Contar la crisis en 3,5 minutos
La mala situaci¨®n econ¨®mica se filtra en los cortometrajes del JamesonNotodofilmfest con mucho humor para capear el temporal
Tres minutos y medio es lo m¨¢ximo. A veces menos, como en la secci¨®n Triple destilaci¨®n, limitada a 30 segundos. Y en este tiempo los cineastas que participan en el Jameson Notodofilmfest se han propuesto sintetizar facetas de esa gran debacle econ¨®mica que a¨²n tiene cuerda para rato. Lo han hecho con tres constantes, sentido del humor, pudor y atrevimiento. Y se le puede a?adir una cuarta, muy acorde con el tema, ni un duro de presupuesto. O como mucho un par.
La parte del chivo expiatorio, la minor¨ªa que se lleva los palos cuando las cosas van mal porque a alguien habr¨¢ que echarle la culpa, la cubre Sergio Mil¨¢n (1986, Granada). Sus 250 euros sirvieron para rodar Socialmente muertos, episodio de lo que pretende ser una serie de comunidad de vecinos con un elemento peculiar: zombis. "Yo estaba pensando en c¨®mo tratamos a la comunidad gitana", desvela el director. "Pero quer¨ªamos tener un toque surrealista en el corto y que llamara la atenci¨®n. Al principio pensamos en cosas muy bizarras, como personas con cabeza de animal". Pero al final, como los zombis est¨¢n de moda, zombis fueron. Eso s¨ª, el suyo, que interpreta el propio Mil¨¢n, habla. Y pone de vuelta y vuelta a sus vecinos en la reuni¨®n por su forma de segregarlos a ¨¦l y sus cong¨¦neres.
Con humor se lo toma tambi¨¦n Mart¨ªn Escribano (Madrid, 1988) en Sexto. El leitmotiv del corto, dos vecinas que se mienten en el descansillo, surge de una an¨¦cdota real que vivi¨® el director: "Al terminar mis estudios [direcci¨®n de cine en la ECAM de Madrid], me vi sin trabajo. As¨ª que me cog¨ª un curro temporal de camarero y segu¨ª viviendo con mis padres. Estaba detr¨¢s de la puerta de mi casa cuando escuch¨¦ a mi madre hablando a mi vecina, que le pregunt¨®: '?C¨®mo le va a tu hijo?'. Todo el corto se me ocurri¨® a partir de ah¨ª". El presupuesto de Sexto tambi¨¦n es de guerrilla: 200 euros. C¨®mo estar¨¢n las cosas en el cine espa?ol para que Escribano diga: "Barato no fue". Y eso que la escuela les dej¨® el equipo.?
Atrevimiento hay de sobra en Contraoferta. Humor no, porque el corto nace de una sensaci¨®n cercana al escalofr¨ªo, la que tuvo su director, Jaime Razkin Garmendia (San Sebasti¨¢n, 1973), mientras buscaba casa: "Fui a ver un piso de banco hace unos meses. Se me hizo un nudo en la garganta. Te daba la sensaci¨®n de estar viendo un cad¨¢ver". El corto de Razkin sintetiza en apenas 30 segundos una visita a uno de estos inmuebles, fruto de los deshaucios y la explosi¨®n de la burbuja. Nada m¨¢s all¨¢ de lo anodino de la situaci¨®n parece suceder hasta que se enciende un mechero. "He tenido muchas interpretaciones. La m¨¢s rara, alguien que me dijo que a la chica no le hab¨ªa gustado el piso y lo iba a quemar. Me deprimi¨® bastante [r¨ªe]. Pero bueno, la mayor¨ªa suele acertar con lo que quer¨ªa contar".
El pudor es lo que liga estas tres propuestas. El tr¨ªo de realizadores coincide en que ya no se puede hacer una historia contestataria sin m¨¢s en la que todo gire en torno a la crisis, que eso ya est¨¢ agotado y que el drama del d¨ªa a d¨ªa se tiene que contar dentro de una historia. "Para los temas sociales, no se puede ser pretencioso. Hay que intentar ser sutil. Contar otra cosa y que se entrevean los dramas", indica Razkin. Escribano es m¨¢s suscinto: "Yo creo que al menos hay que poder re¨ªrse un poco de lo mal que van las cosas". Esas cosas que se resumen en los 40 euros en gasolina y Nestea que cost¨® Contraoferta. "Bueno, o tal vez un poco m¨¢s, porque les invit¨¦ a comer", se corrige su director. "Pero por ah¨ª". ?
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