La reivindicaci¨®n de Dora Maar, no obstante Picasso
El Palacio Fortuny de Venecia re¨²ne 90 fotograf¨ªas de una mujer inteligente y culta, cuya carrera como fot¨®grafa fue eclipsada por la figura de su amante
?Habr¨ªamos conocido el talento y el ojo sensible fotogr¨¢fico de Dora Maar, si no hubiese sido amante y musa de Pablo Picasso? Con el pasar del tiempo, seguramente la cr¨ªtica habr¨ªa valorado las im¨¢genes del Par¨ªs callejero y paup¨¦rrimo, las carniceras regordetas y simp¨¢ticas del mercado de la Boquer¨ªa en Barcelona, las im¨¢genes publicitarias sensuales, los fotomontajes surrealistas y el reportaje del proceso de creaci¨®n de El Guernica. En el imaginario colectivo la figura de Maar destaca por haber compartido secretos de cama con el gran pintor malague?o y porque, para muchos, los celos la volvieron loca. Sin embargo, la exposici¨®n Dora Maar, no obstante Picasso ??¡ªabierta hasta el 14 de julio en el Palacio Fortuny¡ª reivindica el talento de una mujer de car¨¢cter fuerte, inteligente y culta, cuya carrera como fot¨®grafa profesional se vio eclipsada por la figura de su amante.
Henriette Theodora Markovitch (Par¨ªs, 1907-1997) era guap¨ªsima y una gran seductora: ojos verdes y mirada lista para embestir a cualquiera. En 1936 Dora conquist¨® a Picasso ¡°jugando con un extra?o pasatiempo. Consist¨ªa en meter un cuchillo en la mesa, en el espacio entre los dedos y cuando se equivocaba, una gota de sangre sal¨ªa de la mano¡±, narra Combalia. Para entonces, Picasso estaba tramitando el divorcio de la bailarina Olga Koklova y la amante de turno era Marie-Th¨¦r¨¦se Walter. Por su parte, dos a?os antes del fatal encuentro con Picasso, Dora hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio con Andr¨¦ Breton. Una vez dentro la historia turbulenta de amor con Picasso, Dora se convirti¨® en la v¨ªctima de un clich¨¦: en la vida cotidiana y en cada cuadro en el que fue retratada su existencia transcurri¨® seg¨²n la visi¨®n del pintor. ¡°En los primeros retratos Picasso la represent¨® bella, melanc¨®lica y distante, para luego mostrarla como una persona que sufr¨ªa, atormentada y hasta desequilibrada. Para Picasso era La mujer que llora, t¨ªtulo del famoso ¨®leo de 1937¡±, explica a EL PA?S la comisaria, Victoria Combalia, profesora de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona y autora de la biograf¨ªa de Dora Maar (Editorial Circe, 2012).
Combalia lleva 20 a?os estudiando la vida misteriosa y fascinante de Maar. Para armar la muestra, que re¨²ne 90 im¨¢genes y es la primera dedicada en Italia al trabajo fotogr¨¢fico de Maar, la comisaria estudi¨® 2.500 documentos, entre cartas y negativos, muchos de los cuales la autora conservaba en cajas de cart¨®n debajo de su cama hasta el ¨²ltimo d¨ªa de su existencia. Y como si esto no bastase, convers¨® muchas horas por tel¨¦fono con la fot¨®grafa. ¡°Hablamos siete veces y eran conversaciones largas que se extend¨ªan hasta dos horas. Hicimos las entrevistas por tel¨¦fono porque se sent¨ªa vieja y enferma, no quer¨ªa ver a nadie. Creo que lo dec¨ªa por coqueter¨ªa porque hab¨ªa cumplido 88 a?os y quer¨ªa que la recordaran como la mujer guap¨ªsima que conquist¨® a Picasso¡±.
El contenedor de esta ambiciosa exposici¨®n ¡ªcon piezas provenientes del Museo Nacional de Arte Reina Sof¨ªa, el Museo Nacional Picasso de Par¨ªs, el Centro Pompidou, la Galer¨ªa Nacional de Arte Moderna y Contempor¨¢nea de Roma y los herederos de Dora Maar, entre otros¡ª es el Palacio Fortuny, construido en el siglo XIII por una poderosa y culta familia de mercaderes. La que fuera la casa y laboratorio de Mariano Fortuny es un espacio lleno de luz y tal vez uno de los museos con m¨¢s encanto en Venecia. En el gran sal¨®n principal del primer piso se exponen im¨¢genes surrealistas de Maar, entre las cuales destacan dos fotocollages in¨¦ditos de 1936: Ciegos en Versalles y Villa en venta. En el primero aparecen todos los no videntes fotografiados por Maar, entre ellos, la orquesta de ciegos de Barcelona, un ni?o adormentado y un ciego que canta, seg¨²n la comisaria, un claro ejemplo del humor surrealista de Maar. En el segundo, un fotomontaje de una mujer desnuda delante de una casa abandonada. En otra sala, una serie de fotograf¨ªas que develan la sensibilidad social y la militancia pol¨ªtica de Maar, miembro del movimiento anticapitalista, creado en 1935 por su ex marido Andr¨¦ Breton y Georges Bataille.
Hay im¨¢genes que retratan la crisis de los a?os treinta del siglo pasado: un hombre elegante en una calle de Londres, con un cartel en la mano en el cual se lee, ¡°no quiero limosna, solo trabajar¡±. El recorrido contin¨²a con una serie de fotograf¨ªas callejeras en la Par¨ªs (1933). En este cap¨ªtulo Maar demuestra una piedad especial para captar mendigos, ni?os vestidos con andrajos, madres con hijos en brazos, vagabundos y mendigos. El espectador capta s¨²bito su modo personal de acercarse con mucho respeto a la dignidad de los protagonistas, como en la foto Dos ni?os delante de una roulote, inmortalados entre barracas de la periferia parisiense. Se exhiben adem¨¢s muchos de sus trabajos para revistas de moda y publicaciones er¨®ticas, realizados durante su breve e intensa carrera fotogr¨¢fica, entre 1931 y 1937. En la ¨²ltima sala, el foto-reportaje que documenta la evoluci¨®n del mural sobre la guerra y la destrucci¨®n, pintado por Picasso en el ¨¢tico de la Rue des Grands Augustins 7. Seg¨²n Combalia es probable que Maar, ¡°empujase al pintor a implicarse en pol¨ªtica. Pero no sabemos si Dora lo influenci¨® para que pintase El Guernica¡±.
Cuando en 1943 Picasso perdi¨® la cabeza por la joven pintora, Francoise Gilot, su nueva amante, Dora estall¨® en una crisis psic¨®tica y fue internada en una cl¨ªnica privada donde recibi¨® tratamiento psiqui¨¢trico. ¡°Todos cre¨ªan que despu¨¦s de la separaci¨®n de Picasso me habr¨ªa suicidado, pero no lo hice para no darle la satisfacci¨®n¡±, cont¨® Maar a Combalia en una entrevista. Seg¨²n la comisaria, tras abandonar la cura psiqui¨¢trica Dora se dedic¨® a la pintura y la meditaci¨®n. ?Logr¨® perdonar a Picasso?. ¡°Antes de morir me dijo que super¨® el trauma y no me pareci¨® nada deprimida¡±, zanja Combalia.
Dora Maar muri¨® sola en el verano de 1997, en su casa parisina. Al funeral apenas asistieron siete personas.
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