Risa floja
No ser¨¦ yo quien vaya a quejarse de que reine el buen humor en este pa¨ªs. O por lo menos de que haya cada vez m¨¢s ganas de re¨ªrse, aunque a veces la cosa nos recuerde un poco pasados tiempos escolares: en el aula el que menos sabe es el m¨¢s propenso a soltar la carcajada, venga o no a cuento. Pero lo cierto es que cada vez m¨¢s gente prefiere los informativos humor¨ªsticos a los serios, las s¨¢tiras a los reportajes y en general la p¨ªcara maledicencia, sobre todo cuando hay pol¨ªticos o pr¨®ceres por medio, al aburrido pensamiento cr¨ªtico.
Socialmente todas las culturas han considerado indispensable la burla de la sociedad, la autoparodia. La ritualizaci¨®n de esa gran carcajada irreverente en tiempos medievales ha sido estudiada por te¨®ricos como Mija¨ªl Bajtin o Johan Huizinga, aunque separar lo l¨²dico de lo serio no siempre fue f¨¢cil: en la Venecia de la decadencia, el carnaval se prolongaba cada vez m¨¢s meses al a?o, todo el mundo acud¨ªa disfrazado a sus quehaceres y los magistrados no se quitaban la m¨¢scara picuda para dictar sus sentencias¡ Precisamente sobre esas cuestiones trata el discurso de Huizinga que acaba de publicar Casimiro, titulado De lo l¨²dico y lo serio. Se trata de una conferencia pronunciada en 1933 cuando era rector de la Universidad de Leiden y que adelanta los temas que tratar¨ªa m¨¢s por extenso en su gran obra Homo ludens. Asunto: en qu¨¦ consiste el juego humano y sobre todo a qu¨¦ juega el hombre cuando dice que no juega.
¡°El gusto por lo exorbitante y la exageraci¨®n desmesurada es t¨ªpico de lo l¨²dico¡±, asegura Huizinga, y nadie se lo discutir¨¢ entre nosotros, donde la caricaturizaci¨®n grotesca del adversario es m¨¢s celebrada que la esgrima dial¨¦ctica. En cambio, sorprende que despu¨¦s de pasar revista a lo festivo en el ¨¢mbito po¨¦tico, religioso y de las artes pl¨¢sticas, aventure: ¡°Me parece que lo l¨²dico est¨¢ poco menos que ausente en las obras cinematogr¨¢ficas, aunque quiz¨¢ me equivoque¡±. ?Hombre, decir eso despu¨¦s de M¨¦li¨¨s, Charlot o Buster Keaton y el mismo a?o que se estren¨® Sopa de ganso!
En Espa?a, el gran ¨¦xito cinematogr¨¢fico hoy es Ocho apellidos vascos, una divertida farsa que provoca carcajadas tranquilizadoras sobre los l¨ªos entre nativos, no siempre pac¨ªficos. El tema ha dado para dramas de etarras atribulados, de asesinatos atroces, de torturas y tambi¨¦n parodias costumbristas: ahora se est¨¢ filmando una pel¨ªcula sobre la venganza de una v¨ªctima ¡ªlo que pertenece a la ficci¨®n especulativa¡ª y se habla de otra sobre las intrigas megal¨®manas entre Egiguren y Otegui¡ En cambio, los movimientos c¨ªvicos que salieron a la calle jug¨¢ndose el tipo, propiciaron la respuesta pol¨ªtica m¨¢s contundente y finalmente derrotaron a la violencia no tienen quien les cante ni les cuente, salvo meritorios documentales mas dolientes que triunfales. Es como s¨ª sobre los nazis s¨®lo hubiera To be or not to be, Operaci¨®n Valkiria, Malditos bastardos, La lista de Schindler¡pero nada sobre el desembarco de Normand¨ªa.
Es sano re¨ªrse y me encanta lo l¨²dico, pero no olvidemos la conclusi¨®n de Huizinga: ¡°M¨¢s all¨¢ de todo juego se ubican las pertenencias m¨¢s preciadas del ser humano: compasi¨®n y justicia, sufrimiento y esperanza¡±.
Babelia
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