Juan Diego, el viejo guerrero que nunca muere
El actor sevillano se postula al premio al mejor int¨¦rprete del certamen de M¨¢laga con su personaje de un viejo jipi paral¨ªtico en ¡®Anochece en la India¡¯
Puede que sea a¨²n pronto, pero Juan Diego (Bormujos, 1942) ya se ha propuesto para los pr¨®ximos Goya gracias a Anochece en la India. Hasta marzo de 2015 queda un rato, mucho menos para el palmar¨¦s del festival de M¨¢laga ¡ªlos premios se entregan el s¨¢bado¡ª donde Diego se ha convertido en el favorito n¨²mero uno para llevarse el trofeo al mejor actor con la primera pel¨ªcula de ficci¨®n de Chema Rodr¨ªguez, el realizador de Estrellas de La L¨ªnea, con su personaje de Ricardo, un viejo jipi paral¨ªtico que cruza Europa en furgoneta, como en sus viejos tiempos, para ir a la India. Esta vez no le mueve el placer, las mujeres o la droga, sino para morir, harto de su vida anclado a una silla de ruedas. ¡°Hemos estado mucho tiempo puliendo el guion, he podido aportar mis cosas¡±, cuenta Diego en el festival de cine espa?ol de M¨¢laga. ¡°En sus inicios era un papel m¨¢s cabez¨®n, no hab¨ªa esa mujer rumana que le acompa?a, con la que surge algo que no es amor, pero s¨ª... Creo que ha ganado vida, mirada¡±.
A Diego le aterroriza volar, y esta pel¨ªcula le llev¨® a Rumania y a India. ¡°Por eso pensaron que yo rechazar¨ªa el papel. Cada vez que me bajaba del avi¨®n iba abotargado, me ten¨ªan que espabilar para que volviera a Ricardo, a su silla de ruedas¡±. El sevillano asegura que cada vez llegan a sus manos menos guiones con fuerza, por eso cuando se cruza con uno de ellos se lanza, y eso en pantalla se nota: la fuerza de la naturaleza que es como actor se comprime en su cara y sus manos, en c¨®mo se maneja en la silla de ruedas. Fascina caer en sus redes interpretativas. ¡°No me gusta diferenciar personajes desnudos de aquellos que, como este, tienen tantos elementos para construirlo: la silla de ruedas, su jipismo¡ Lo importante es que est¨¦ en su h¨¢bitat correspondiente, eso es lo que hace divertido el personaje. A m¨ª me importa que sea de verdad¡±.
Diego ha rebuscado en gente que ha conocido en su pasado para su Ricardo. ¡°Yo no soy claro, porque mezcl¨¦ el jipismo con la militancia pol¨ªtica. Ser jipi era bonito, personas tranquilonas, pero en Espa?a a finales de los sesenta y principios de los setenta hab¨ªa unas urgencias sociales y pol¨ªticas en la pelea contra Franco¡±. Lo que s¨ª ha experimentado de cero ha sido la silla de ruedas: ¡°Me dejaron una en casa y empec¨¦ a usarla unos cinco meses antes del rodaje. Ten¨ªa que entenderla, deb¨ªa saber d¨®nde poner el centro de gravedad, que cambia con cada papel, m¨¢s a¨²n con uno que no puede usar las piernas. A partir de ah¨ª, sentir el cuerpo, buscar su f¨ªsico. La utilizaba en casa, hablaba con mi chica sin mover las piernas, me cabreaba sin usarlas ¡ªalgo que para m¨ª fue dif¨ªcil¡ª. Y me iba con la silla a pasear por mi pueblo [vive en Torrelodones], donde la gente me preguntaba qu¨¦ me pasaba¡±. Tambi¨¦n sali¨® al campo con la silla, porque en la pel¨ªcula Ricardo debe enfrentarse a un paisaje agreste. ¡°Quien me viera por all¨ª se quedar¨ªa sorprendido¡±. No pens¨® tanto en las varias ca¨ªdas que su personaje sufre en la pel¨ªcula, que aumentan seg¨²n se acerca el desenlace. ¡°Bueno, habl¨¦ con el especialista, me explic¨® c¨®mo caer. Al final es cuesti¨®n de saber rodar¡±. Y de entender a Ricardo: ¡°Es un personaje que ama tanto la vida que por eso quiere morir. Yo lo entiendo, comprendo esa sensaci¨®n de no querer ser carga¡±. Dicho lo cual, queda claro que a Diego a¨²n le queda mucha fiesta por delante.
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