La ¨¦pica del asfalto

La fina l¨ªnea que separa en el cine de hoy el homenaje de la copia, la referencia de la caradura, solo lleva a una conclusi¨®n: la autenticidad resulta dif¨ªcilmente localizable en un universo en el que, por poco que se rasque, salen a la luz unos cuantas ideas del pasado, de modo que ser¨¢ mejor agarrarse al tono, m¨¢s all¨¢ del contenido. En Need for speed, con evidentes aspiraciones a nueva saga del cine de acci¨®n relacionada con la velocidad, hay unas cuantas ideas nuevas, de tono, y otras cuantas viejas, de texto, estructura y personajes. Aunque lo que m¨¢s destaca, para mal, pues no es necesario en absoluto, es un metraje elefanti¨¢sico para lo que se est¨¢ contado: casi dos horas y cuarto.

A Scott Waugh, veterano responsable de equipos de especialistas, reciclado como productor y director, no le importa verbalizar homenajes expl¨ªcitos como los de Speed (de texto) y visualizar otros como los de Bullitt (de imagen). Sin embargo, de donde m¨¢s ha recogido es de un mito del cine automovil¨ªstico, Punto l¨ªmite: cero (Richard C. Sarafian, 1971), monumento al nihilismo escrito por Guillermo Cabrera Infante, del que copia parte de la estructura, objetivos y gu¨ªa narrativo (el presentador de la radio, aqu¨ª, de Internet). Mientras, eso s¨ª, vira en redondo en el tono, apuntando alto hacia la ¨¦pica y elevando las pretensiones como si estuviese contando a cada momento el desembarco de Normand¨ªa. El resultado es espectacular, pero solo a ratos, y si no se piensa demasiado en el humanismo de pacotilla y en la tendencia hacia el estereotipo.