La Maestranza est¨¢ noqueada

La Feria de Abril se hunde; la impresi¨®n que da es que est¨¢ noqueada, como esos boxeadores que pierden la visi¨®n y se tambalean buscando la lona como un desesperado.

Ayer, martes de feria, d¨ªa grande de farolillos, la plaza solo se cubri¨® a la mitad, lo que corrobora un preocupante desinter¨¦s. Quiz¨¢ sea verdad que el cartel no reun¨ªa los m¨ªnimos alicientes, pero los vac¨ªos tendidos de sol ofrec¨ªan una imagen penosa y doliente. Sin duda, algo se est¨¢ haciendo muy mal y, si nadie lo remedia, los antitaurinos alcanzar¨¢n pronto sus objetivos sin mover un dedo.

Solo la mitad de la plaza se llen¨®; est¨¢ claro, algo se est¨¢ haciendo muy mal

Pero no acab¨® aqu¨ª la alarma. Sali¨® el primer toro y ten¨ªa una pinta de sardina que no se pod¨ªa aguantar. ?Acaso creen que la plaza se levant¨® en armas contra tan grave ofensa? Cinco aficionados, solo cinco, contados con esta mano, que ocupaban asiento en una grada de sol, iniciaron una t¨ªmida protesta ante la mirada inquisitorial de una sombra silenciosa, c¨®mplice y da?ina. Ya saben aquello de que la afici¨®n sevillana tiene fama de callada, sabia y exigente. Pues sepan que hace tiempo que esta plaza vive de las rentas del pasado. La afici¨®n de anta?o ha dado paso a una mezcla extra?a de espectadores entre los que parecen mayor¨ªa aquellos que van a los toros en feria como acuden a la ¨®pera cuando se anuncia Pl¨¢cido Domingo.

Y las desgracias nunca vienen solas. Cuando David Galv¨¢n peleaba literalmente por robarle un pase al rajado sexto, un toro de astifinas defensas, el animal se lo ech¨® a los lomos y lo hiri¨® en la cara interna del muslo derecho.

Se lidi¨®, faltar¨ªa m¨¢s, el anovillado e impresentable primero de la tarde, que hab¨ªa sido aprobado, no se olvide, por la autoridad, y Adame intent¨® justificarse en una labor tan larga como insulsa que ofrec¨ªa una imagen ridiculizante y deformada de la tauromaquia. Adame insisti¨® una y otra vez entre la desidia del respetable, y eterniz¨® la faena a sabiendas, se supone, de que aquello no interesaba a nadie. A veces, surge la pregunta de d¨®nde est¨¢ la proclamada inteligencia de los toreros. Mat¨® de una buena estocada, y todos esperaban que quedara espantado el mal fario.

Pues, no. La corrida se desplom¨® por un precipicio tan profundo como oscuro. La buena voluntad de Nazar¨¦ y la encomiable decisi¨®n de Galv¨¢n no pudieron superar las grav¨ªsimas carencias de los toros lidiados. Dos del hierro titular se devolvieron, el primero por inv¨¢lido, y por partirse un pit¨®n el otro; y el cuarto, corrido en tercer lugar, fue un manso rajado al que Galv¨¢n persigui¨® por toda la plaza cual eficiente polic¨ªa, y consigui¨® detenerlo en ocasiones, lo que aprovech¨® para robar al delincuente algunos valerosos muletazos desperdigados. Otro de igual comportamiento, acobardado en tablas, le toc¨® en ¨²ltimo lugar, y ah¨ª, en la barrera del 7, el toro lo enganch¨® en la distancia corta y le infiri¨® una cornada seca. Le toc¨® matarlo a Adame y, tras perfilarse muy ceremonioso, cobr¨® un sartenazo en los costillares, tan feo que lo hace a prop¨®sito y no le sale. Tampoco brill¨® el mexicano ante el cuarto, muy parado y soso.

No tuvo mejor suerte Antonio Nazar¨¦. Lo intent¨® de veras en su primero, que ten¨ªa pinta de borrachazo, pero a base de buen gusto y empaque traz¨® algunos redondos y naturales meritorios. Un inv¨¢lido era el quinto y el torero solo pudo ofrecer buena voluntad.

C¨®mo estar¨¢ la Feria de Abril de Sevilla que en el tendido se contaba como ver¨ªdico que muchas personas acuden estos d¨ªas a las taquillas de la plaza y piden una entrada ¡°para ver al ganador de Mira qui¨¦n baila¡±. Ya saben que el triunfador del programa televisivo fue Miguel Abell¨¢n, y est¨¢ anunciado este jueves. ¡°Esperemos¡±, a?ad¨ªa el aficionado, ¡°que en lugar de bailar, se quede quieto¡±.