Declive de Atom Egoyan y espesura verbal de Ceylan
Creo que fue en el Festival de Cannes a finales de los ochenta y principio de los noventa cuando vi las primeras pel¨ªculas del director Atom Egoyan. Y me impresion¨®. Su tem¨¢tica era turbia y poderoso su lenguaje. Le obsesionaban las relaciones entre padres e hijos, las conductas patol¨®gicas de gente aparentemente cotidiana, el mal en sus muy variadas formas. Me turb¨® El liquidador, protagonizada por alguien de una compa?¨ªa de seguros cuyo trabajo consiste en ofrecer ayuda y refugio a gente cuyas casas han ardido. Me emocion¨® El dulce porvenir, que describ¨ªa los efectos devastadores y la pena inconsolable en las familias cuyos ni?os han sufrido un accidente en el autob¨²s escolar. Ex¨®tica era una s¨®rdida y emotiva historia ambientada en los bares de striptease. El viaje de Felicia mostraba el anverso y el reverso de un asesino en serie de mujeres j¨®venes.
Y despu¨¦s se fue apagando el pulso expresivo de director tan complejo. Que su cine fuera minoritario y nunca alcanzara un verdadero ¨¦xito cada vez hac¨ªa m¨¢s reducido el presupuesto de sus pel¨ªculas, los int¨¦rpretes eran anodinos o mediocres, todav¨ªa quedaban en sus guiones sus ancestrales fijaciones pero el talento morboso y l¨ªrico de Egoyan parece haberse esfumado hace demasiado tiempo.
Tanto la insustancial Devil¡¯s knot, que se proyect¨® en el ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n, como The captive, que acaba de exhibir Cannes, parecen una lamentable caricatura de su viejo cine. Y es triste. The captive narra el secuestro de una ni?a por una pareja de sofisticados psic¨®patas, la tortura de los padres y su sentimiento de culpa por no haberlo evitado y la investigaci¨®n de la polic¨ªa a lo largo de ocho a?os, con una mujer negra particularmente afectada en el caso ya que ella tambi¨¦n fue raptada cuando era una cr¨ªa. Esta siniestra tem¨¢tica, que recientemente ha gozado de cr¨®nicas escalofriantes en la serie de televisi¨®n True detective y en la pel¨ªcula Prisioneros aqu¨ª est¨¢ desarrollada de forma tan torpe como poco cre¨ªble. Los personajes resultan falsos, el pretendido suspense genera aburrimiento, los actores y actrices est¨¢n penosos, los di¨¢logos y las situaciones son inveros¨ªmiles, todo desprende el olor y la factura de un telefilme convencional. La perturbaci¨®n que antes lograba este director ha desparecido. Que Cannes haya seleccionado su ¨²ltima pel¨ªcula parece un acto de piedad hacia su antiguo ni?o mimado. Pero en el fondo no le hacen ning¨²n favor.
¡®Winter Sleep¡¯ dedica 200 minutos a contar algo que me parece vac¨ªo
Creo haberme interesado por alguna pel¨ªcula del director turco Nuri Bilge Ceylan, concretamente Lejos, aunque haciendo memoria me cuesta recordar su argumento. O sea, que tampoco debi¨® de impresionarme excesivamente. Pero s¨ª tengo sensaci¨®n de padecimiento con casi toda su filmograf¨ªa, ya que los festivales se disputan su cine y casi toda la cr¨ªtica le considera un maestro. Ante semejante popularidad y los m¨²ltiples galardones que recibe, me afano por encontrar la profundidad y la hermosura de este cine, pero en vano. No hay forma de que me desaparezca el bostezo ante sus presuntamente trascendentes historias. Y adem¨¢s, el metraje de sus pel¨ªculas cada vez es m¨¢s largo. La anterior, ?rase una vez en Anatolia, me result¨® interminable, pero en Winter sleep, que acaba de proyectar la Secci¨®n Oficial, Nuri Bilge Ceylan se ha superado a s¨ª mismo.
Dedica 200 minutos a contar algo que me resulta tan discursivo como vacuo, aunque imagino que se me escapa el arte y la trascendencia de su mensaje. Un actor, escritor e intelectual que ha huido de su viejo mundo para regentar un hotel en un pueblo perdido de Anatolia mantiene conversaciones inacabables sobre todo lo divino y lo humano, en agotadores plano y contraplano, con su joven y nada enamorada esposa, con una hermana amargada que le desmonta sus argumentos y le dice lo que no quiere o¨ªr, con un amigo en posesi¨®n de un nivel cultural similar al suyo y que ha enviudado, con la gente que trabaja para ¨¦l, con los hu¨¦spedes que se alojan en el hotel, con el primero que pasa. En definitiva, que no para de largar. Pero la locuacidad de los personajes y las met¨¢foras que seguramente acompa?an a su existencia no tienen ning¨²n poder hipn¨®tico para este adormilado y embrutecido espectador. La culpa es m¨ªa, que no me entero de nada. Seguro que Winter sleep figurar¨¢ en los premios del palmar¨¦s. Lo que es m¨¢s arduo es que la distribuci¨®n se la disputen ferozmente para estrenarla en los cines comerciales. Tres horas y cuarto sin que ocurra nada apasionante es demasiado tiempo.
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