Prender la mecha de la familia
Llega a Madrid la versi¨®n en castellano de 'El nombre', la comedia que se r¨ªe de la tragedia cotidiana llamada mezquindad
La bomba que se enciende con la mecha de una simple ¡ªquiz¨¢ no tan sencilla¡ª broma cuando un grupo de amigos y de parientes se re¨²nen para cenar ha provocado la risa por una larga temporada. Tambi¨¦n la identificaci¨®n de los espectadores con esta historia de entra?as profundas, en la que a trav¨¦s de un vibrante di¨¢logo se desenmascaran secretos, desavenencias, rencillas y esos peque?os odios que se van ocultando a lo largo de los a?os y que, as¨ª, como quien no quiere la cosa, por una palabra tonta, por ganas que tiene alguien de hacerse el graciosillo, saltan un buen d¨ªa. El nombre se estren¨® como obra teatral en 2010 en Par¨ªs, para ser despu¨¦s llevada a la gran pantalla de la mano de sus autores, Matheu Delaporte y Alexandre de la Patelli¨¨re. A los escenarios catalanes lleg¨® adaptada por Jordi Galcer¨¢n (Barcelona, 1964) en 2013 con gran ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico. Y ahora, el montaje en su versi¨®n en castellano dirigido por uno de los magos actuales de la comedia, Gabriel Olivares (Albacete, 1975), ocupa las tablas del Teatro Maravillas desde este s¨¢bado 26 de abril.
¡°El nombre es todo un tratado sobre las relaciones familiares. La funci¨®n se mete de lleno en la familia, el mayor de los campos de batalla¡±, explica Olivares, gran conocedor de la comedia francesa, quien se confiesa un enamorado de este texto ¡°s¨®lido, muy bien escrito¡± que construye teatro a partir de una an¨¦cdota, m¨¢s que de un aparato argumental. Como en un castillo de naipes, al que el ni?o mimado, Vicente, da el primer soplo al desvelar el que ser¨¢ en nombre de su futuro hijo y organizar as¨ª un agrio debate alrededor, la comedia se va desenredando a la par que destruye mucho de lo que estaba establecido, y se daba por hecho y por sabido entre los personajes.
¡°Los personajes representan roles que poseen desde que son ni?os, algo que les viene impuesto o que desean mantener, como sucede en las familias¡±. ?Les suena? ¡°Esta funci¨®n constituye un punto de inflexi¨®n que apunta a la madurez. Las cosas tienen caducidad, no puede ser que se asuma un rol, ser siempre el gracioso, o el sirviente¡ y hay un momento en que es necesario dar un pu?etazo en la mesa, un golpe de estado familiar para que las cosas cambien¡±, contin¨²a el director de El nombre, que ha elegido para este montaje una escenograf¨ªa ¡°hiperrealista, en la que se puede ver hasta el humo que echa el t¨¦¡±. ¡°He pensado que era la lupa adecuada para poner sobre las relaciones personales y comunicar al p¨²blico que esta no es una funci¨®n que se pueda ver desde la abstracci¨®n¡±, prosigue.
La versi¨®n cinematogr¨¢fica que se realiz¨® en Francia no queda en el olvido, porque este montaje comienza y concluye con un gui?o a la ganadora en 2013 de dos premios C¨¦sar ¡ªlos m¨¢s prestigiosos del cine franc¨¦s¡ª y que tuvo cinco nominaciones, con im¨¢genes que se proyectan para dar despu¨¦s pie a la funci¨®n teatral, con la que Olivares desea transmitir rapidez, agilidad, ¡°como un plano secuencia¡± que viene favorecido porque esta es una historia en la que no existen elipsis, todo viene explicado ante el p¨²blico. El recurso a la voz del narrador tambi¨¦n trae ese elemento cinematogr¨¢fico que Olivares ha querido emplear.
La obra se r¨ªe de una cierta clase media intelectual y progre que existe tanto en Francia como en Espa?a¡ Jordi Galcer¨¢n
Lo que supone un intenso estudio del comportamiento de las personas en su ¨¢mbito m¨¢s ¨ªntimo tiene ecos que a su vez nos trasladan a un contexto social. As¨ª ve el dramaturgo y traductor Jordi Galcer¨¢n los puentes que unen al texto franc¨¦s con su adaptaci¨®n en catal¨¢n o en castellano. ¡°Las cuestiones ling¨¹¨ªsticas no han ofrecido demasiados problemas. La obra se r¨ªe de una cierta clase media intelectual y progre que existe tanto en Francia como en Espa?a, en Par¨ªs, Barcelona o en Madrid¡¡±, relata a trav¨¦s del tel¨¦fono. ¡°Le saca los colores a personajes que son capaces de poner el grito en el cielo [por las posibles connotaciones de un nombre propio] ¡¡± y que despu¨¦s portan mucha miseria escondida en su interior. La obra, convienen adaptador y director, trae ecos de las creadas por la dramaturga francesa Yasmina Reza (Un Dios salvaje, Arte), protagonizadas por ¡°personajes cultivados que se deben enfrentar a cuestiones m¨¢s humanas¡±.
Amparo Larra?aga, mujer de teatro y apasionada de las tablas, reconoce que encarnar a Isabel, una mujer amable, y de car¨¢cter pac¨ªfico y colaborador, la anfitriona de la cena en la que todo termina por descubrirse, le trajo muchas dudas al principio. ¡°Siempre me llaman para interpretar a la mujer con el l¨¢tigo y esta es una matriarca silente", explica y alaba una comedia en que "no hay humor f¨¢cil ni chabacano...". Olivares ha reflexionado sobre la risa largo y tendido y de estas representaciones espera "muchas carcajadas y alguna risa congelada". La reacci¨®n ante la tragedia cotidiana de la mezquindad. Jorge Bosch, Antonio Molero, Cesar Camino y Kira Mir¨® forman el resto del reparto de El nombre en el Maravillas.
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