Bajo el volc¨¢n
Si algo hay que agradecer a Anderson es que su acercamiento al 'peplum' remita antes a la memoria del g¨¦nero que a rutinarios simulacros 'post300'
Los cuerpos de un hombre y una mujer, fundidos en un abrazo, hallados en las ruinas de Pompeya proporcionaban una imagen inmortal en una pel¨ªcula inmortal: Te querr¨¦ siempre (1954) de Roberto Rossellini, esa zona cero del cine de la modernidad que presagi¨® la obra de Michelangelo Antonioni y que, en fecha reciente, ha sido citada, de manera expl¨ªcita, por el cine de Almod¨®var ¡ªLos abrazos rotos¡ª y, de manera impl¨ªcita, por el de Abbas Kiarostami ¡ªCopia certificada¡ª. La ¨²ltima pel¨ªcula de Anderson proporciona una ilusi¨®n que funciona como paradoja temporal y como dislocaci¨®n postmoderna de jerarqu¨ªas culturales, y, seg¨²n la cual, esa imagen inmortal de una pel¨ªcula inmortal podr¨ªa haber sido forjada en un blockbuster autocombustible de medio pelo como Pompeya.
POMPEYA
Direcci¨®n: Paul W. S. Anderson.
Int¨¦rpretes: Kit Harington. Emily Browning, Jared Harris, Kiefer Sutherland, Carrie Ann Moss.
G¨¦nero: peplum. Canad¨¢, 2014.
Duraci¨®n: 105 minutos.
Si algo hay que agradecer a Anderson, director que nunca peca de ambici¨®n, es que su acercamiento al peplum remita antes a la memoria del g¨¦nero (aunque no necesariamente a sus referentes m¨¢s nobles) o algunos modelos televisivos de ¨²ltima generaci¨®n que a los rutinarios y fastidiosos simulacros de s¨ªntesis post300. Antes de la cat¨¢strofe volc¨¢nica, que proporciona aqu¨ª un cl¨ªmax tan expeditivo como en Los ¨²ltimos d¨ªas de Pompeya, Anderson rodea su historia de amor entre esclavo gladiador (Kit Harington) y rica pompeyana (Emily Browning) de un relato centrado en un plan de renovaci¨®n urban¨ªstica que el espectador espa?ol podr¨ªa declinar incluso en clave levantina: en la figura de ese padre (Jared Harris) que busca captar la benevolencia de un senador corrupto (Kiefer Sutherland) para convertir Pompeya en para¨ªso inmobiliario cualquiera puede acabar viendo a uno de nuestros contempor¨¢neos, so?ando en una megal¨®polis dise?ada por Santiago Calatrava. Ojal¨¢ la imaginaci¨®n de Anderson hubiese entrado algo m¨¢s en erupci¨®n con estos materiales, potencialmente delirantes, en la mano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.