El misterio de Tom¨¢s Eloy
La Feria del Libro de Buenos Aires evoca la figura del autor de 'Santa Evita'
A los ¨²ltimos d¨ªas de Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, que muri¨® en Buenos Aires el 31 de enero de 2010 a los 75 a?os, se le podr¨ªa aplicar la misma descripci¨®n que ¨¦l hace del poeta Saint-John Perse cuando lo retrat¨® enfermo y desva¨ªdo, en su cama. Esa descripci¨®n, publicada por Mart¨ªnez en un peri¨®dico en 1975, est¨¢ en su libro Lugar com¨²n la muerte: ¡°Solo s¨¦ que de pronto, como en el interior de un rel¨¢mpago, vi a Saint-John Perse envuelto en luz sobre la cama, inm¨®vil, con esa paz perfecta que solo fluye de las estatuas; vi tambi¨¦n su voz levitando sobre la vajilla de porcelana, o¨ª el aliento de una sangre que estaba m¨¢s viva que la m¨ªa. Y sent¨ª que deb¨ªa callar, que el estr¨¦pito de cualquier palabra pod¨ªa convertirnos en polvo¡±.
As¨ª vio al propio Tom¨¢s Eloy, periodista, escritor, autor de Santa Evita y La novela del general, su joven colega argentino Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, a quien Mart¨ªnez convoc¨® para despedirse, quince d¨ªas antes de su muerte. Ya era un hombre al que solo le funcionaba el cerebro ¡°y se arrastraba literalmente hasta la mesa de escribir¡± para seguir a diario, l¨ªnea a l¨ªnea, su ¨²ltima novela ya incompleta, El olimpo. En la Feria del Libro de Buenos Aires, que tiene a Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez como uno de sus patrones laicos, Fern¨¢ndez D¨ªaz evoc¨® este domingo esa figura ¡°del maestro que no ces¨® nunca de serlo¡± envuelta adem¨¢s en la atm¨®sfera de un misterio que ¨¦l mismo no se ha atrevido a desvelar. Lo llam¨® a tomar el t¨¦, le pregunt¨® por sus propios proyectos (como hac¨ªa siempre cuando estaba con otros, disc¨ªpulos o no) y le entreg¨® una caja que conten¨ªa un secreto. Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz no sabe qu¨¦ es, ¡°guard¨¦ la caja en mi escritorio de La Naci¨®n [el diario para el que trabaja] y a¨²n hoy no me atrevo a abrirla¡±.
De ese misterio se sabr¨¢ alg¨²n d¨ªa, quiz¨¢. Pero de lo que se sabe (y se volvi¨® a saber el domingo, en medio del ajetreo de una feria que es tambi¨¦n s¨ªmbolo de la resurrecci¨®n del libro entre los rumores de su muerte improbable) es del magisterio de Mart¨ªnez, que se concentra, adem¨¢s, en ese libro, Lugar com¨²n la muerte, en el que ¨¦l recogi¨® el resplandor de Perse, el asma de Lezama, la indecisi¨®n de Roa Bastos, la fragilidad de Manuel Puig o la lucha feroz y mortal contra el insomnio del poeta venezolano Ramos Sucre. Lugar com¨²n la muerte, que trata de todos esos autores y mucho m¨¢s, fue propuesto all¨ª como un libro de estilo para entender la sutileza de las descripciones de Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez y tambi¨¦n como un libro de estilo para los periodistas. ?l fue profesor de la Fundaci¨®n Nuevo Periodismo de Garc¨ªa M¨¢rquez (que dijo de ¨¦l, como Salman Rushdie: ¡°Fue el mejor de todos nosotros¡±), dirigi¨® peri¨®dicos, escribi¨® novelas, y tuvo siempre a gala saber menos que sus alumnos, a los que preguntaba como un chaval cuando era su maestro. De ese libro del que se habla menos que de Santa Evita, la obra cumbre de su narrativa, se pod¨ªa decir lo mismo que ?lvaro Mutis le grit¨® a Gabo cuando le fue a llevar Pedro P¨¢ramo de Rulfo: ¡°?Lea esto y aprenda, carajo!¡±
Es un misterio f¨¢cil de descifrar (al contrario que la caja que recibi¨® Fern¨¢ndez D¨ªaz) por qu¨¦ Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, autor de un estilo tan definido, tan atractivo y tan moderno, no es ahora, en el periodismo y en la narrativa hispanoamericana, una referencia de alto voltaje. Se dijo en la Feria de Buenos Aires. Mar¨ªa O?Donnell, periodista que aprendi¨® con ¨¦l, explic¨® que Tom¨¢s Eloy ¡°ten¨ªa una bell¨ªsima pasi¨®n por el oficio del periodismo¡±, Fern¨¢ndez D¨ªaz se?al¨® que ¡°fue capaz de hacer m¨¢s verdad la ficci¨®n que la realidad¡± en novelas como en las que edific¨® para siempre a Evita y a su marido el general Per¨®n, y su hijo Ezequiel, que con sus hermanos mantiene, al lado de donde trabaj¨® Borges, la Fundaci¨®n Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, explic¨® que ¡°amaba ense?ar y eso era una expresi¨®n de su decisi¨®n de huir de todo envanecimiento¡±. Fue, resumi¨® Fern¨¢ndez D¨ªaz, ¡°uno de los grandes escritores de todos los tiempos de Argentina¡±. Entonces, ?a qu¨¦ se debe ese misterio, por qu¨¦ no tiene ese trono? Quiz¨¢, apunt¨® el propio escritor que recibi¨® la misteriosa caja p¨®stuma de Tom¨¢s Eloy, ¡°porque la cr¨ªtica est¨¢ encerrada con sus juguetes y a que la Academia es esnob y endog¨¢mica y antes y ahora lo tienen postergado¡±.
Ayer por la ma?ana, uno de sus grandes amigos, Paul Auster, fue a ver los papeles antiguos, el resplandor de la ausencia de Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, en la Fundaci¨®n que lleva su nombre y en la que esforzados hijos y alumnos aventajados del maestro tratan de seguir subrayando sus ense?anzas, para periodistas, escritores y lectores, algunas de las cuales est¨¢n, m¨¢s vivas que el peri¨®dico del d¨ªa, en una obra como Lugar com¨²n la muerte, en el que narr¨® con un raro fulgor el estr¨¦pito de muchas vidas.
Babelia
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