Demolici¨®n
Dos pel¨ªculas espa?olas en la cartelera tratan vertientes distintas de la decadencia
Hay dos pel¨ªculas espa?olas en la cartelera que tratan vertientes distintas de la decadencia. En una de ella, Anochece en la India, un hombre se enfrenta a sus demonios personales camino de la muerte, cuando ya fallan las fuerzas y todo lo que hay por delante es desierto. Le acompa?a, ya no un familiar, sino la asistenta rumana. Pese a lo luminoso del paisaje, la idea de viaje final tiene algo de aquella m¨ªtica Balada de Narayama,que es una leyenda rural, pero que sigue hablando del inc¨®modo lugar que se reserva para quienes ya no son productivos. De una manera cada vez menos sutil, el arrinconamiento y la fatiga ante los que no tienen nada que ofrecer, se hace evidente en cada gesto pol¨ªtico, en cada valla publicitaria y en cada pomposa declaraci¨®n de por d¨®nde ha de ir el futuro. Ir¨®nica presunci¨®n esta de resolver el futuro cuando no somos capaces ni de afrontar nuestro pasado.
La otra pel¨ªcula se llama Edificio Espa?a y es un documental pausado y observante, donde la tesis, al contrario de lo que acostumbra a ser pauta, no est¨¢ martilleada en cada instante, sino que termina pos¨¢ndose como un desasosiego inabarcable. Cuenta el proceso de demolici¨®n interior de ese edificio emblem¨¢tico que corona la plaza de Espa?a desde 1953. Habla de las tripas y de los tumores internos de una met¨¢fora de pa¨ªs, con su laborioso enjambre de subempleados de demolici¨®n. Despu¨¦s de vencer las reticencias de la propiedad, la cinta pudo mostrarse para ilustrar un proceso nacional generalizado, en el que toca destruir primero, triturar y demoler antes de ofrecer una perspectiva de futuro. Alborozados, las autoridades nos han comunicado que el edificio va a ser comprado por el empresario chino Wang Jianlin y podr¨ªa ser un hotel y centro comercial de lujo destinado, obviamente, al turista.
Ni Chema Rodr¨ªguez ni V¨ªctor Moreno, los directores de ambas pel¨ªculas, tienen la respuesta que ustedes y yo estamos esperando. Pero al menos utilizan la paciencia para mostrar los signos. Las pel¨ªculas sobre degradaci¨®n no regocijan al p¨²blico que acude a verlas. Tampoco lo pretenden. Se quedan ah¨ª en el aire como un insecto zumb¨®n y molesto. Pero ambas historias pueden presumir de contar en qu¨¦ consiste hoy llevar ocho apellidos espa?oles.
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