El futuro empieza hoy
Los logros art¨ªsticos, sociales y medi¨¢ticos del tebeo no han conseguido a¨²n fundamentar una industria floreciente en Espa?a
El primer Sal¨®n Internacional de Barcelona, celebrado en 1981, nac¨ªa con el impulso de una nueva concepci¨®n del c¨®mic como un medio adulto de posibilidades infinitas. El noveno arte viv¨ªa un momento de efusi¨®n creativa, respeto cultural y presencia medi¨¢tica in¨¦dito, auspiciado por un mont¨®n de revistas donde el c¨®mic de autor exploraba caminos antes cerrados, con atenci¨®n y aprecio al autor nacional. Pero fue un espejismo, un lustro ilusorio que se derrumb¨® como un castillo de naipes para dar paso a casi dos d¨¦cadas de vuelta a un modelo que consideraba el c¨®mic como una expresi¨®n puramente infantil.
Hoy, m¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s, los tebeos vuelven a vivir un momento tan apasionante como prometedor. El c¨®mic de autor ha vuelto a reconquistar un espacio fundamental en la cultura a trav¨¦s de la novela gr¨¢fica, consiguiendo no s¨®lo visibilidad medi¨¢tica, sino consideraci¨®n social. Un logro al que se ha llegado poco a poco, conjugando la influencia de aspectos tan dispares como la instauraci¨®n del Premio Nacional de C¨®mic como el trasvase del g¨¦nero de superh¨¦roes nacido en las historietas al cine, pero sobre todo, por la continua insistencia de autores y autoras que siguen viendo en el c¨®mic una forma de expresi¨®n con incre¨ªbles capacidades, en una lenta progresi¨®n que permite augurar que no volver¨¢ a darse la decepci¨®n de otra burbuja.
El panorama que dibuja hoy una edici¨®n gigantesca en espacio del Sal¨®n es de una diversidad y riqueza fascinante para el lector, que tiene a su disposici¨®n lo mejor de un c¨®mic m¨¢s comercial, representado por el g¨¦nero de superh¨¦roes importado de EE?UU y el manga japon¨¦s (capaz de practicar la autor¨ªa m¨¢s personal y la previsibilidad m¨¢s repetitiva), pero tambi¨¦n una oferta de c¨®mic de autor que reivindica a trav¨¦s de la novela gr¨¢fica una ambici¨®n art¨ªstica sin l¨ªmites, perdida ya la imposici¨®n de los formatos por los avances tecnol¨®gicos y de los g¨¦neros por la demanda social (como demuestra la deslumbrante Fabricar Historias, de Chris Ware), y que incluso protagoniza espacios paralelos como GRAF. Una oferta complementaria que ya no es puesta en el mercado s¨®lo por editoriales que ¨²nicamente publican historietas, como pasaba en 1981, sino por un abanico de peque?as y grandes editoriales que apuestan decididamente porque el c¨®mic sea parte de sus cat¨¢logos.
Parad¨®jicamente, los logros art¨ªsticos, sociales y medi¨¢ticos que el tebeo ha alcanzado en nuestro pa¨ªs en estos primeros a?os del siglo XXI no han conseguido todav¨ªa fundamentar una industria floreciente: la crisis econ¨®mica que est¨¢ masacrando toda la industria cultural y, en particular, la transici¨®n digital que afronta la industria del libro, no son ajenas a un medio que hoy se entronca en ambas realidades. Se han abierto nuevos canales de distribuci¨®n y se han acercado nuevos lectores, pero las tiradas siguen siendo muy limitadas salvo contadas e ilustres excepciones, lo que traduce la labor del autor en un ejercicio de pasi¨®n por el medio. Han desaparecido editoriales y librer¨ªas, pero para un sector que ha vivido en constante crisis, esas dificultades se entienden como retos a los que se puede enfrentar con ¨¦xito: frente al nuevo escenario digital, el c¨®mic se presenta como un objeto art¨ªstico que precisa del papel, pero tambi¨¦n como un g¨¦nero que se adapta como un guante a los nuevos dispositivos electr¨®nicos para encontrar y explotar nuevos recursos y posibilidades narrativas.
M¨¢s que nunca, el c¨®mic tiene futuro.
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