Numerito
Los medios de comunicaci¨®n tienen la complicad¨ªsima tarea de ayudar a los ciudadanos a ver m¨¢s all¨¢ y no contribuir al grado de infantilismo que preside la escena pol¨ªtica
Tiene raz¨®n el presidente Rajoy al rogar que la visi¨®n de la econom¨ªa nacional no est¨¦ te?ida por perspectivas deprimentes o de cenizo. Tambi¨¦n es cierto que cuesta a?os sacudirse el clima que ayud¨® a crear ¨¦l mismo para alcanzar el poder. Son estos altibajos emocionales los que ponen en evidencia el discurso pol¨ªtico, que se limita a apuntalar un estado de ¨¢nimo que sirva a sus intereses electorales. Los medios de comunicaci¨®n tienen la complicad¨ªsima tarea de ayudar a los ciudadanos a ver m¨¢s all¨¢ y no contribuir al grado de infantilismo que preside la escena pol¨ªtica. Entendido el infantilismo no como algo lleno de esperanza, ingenuidad creativa y ¨¢nimo alegre, sino en su vertiente caprichosa, superficial, eg¨®latra y simplona.
Ha sucedido con el discurso pol¨ªtico en torno a las cifras del paro. Si la encuesta de poblaci¨®n activa ofrec¨ªa un panorama demoledor, que evidencia que una gran cantidad de trabajadores se sienten abandonados por el sistema, los datos de afiliaci¨®n a la Seguridad Social sirven como contrapeso emocional, con un repunte esperanzador. Pero esta guerra de datos reduce el drama del desempleo a una ni?er¨ªa grotesca. La sobreutilizaci¨®n de la cara num¨¦rica del asunto deshumaniza el problema y pareciera que la batalla electoral de dentro de unos d¨ªas la va a ganar un numerito que se inclina arriba o abajo como si en realidad nos guiara una suerte de loter¨ªa oportunista y cortoplacista.
El dato cobra tan desmesurada importancia que acaba por parecer que a la oposici¨®n le vendr¨ªa de perlas que hubiera m¨¢s desempleo y al Gobierno le bastara con un rid¨ªculo crecimiento. El empleo es v¨ªctima de olas y ciclos y la acci¨®n pol¨ªtica rige el margen de protecci¨®n o la entrega de las personas a la precariedad absoluta. Atender a factores m¨¢s ambiciosos y de calado propiciar¨ªa un debate pol¨ªtico m¨¢s nutritivo. Puede que la potencia tur¨ªstica de nuestro pa¨ªs y su actividad hostelera endulcen la estad¨ªstica, pero el drama estructural habla de la nula capacidad para fomentar empleo de futuro, de alta cualificaci¨®n, que atienda a necesidades sin fecha de caducidad como la nueva tecnolog¨ªa, la investigaci¨®n de ¨¦lite en ciencia y medicina, la potenciaci¨®n escolar y la ingenier¨ªa del ocio. Pero es m¨¢s f¨¢cil apostarlo todo al numerito.
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