En el pa¨ªs de lo pol¨ªticamente correcto triunfa lo escandaloso
Akif Pirin?ci arrasa en Alemania con un libro que ataca a mujeres, homosexuales e inmigrantes El escritor, hijo de inmigrantes turcos, quiere que se vayan los extranjeros inadaptados
A los nueve a?os abandon¨® Turqu¨ªa rumbo a Alemania, y pocos meses despu¨¦s estaba dando saltos de alegr¨ªa al comprobar que en el pa¨ªs al que acababa de llegar sus padres pod¨ªan comprarle una bicicleta. Medio siglo m¨¢s tarde, ese ni?o es un escritor rico y famoso. Pero la historia de integraci¨®n con final feliz de Akif Pirin?ci no sirve, seg¨²n el propio interesado, como modelo para otros inmigrantes. Hace a?os vendi¨® millones de libros con su serie Felidae. Ahora vuelve a acaparar la atenci¨®n de los medios alemanes, pero no gracias a un nuevo episodio de aquella colecci¨®n policiaca en la que un gatito se dedicaba a resolver cr¨ªmenes. Estos d¨ªas, Pirin?ci indigna a muchos y agrada a unos cuantos con el libro que acaba de publicar y cuyo t¨ªtulo lo dice todo: Alemania enloquecida. El culto absurdo a mujeres, homosexuales e inmigrantes.
El ataque no se dirige solo contra los tres colectivos mencionados. Ecologistas, intelectuales, musulmanes, defensores de los impuestos y del Estado social... Todos ellos reciben los dardos envenenados de este polemista que ha logrado colocar su panfleto ¡ª¨¦l asume con gusto esta palabra¡ª en el n¨²mero uno de los libros alemanes m¨¢s vendidos en Amazon. ¡°Cien mil personas lo han comprado en solo dos semanas. En este tiempo, he ganado 300.000 euros por un libro que tard¨¦ tres semanas y media en escribir. No est¨¢ mal, ?verdad?¡±, sonr¨ªe desde la cocina de su coqueta casa en Bonn, en un barrio residencial en el que no hay ni rastro de esos inmigrantes inadaptados que tanto critica.
El de Pirin?ci no es un caso excepcional en el panorama literario alem¨¢n. Hace cuatro a?os, Thilo Sarrazin ¡ªun socialdem¨®crata que fue responsable de Hacienda de la ciudad de Berl¨ªn y alto cargo del muy respetado banco central¡ª dej¨® boquiabierto a medio pa¨ªs con su libro Alemania se destruye, en el que sosten¨ªa teor¨ªas como que las nuevas generaciones corr¨ªan el riesgo de ser m¨¢s tontas por la influencia de los extranjeros. Estas ideas, que recordaban peligrosamente a la eugenesia de infausto recuerdo en Alemania, no impidieron ¡ªm¨¢s bien al contrario, propiciaron¡ª que Sarrazin vendiera 1,5 millones de ejemplares, una cifra so?ada para cualquier ensayista. Este a?o ha vuelto a publicar un libro en el que arremete contra el ¡°terror de la virtud¡± que imponen las teor¨ªas pol¨ªticamente correctas y que supuestamente habr¨ªa acabado con la libertad de pensamiento en Alemania.
"S¨ª, algo de odio hay en mi libro. Tambi¨¦n rabia e indignaci¨®n"
Pero ?por qu¨¦ estos libros logran r¨¦cords de ventas en un pa¨ªs en el que hasta hace poco cualquier expresi¨®n xen¨®foba o antisemita se consideraba tab¨²? ¡°Este tipo de autores tienen potencial en nuestra sociedad. Un 15% de los alemanes reclaman actitudes autoritarias o muestran odio a las minor¨ªas. Es interesante comprobar c¨®mo estas ideas se detectan desde hace poco en las clases medias¡±, responde Serhat Karakayali, del berlin¨¦s Instituto de Investigaci¨®n de la Migraci¨®n. ¡°Detr¨¢s de su vulgar conservadurismo se esconden las quejas ya conocidas de los ciudadanos furiosos, que no se entienden con las exigencias de la sociedad moderna: con los gais que se casan o con las mujeres que pretenden tener su propia opini¨®n¡±, escribe el periodista Harald Staun.
El propio interesado tiene una explicaci¨®n mucho m¨¢s simple para su ¨¦xito: ¡°Hay mucha gente harta que quiere o¨ªr la verdad¡±. Pirin?ci es amable con el visitante. Sonr¨ªe, gasta bromas¡ Hasta que en alg¨²n momento, cuando comienza a hablar de alguno de sus numerosos enemigos ¡ªda igual que sean los propagandistas de la teor¨ªa de g¨¦nero, las feministas o las ONG defensoras de los inmigrantes¡ª, se le dibuja en la cara un gesto muy parecido al del odio. ¡°S¨ª, algo de odio hay en mi libro. Tambi¨¦n rabia e indignaci¨®n¡±, concede.
"He ganado 300.000 euros y tard¨¦ tres semanas y media en escribirlo"
Quiz¨¢s es esa mezcla de sentimientos la que le lleva a cometer excesos dial¨¦cticos, como bautizar a Los Verdes como el ¡°Partido del Sexo con Ni?os¡± ¡ªse refiere a una vieja pol¨¦mica sobre las ideas exculpatorias de la pederastia que hace d¨¦cadas ten¨ªan algunos ecologistas¡ª o asegurar sin asomo de dudas que todos los partidos alemanes comparten la misma ideolog¨ªa. ¡°Est¨¢n de acuerdo en lo fundamental: en que el Estado debe ocuparse de todo. Incluso con los nazis del NPD. La ¨²nica diferencia es que ellos gritan ¡®extranjeros fuera¡¯ y el resto, no¡±, asegura. El autor turco-alem¨¢n se ve a s¨ª mismo como un quijote que lucha solo contra todo el establishment.
Se queja de haber sufrido censura en la televisi¨®n p¨²blica, pero lo cierto es que los medios de comunicaci¨®n no han escatimado espacio para hablar de sus ideas. Tampoco ep¨ªtetos. El sensacionalista Bild le concede p¨¢ginas y p¨¢ginas en las que Pirin?ci muestra su faceta m¨¢s humana y se deja querer con propuestas de matrimonio a la reportera que le env¨ªa el peri¨®dico m¨¢s le¨ªdo de Europa. Pero la prensa m¨¢s seria ha atacado con dureza un libro en el que se abordan temas muy distintos con brochazos de trazo grueso. ¡°Tonto ¨²til¡±, le llam¨® el izquierdista Tageszeitung. ¡°Como Sarrazin puesto de speed¡±, ironiz¨® el conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. ¡°Puro desprecio al ser humano¡±, a?adi¨® el sesudo Die Zeit, que compar¨® su libro con el Mein Kampf de Adolf Hitler. ¡°Entre otras diferencias, el m¨ªo es mucho m¨¢s divertido¡±, responde Pirin?ci con una sonrisa. Es evidente que est¨¢ encantado con la pol¨¦mica. No solo por vanidad, tambi¨¦n por la promoci¨®n gratuita.
Mientras comparte caf¨¦ y cigarrillos, Pirin?ci desgrana sus ideas. ¡°No tengo nada contra los homosexuales. Pero critico sus privilegios. No pueden hacernos creer que su estilo de vida es mayoritario¡±, asegura. Cuando se le inquiere por esos supuestos privilegios, menciona una campa?a publicitaria en M¨²nich en la que se presentaban a parejas de gais y lesbianas como si representaran a la mayor¨ªa de familias.
Sobre los extranjeros, critica que se hayan cre¨ªdo con un derecho inalienable a estar en Alemania. ¡°Han olvidado que la inmigraci¨®n tiene que ser un negocio para el pa¨ªs de acogida. Si no, se transforma en colonizaci¨®n¡±. ?Le habr¨ªa dicho lo mismo a sus padres cuando llegaron de Estambul a finales de los a?os sesenta? ¡°Ellos vinieron para trabajar y se adaptaron. Hay que asumir que un tercio de los turcos en Alemania no se van a adaptar nunca y es mejor que se vayan. Simplemente, no pertenecen a este pa¨ªs. Que vayan a uno isl¨¢mico, si tanto les gusta¡±, responde visiblemente irritado.
A Pirin?ci no parece gustarle el comentario de que los fundamentalistas isl¨¢micos que tanto detesta seguramente compartir¨ªan alguna de sus ideas sobre los homosexuales o el papel de las mujeres en la sociedad. ¡°Bueno, no puedo hacer nada contra eso. Tambi¨¦n muchos llevar¨¢n vaqueros como yo y eso no significa que estemos de acuerdo¡±, se limita a responder.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.