Piketty
Para Piketty la desigualdad seguir¨¢ aumentando si no se corrige desde la pol¨ªtica estatal y propone aumentar la presi¨®n fiscal sobre las grandes fortunas y los altos salarios
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Todo el mundo est¨¢ hablando del libro del economista franc¨¦s Thomas Piketty titulado El capital en el siglo XXI. Se trata de un recorrido por los niveles de desigualdad econ¨®mica en Europa y Estados Unidos en los ¨²ltimos siglos. A partir de datos establece una rigurosa biograf¨ªa de las diferencias salariales y de capital que no termina en una favorecedora estampa de nuestras ¨²ltimas d¨¦cadas. Su obra ha generado una interesante pol¨¦mica, no porque nadie refute sus conclusiones, asumidas por todos como una escalofriante certeza, sino porque a la hora de buscar soluciones las estrategias son enfrentadas. Para Piketty la desigualdad seguir¨¢ aumentando si no se corrige desde la pol¨ªtica estatal y propone aumentar la presi¨®n fiscal sobre las grandes fortunas y los altos salarios.
Esta pol¨¦mica llega lejos de aquellas grandilocuentes declaraciones de Sarkozy prometiendo la refundaci¨®n del capitalismo. Eran los d¨ªas primeros de una crisis del mundo financiero que finalmente impuso sus reglas a los pol¨ªticos y no ese viceversa so?ador que algunos prometieron en un delirio de grandeza. Con 40 mil millones de euros ya perdidos por los espa?oles en su recapitalizaci¨®n de la banca, sin contar los preferentistas estafados y otras ingenier¨ªas criminales que han quedado impunes, nadie afina en la correcci¨®n de un mercado invadido por la copia de mala calidad, la concentraci¨®n de capital y la exclusi¨®n laboral causada por la irrupci¨®n de nuevos modelos de comercio sin que los Estados hayan velado por la protecci¨®n de sus ciudadanos.
Para algunos hay un hilo secreto entre la desproporci¨®n de los endeudamientos que asumieron los Gobiernos y la correcci¨®n a toque de queda a cuenta de los servicios sociales. Entre un pol¨ªtico que gasta 500 millones de euros en reubicar la sede de su alcald¨ªa y ese mismo pol¨ªtico imponiendo tasas para el acceso a la justicia, hay tan solo una d¨¦cada de prodigioso fracaso. Sirva ese ejemplo de c¨®mo se soluciona de manera precaria el agujero en el mantenimiento econ¨®mico de un servicio, pero con el coste de alejar al ciudadano medio de su disfrute. En todos los sectores, la crisis ha resultado ser una crisis de la igualdad, con pa¨ªses que presencian la apertura de una brecha social bajo reformas que en lugar de corregir esa deficiencia la eternizan.
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