Donde la palabra se hace cine
Quentin Tarantino escenifica entero su guion ¡®The hateful eight¡¯ en Live Read, un evento mensual que recrea los grandes cl¨¢sicos leyendo sus libretos
En la cultura del streaming, las descargas y la inmediatez de las redes sociales, Quentin Tarantino encontr¨® el pasado domingo la forma de ofrecer a sus seguidores una experiencia ¨²nica e irrepetible. Llev¨¢ndole la contraria a los que dicen que una imagen vale m¨¢s que mil palabras, el realizador estadounidense convirti¨® la lectura en p¨²blico de su ¨²ltimo guion, The hateful eight, en un espect¨¢culo singular que nadie quiso perderse.
Hubo, por supuesto, muchas m¨¢s que mil palabras durante las tres horas y media de frases violentas, cautivadoras y ofensivas, que atraparon a los 1.200 asistentes en Los ?ngeles que tuvieron el privilegio de participar (pagando 200 d¨®lares por cabeza) en uno de los secretos mejor guardados de Hollywood. Porque en un momento en el que los efectos visuales dominan en los grandes estrenos, Live Read, el programa puesto en marcha hace tres a?os por el Film Independent (asociaci¨®n que entrega los premios Independent Spirit) y que culmin¨® esta semana con la lectura de The hateful eight, deja claro que en el cine hay mucho m¨¢s que im¨¢genes.
Por el evento han pasado actores como Sharon Stone con ¡®El graduado'
Tarantino encontr¨® en la lectura p¨²blica de The hateful eight la forma de vengarse de los que colgaron sin autorizaci¨®n en la Red el libreto en el que estaba trabajando. Una venganza cat¨¢rtica, porque, a juzgar por sus palabras, la obra que en su d¨ªa jur¨® que nunca ver¨ªa la luz podr¨ªa ser ahora su pr¨®ximo largometraje. ¡°Esta es la primera versi¨®n del guion¡±, inform¨® al p¨²blico antes de empezar a leer lo mismo que Gawker.com filtr¨® a principios de a?o. ¡°Estoy trabajando en una segunda, y probablemente habr¨¢ una tercera versi¨®n¡±, adelant¨® optimista. Pero a?adi¨®: ¡°El cap¨ªtulo cinco [y ¨²ltimo] solo se ver¨¢ aqu¨ª, solo esta noche¡±.
Es ese mismo sentimiento de intimidad, de hacer sentir a la audiencia que est¨¢ asistiendo a algo especial, el que ha catapultado el ¨¦xito de estas lecturas. Su esquema no puede ser m¨¢s sencillo. Un escenario y media docena de sillas (y sus correspondientes micr¨®fonos). Y ganas de ver buen cine. Al menos, de escucharlo, porque lo importante es lo que all¨ª se lee. ¡°Yo siempre decido cu¨¢l ser¨¢ mi pr¨®xima pel¨ªcula escuchando la lectura de su guion¡±, admite el realizador Jason Reitman (Juno, Up in the air), encargado junto con el Film Independent y el Museo de Arte del Condado de Los ?ngeles de Live Read desde su concepci¨®n.
Reitman ha sabido escoger no solo los t¨ªtulos de este programa sino que ha acertado con sus protagonistas. En esta cita mensual, ha sido capaz de contar con Sharon Stone para revivir, sentada en una silla, la seducci¨®n de la se?ora Robinson de El graduado o a Kate Hudson para el papel que en su d¨ªa interpret¨® su madre, Goldie Hawn, en la lectura de Shampoo. Tambi¨¦n le dio un giro a Reservoir dogs contando con un reparto solo de actores negros o llam¨® a actrices para recrear Glengarry Glen Ross. Todas las lecturas son actos organizados sin previo aviso. Uno o dos d¨ªas antes Reitman informa a sus seguidores en Twitter del guion escogido y el reparto se desvela... cuando suben al escenario. El resultado, apoyado por la avidez del p¨²blico a la hora de intentar acceder a alguno de los eventos, es inolvidable. ¡°Clase maestra de interpretaci¨®n¡±: as¨ª defini¨® el cr¨ªtico Todd McCarthy el trabajo de Bruce Dern, el primer muerto del ¨²ltimo guion de Tarantino, que hizo sentir c¨®mo corr¨ªa la sangre sin levantarse de la silla. Como subray¨® el realizador mientras se encargaba de leer las notas del libreto, para situar a la audiencia en unos paisajes e interiores invisibles a sus ojos, habr¨¢ que imaginarse todo lo que no se puede ver ¡°en maravilloso y espectacular 70 mil¨ªmetros¡±.
Su organizador, Jason Reitman, avisa por Twitter dos d¨ªas antes
Mientras que el programa habitual de lecturas se hace sin ensayos y para una audiencia menor, el evento de Tarantino fue un acto ben¨¦fico y cont¨® con tres d¨ªas de preparaci¨®n. ¡°No est¨¢ mal¡±, se vanaglori¨® el realizador aceptando las ovaciones del p¨²blico para ¨¦l y para su reparto de excepci¨®n. Tarantino llam¨® a filas a los mismos que hubiera querido tener en su montaje original y junto a Dern actuaron en sus respectivas sillas Kurt Russell, Michael Madsen, Amber Tamblyn, Tim Roth, Walton Goggins y, por supuesto trat¨¢ndose de una de Tarantino, Samuel L. Jackson, todos tan odiosamente interesantes como proclama desde su comienzo el t¨ªtulo del guion.
Siempre hay momentos especiales, como el instante en el que, en El graduado, Jay Baruchel (Juerga hasta el fin) se levant¨® de su asiento y le rob¨® un beso fuera de guion a Sharon Stone, un pronto que el p¨²blico recompens¨® con el aplauso. Lo mismo ocurri¨® con The hateful eight: con cada muerte, una ovaci¨®n. Los actores se dejaron llevar por las palabras a pesar de las anotaciones de Tarantino de ¡°nada de coguionistas¡± o las quejas all¨ª mismo del acalorado y sudoroso director pidiendo a sus actores que no se desviaran ¡°de lo escrito¡±. El espect¨¢culo lo val¨ªa.
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