario se encuentra con piezas tan conocidas como el tesoro de Guarrazar o el bote de Zamora. All¨ª sigue tambi¨¦n, lista para la inauguraci¨®n, la c¨¦lebre reconstrucci¨®n de la cueva de Altamira.
Tras ello, la exposici¨®n contin¨²a pisando las huellas de la historia de Espa?a hasta el siglo XIX. Pero el MAN ofrece tambi¨¦n salas monogr¨¢ficas de Grecia y Egipto. Y un ¨¢rea dedicada a la importancia de la moneda. Eso s¨ª que no es pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.