A la captura de ballenas lanzando palabras
El artista Ferm¨ªn Jim¨¦nez Landa evoca aventuras marinas en un proyecto que se inserta en una cadena de inspiraci¨®n
El mar ha entrado esta vez en Consonni, productora de arte contempor¨¢neo radicada en Bilbao. Tambi¨¦n la historia, la m¨²sica, el cine y la literatura. En este espacio se experimenta con una programaci¨®n encadenada, que va de sorpresa en sorpresa. Cuando un artista releva al anterior, toma de ¨¦l o de ella un instante, un elemento, un destello de inspiraci¨®n a partir del cual se desarrollar¨¢ su creaci¨®n. Pero adem¨¢s la idea es escapar de lo tangible para adentrarse en otros territorios. Las propuestas del espacio no consisten en objetos de arte que se pueden contemplar. Ultramarino del artista pamplon¨¦s Ferm¨ªn Jim¨¦nez Landa (1979), que vive en Valencia ¡°y trabaja en cualquier parte¡±, es el ¨²ltimo ejemplo de esta manera l¨ªquida de ver la producci¨®n art¨ªstica y el comisariado. Y precisamente un l¨ªquido, el de la preparaci¨®n colectiva de c¨®cteles que realiz¨® con Festa konspirazioa (la fiesta de la conspiraci¨®n) Black tulip, ¡ªparaguas que acoge temporalmente a un artista o grupo de artistas de manera an¨®nima, con el uso de un seud¨®nimo¡ª, fue lo que tom¨® de base.
Jim¨¦nez Landa compara esta idea de cadena con el juego surrealista del cad¨¢ver exquisito. Su cabeza viaj¨® de la peque?a cantidad que alberga un coctel a la masa de agua del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. Y pens¨® en su adorada Moby Dick; en las historias de los balleneros vascos que cruzaron las aguas para llegar al otro lado en sus chalupas a la captura de los cet¨¢ceos; y en las rancheras que recordaba en las fiestas de los pueblos en el Euskadi en el que creci¨®, y que consideraba vieja tradici¨®n. En su propuesta, la imaginaci¨®n resulta esencial.
La tradici¨®n oral es la estrella de Ultramarino, que celebr¨® su primer encuentro de los dos que lo componen el pasado jueves. Arranc¨® con el relato de una aventura que se mezcla con la historia y un trabajo f¨ªlmico se volc¨® de la pantalla a una de las salas de Consonni. Xabier Agote, presidente de la asociaci¨®n de cultura mar¨ªtima Albaola, y Jon Maia, director del documental Apaizac Obeto Dokumentala, (Los curas mejor) que reproduce a lo largo de 2.000 kil¨®metros y durante 41 d¨ªas el viaje que hizo la ¨²ltima chalupa ballenera que en el siglo XVI lleg¨® a las costas de Canad¨¢, contaron sus peripecias. El concepto que manejan es el de la navegaci¨®n arqueol¨®gica, en la que se rescatan costumbres y vestimenta de la ¨¦poca.
Si primero fue por la palabra, despu¨¦s a esta se la adorn¨® con la m¨²sica, mientras los mejillones o las sardinillas circulaban entre los asistentes, como mayor homenaje al mar. Una ranchera compuesta por Jim¨¦nez Landa cuenta la desaparici¨®n del holand¨¦s Bas Jan Ader, que investig¨® el arte conceptual a trav¨¦s de la fotograf¨ªa, el video o la performance, y, por ir tras su idea de p¨¦rdida de control, desapareci¨® en 1975 en alg¨²n lugar entre Cape Cod (Massachusetts) y la costa irlandesa, en un barco a la deriva. En Ultramarino, el homenaje es tambi¨¦n a ese viaje de la m¨²sica popular mexicana que perdura hasta nuestros d¨ªas en Euskadi, y como muestra sonaron los corridos vascos que nacieron inspirados por fronteras. La planta baja del local que alberga Consonni pintada de azul ayudaba a pensar en el mar; una puerta artesanal realizada para el proyecto evocaba la transici¨®n de espacios.
Moby Dick est¨¢ siempre ¡°como tel¨®n de fondo¡±, como otra de las narraciones cumbre del viaje que se emprende sin m¨¢s ambici¨®n que el propio viaje, sin que el logro de una meta importe demasiado. ¡°Lo que interesan son las relaciones humanas, las b¨²squedas ut¨®picas¡±. Ultramarino tiene una segunda parte que se celebrar¨¢ el domingo 1 de junio, desde el puerto de Bermeo. All¨ª un grupo de personas, que hasta ahora suman 25, tomar¨¢n un barco para avistar ballenas, una ¨¦poca en la que esto "es posible, pero no seguro". Jim¨¦nez Landa, un artista acostumbrado a realizar sus intervenciones en plena calle, ¡°sin hora o lugar¡±, est¨¢ acostumbrado a nadar en la incertidumbre.
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