En los tiempos de la Gran Mentira
El escritor mexicano Jorge Volpi lleva al l¨ªmite, en su desconcertante y complejo 'Memorial del enga?o¡¯, el juego entre realidad y ficci¨®n con la crisis financiera de fondo
?No hay quien sostiene que la literatura tiene la fuerza como para crear una vida real? ?No es el mayor encanto de la ficci¨®n que nos permite convertirnos en otros? En cualquier caso, ?no fuimos todos enga?ados (desde 2008 y a¨²n hasta el d¨ªa de hoy) con la burbuja financiera? En esa l¨ªnea, el escritor Jorge Volpi cre¨® una macromet¨¢fora haciendo que en su ¨²ltimo libro, Memorial del enga?o (Alfaguara),¡°el narrador fuera un enga?o para el lector¡±. A todo nivel.
As¨ª, la novela no la escribe ¨¦l, sino un tal J. Volpi, nacido en Nueva York en 1953 y no en M¨¦xico, en 1968; y no es un reconocido escritor, sino el fundador y director general de JV Capital Management, en paradero desconocido y pr¨®fugo de la justicia tras defraudar 15.000 millones de d¨®lares en 2008. El estafador ha entregado una especie de memorias a su agente literario A.?W., seguro el temible Andrew Wylie (exagente real del Volpi escritor), que ha dado pie a este trepidante relato, con traducci¨®n de un tal Gustavo Izquierdo y precedido por entusiastas cr¨ªticas de supuestos grandes expertos internacionales que se reflejan en la contraportada y en las solapas del volumen.
Una macromet¨¢fora le sirve para viajar a lo que considera ¡°el gran enga?o¡±
¡°En mi primera novela, en 1993, A pesar del oscuro silencio, ya el protagonista utilizaba mi nombre y 20 a?os despu¨¦s le incorporo el apellido¡±, cuenta el autor de En busca de Klingsor, que enmarca el juego en la tradici¨®n literaria que va de Cervantes ¡ª¡°pensaba en ¨¦l: el Quijote lo presenta como una traducci¨®n de una obra ¨¢rabe de Cide Hamete Benengeli al Nobel Coetzee¡±¡ª con autoficciones como Verano. ¡°La marca de la ¨¦poca actual ha sido el enga?o, llevado al m¨¢ximo posible; yo he hecho lo mismo¡±, argumenta el Volpi real, que dice que ha creado ¡°una novela picaresca contempor¨¢nea donde los mendigos del Siglo de Oro son aqu¨ª expertos econ¨®micos cargados de m¨¢steres MBA¡±.
Todo aqu¨ª ha sido inventado: el autor, los cr¨ªticos, el traductor, la trama...
La g¨¦nesis de Memorial del enga?o es triple, lo que se refleja en otras tantas l¨ªneas del relato, construido con estructura de ¨®pera. Por un lado, la crisis de 2008 que se inici¨® con la ca¨ªda de Lehman Brothers: ¡°No sab¨ªa que no iba a golpear a M¨¦xico, pero como he vivido ya tantas crisis, quer¨ªa entender qu¨¦ pasaba; luego ya la viv¨ª en directo en Madrid entre 2011 y 2012¡±. El segundo incentivo fue conocer la historia de Harry Dexter White, creador del Fondo Monetario Internacional, pero que fue llevado ante el Comit¨¦ de Actividades Antinorteamericanas acusado de espiar para la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
La tercera pata es la m¨¢s literaria: ¡°Me interesan los enga?os familiares y la relaci¨®n padres-hijos¡±, dice el Volpi escritor, marcado por ¡°el car¨¢cter poderoso pero a la vez fr¨¢gil¡± de su progenitor. Por ello hace que su Volpi financiero vague por la obra buscando a su padre, en una estructura que recuerda la del m¨ªtico Pedro P¨¢ramo de Juan Rulfo: la madre que cuenta al hijo sobre el padre y este sale en su b¨²squeda. ¡°Mi Volpi enga?a toda la vida, pero al final ¨¦l es el enga?ado¡±, resume.
Insiste el escritor real en los embustes y falsedades (el libro est¨¢ pespunteado de fotos de personajes, mezclados verdaderos y falsos) porque se reafirma, categ¨®rico, que ¡°el enga?o es la gran marca de la ¨¦poca¡±. Y pone dos ejemplos: ¡°Nos prometieron que todos ¨ªbamos a ser ricos a partir del modelo neoliberal y luego hubo la guerra de Irak a partir de unas armas de destrucci¨®n masiva que nunca existieron¡±. En Espa?a hubo dos superenga?os m¨¢s: ¡°Uno, del PP, con su instrumentalizaci¨®n de los atentados del 11-M; otro del PSOE, negando la crisis; ?c¨®mo se recupera un pa¨ªs de eso?¡±.
Una segunda marca clave de estos tiempos, a?ade el autor de El fin de la locura, es la impunidad. ¡°Es el alegato que representa mi narrador: los culpables nunca pagan por el enga?o causado, ni los ejecutivos, ni los reguladores que no regularon, ni las agencias de calificaci¨®n que no calificaron¡ Desde principios de los noventa hasta 2008 todo invitaba a ser c¨ªnico e inmoral¡±, resume. Que ese ambiente haya sido elevado a la m¨¢xima potencia es ¡°fruto del triunfo de una moral distinta, resultado de la revoluci¨®n neoconservadora, basado en los textos de Hayek y Friedman o Fukuyama¡±. Pero no hay revuelta social. ¡°S¨ª, y me sorprende a medias porque la crisis ha estado tan mal gestionada tanto por la izquierda como por la derecha que el descr¨¦dito de la pol¨ªtica es muy alto, hay la sensaci¨®n de que no hay salida; adem¨¢s el neocapitalismo se disfraz¨® de no-ideolog¨ªa y despolitiz¨® la sociedad; ah¨ª s¨ª triunf¨® totalmente¡±.
Desde principios de los noventa hasta 2008 todo invitaba a ser c¨ªnico e inmoral¡±
Est¨¢ Memorial del enga?o, a la manera de su admirado documental Inside job, muy bien documentado (¡°Un amigo muy puesto me fue indicando¡±, explica el escritor mexicano), y es did¨¢ctico al explicar la ingenier¨ªa financiera (quants ¡ªlos expertos en hacer dinero de la nada a trav¨¦s de f¨®rmulas matem¨¢ticas, a la manera de alquimistas medievales¡ª, swaps¡).
A la vez, la novela est¨¢ cargada de temibles frases: ¡°Siempre hemos ganado cuando otros han perdido; esta es la naturaleza de nuestro fondo¡±; ¡°Las burbujas han estado y estar¨¢n siempre all¨ª, multiplic¨¢ndose en un lugar u otro. Lo que tenemos que hacer es escapar de ellas en el ¨²ltimo segundo¡±, se dicen dos tiburones financieros en una obra donde el comunismo aflora como demonio derrotado. ¡°Parte de lo que ha ocurrido ha sido porque el capitalismo se ha quedado solo en el mundo; el comunismo, con su presencia, hab¨ªa conseguido, por contrapeso, que en Occidente se crearan las sociedades m¨¢s equitativas de la historia de la humanidad; cuando implosion¨® el bloque sovi¨¦tico, en la agenda del neocapitalismo estaba eliminar el Estado del bienestar y desregularlo todo¡±.
No nos hemos recuperado a¨²n, piensa el Volpi real, ni en lo econ¨®mico ni, en consecuencia, en lo moral: ¡°Se dijo que se pondr¨ªa freno a este capitalismo salvaje con medidas encaminadas a un nuevo modelo; si no lo ha habido, tampoco lo puede haber moral... los verdaderos responsables de todo no hacen m¨¢s que estar ah¨ª; siguen ah¨ª¡±.
La literatura del escritor mexicano, representante de la llamada generaci¨®n del crack (¡°La bautizamos as¨ª por la crisis econ¨®mica mexicana y 20 a?os exactos despu¨¦s hablamos de esta recesi¨®n¡±), nunca es ajena del todo a un cierto compromiso pol¨ªtico, algo que ratifica en sus ensayos, como el premiado en 2009 El insomnio de Bol¨ªvar.
El neocapitalismo se disfraz¨® de no-ideolog¨ªa, y ah¨ª triunf¨® totalmente¡±
Pero ese componente no es usual en los escritores no ya de su generaci¨®n, sino, a¨²n m¨¢s acusado, en la de sus sucesores: ¡°La despolitizaci¨®n del neocapitalismo incluye a los artistas y en los m¨¢s j¨®venes eso se logr¨® por completo, sienten desconfianza y asco frente a la pol¨ªtica, tanto en sus vidas como en su literatura; eso se suma al exceso de politizaci¨®n que conten¨ªan las letras de Am¨¦rica Latina entre los sesenta y los setenta, que se volvi¨® espeluznante para los lectores de los ochenta como nosotros¡ A m¨ª me interesa la novela pol¨ªtica, pero nunca la he utilizado como soporte ideol¨®gico¡±, explica.
Tiene Volpi un resquemor: ¡°Mi escepticismo viene de pensar hasta d¨®nde la ficci¨®n nos hace m¨¢s conscientes y nos ayuda a pedir responsabilidades o actuar; hasta d¨®nde es un proceso de transformaci¨®n¡±. Quiz¨¢ por eso conf¨ªa en colar alg¨²n d¨ªa Memorial del enga?o en la secci¨®n de biograf¨ªa o de no ficci¨®n de una librer¨ªa. F¨¢cil, en los tiempos de la Gran Mentira.
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