El ¨ªmpetu de una sociedad

¡°?Madre m¨ªa de mi vida! (...), gracias a Venezuela por haber esperado con tantas ansias una pel¨ªcula como esta¡±. Las palabras de Miguel Ferrari, director de Azul y no tan rosa,entre emocionado e incr¨¦dulo, al obtener el Goya a la mejor pel¨ªcula iberoamericana de 2013, ya adelantaban, en el fondo y en la forma, exultante, que hay trabajos que trascienden su propia condici¨®n cinematogr¨¢fica para abrazar un estatus pol¨ªticosocial quiz¨¢ m¨¢s importante.

Y la par¨¢bola en favor de la igualdad de sexos, y de denuncia de la homofobia y de la violencia de g¨¦nero que conforma el relato de Ferrari, es una de ellas, a pesar de sus desajustes formales y narrativos, que los tiene, y muchos.

?Puede un discurso de agradecimiento y, sobre todo, lo que hay detr¨¢s de esa emoci¨®n, imponerse a una cr¨ªtica? Quiz¨¢, porque de hecho lo que sostiene, al menos m¨ªnimamente, a la pel¨ªcula es ese ¨ªmpetu desbocado (con el que no es que se llegue al brochazo, es que se basa directamente en ¨¦l), y su ilusi¨®n por cambiar las cosas en materia social, aunque sea de un modo grueso y expl¨ªcito. Una sistem¨¢tica con la que los personajes nunca adquieren verdadera entidad m¨¢s all¨¢ del estereotipo que representan, y en la que el alegato reivindicativo, necesario pero carente de control, se lleva hasta la ¨²ltima secuencia: esa en la que la pel¨ªcula de cine social acaba abrazando el cuento infantil de transformaci¨®n, esta vez con la sociedad en su conjunto como antiguo patito feo, v¨ªa talk-show televisivo. Como contrapartida, el fen¨®meno al menos puede servir para que su ¨¦xito le abra en su pa¨ªs a p¨²blicos menos trascendentes y exquisitos, a los que puede que no llegara su obra hermana en cuanto a nacionalidad, temporalidad, tem¨¢tica y objetivos: Pelo malo, estrenada hace unas semanas, con m¨¢s calidad art¨ªstica, pero quiz¨¢ sin el don de la popularidad.

Azul y no tan rosa, pedestre de luz, montaje, puesta en escena y narraci¨®n, pero rabiosa e ilusionada, se impuso en los Goya a la argentina El m¨¦dico alem¨¢n y, sobre todo, a la mexicana La jaula de oro y a la chilena Gloria. En la conciencia de los acad¨¦micos espa?oles queda la decisi¨®n.